Angelica Mora.

Nueva York.

 

El número de vírgenes, que prometen las escrituras del Corán a quienes hayan dado la vida por Alá, puede variar de 27 a miles, pero el ofrecimiento de un paraíso especial a los que combaten en la yihad, o Guerra Santa contra "los infieles", tienta el reclutamiento de radicales por parte del estado Islámico y hoy subraya el horror del trato de las mujeres dentro de Afganistán.

CASA POR CASA

A pesar de las promesas de no buscar venganza, los talibanes están yendo casa por casa en busca de mujeres y desafectos al nuevo régimen.

La cacería busca a todos los que se oponían en el pasado a los crueles dogmas y donde -además de mujeres-  se cuenta en la persecución a ex soldados, periodistas e incluso a los homosexuales.

Hoy los talibanes controlan completamente la capital de Afganistán, Kabul, mientras que miles de afganos tratan de huir del horror del presente, con los fundamentalistas religiosos imponiendo su ley, la 'Sharía', y todas las consecuencias que esta tiene para la vida de los ciudadanos, especialmente para las mujeres y las niñas.

Los líderes aseguran que ellos se encargarán de «garantizar la seguridad de las vidas y propiedades». Prometen que «no habrá venganza» y piden a la población «calma».

No obstante, al menos cinco personas han perdido la vida tratando de huir en el aeropuerto de Kabul, en el cual han podido verse imágenes aterradoras de gente tratando de entrar en aviones para salir del país lo antes posible.

PROMESA

Según muchos eruditos del islam, en el cielo cada yihadista varon recibirá en el paraíso 72 doncellas; las mujeres, en cambio, recibirán un solo hombre «con el que estarán satisfechas».
Un paraíso especial espera tras la muerte a quienes hayan dado su vida por Alá en el combate de la yihad, la guerra santa. Esta promesa explica en parte el éxito del reclutamiento de radicales por parte del Estado Islámico (EI) en los círculos más fundamentalistas del mundo musulmán. Y también el carácter arrollador de su ofensiva militar en Irak.
Los combatientes del EI no temen la muerte porque muchos están convencidos del edén que les aguarda si caen bajo la insignia negra del autoproclamado califato.

Desde el siglo X hasta nuestros días, la doctrina tradicional de gran parte de los eruditos musulmanes coincide en señalar que Dios bendecirá de modo especial a los «mártires de la yihad» con siete señales o recompensas. Una de ellas es la concesión a los varones de 72 mujeres vírgenes («huríes»). Las mujeres, en cambio, recibirán en el paraíso un solo hombre «con el que estarán satisfechas».

En diversas colecciones de hadiz -relaciones de dichos y hechos del profeta Mahoma tal como fueron recogidos por sus discípulos- la figura de las vírgenes entregadas como recompensa a los justos tiene siempre claros perfiles sensuales y en ocasiones hasta eróticos. El libro Las Mil y Una Noche está lleno de relatos que describen el carácter voluptuoso de las huríes.

 Pero, a diferencia de la interpretación posterior dada por los hadiz, el Corán no especifica el número de doncellas que recibirá cada varón justo, ni limita esa recompensa a los combatientes de la yihad; pero no deja lugar a dudas sobre la entrega de muchas esposas vírgenes a los varones.

PROHIBICIONES

Las 29 prohibiciones de los talibanes a las mujeres, según recopilación del diaro ABC de España.
El régimen talibán aplica de forma muy estricta la 'Sharía', que afecta gravemente a los derechos humanos, especialmente a los de las mujeres y niñas

Las mujeres y las niñas son las más amenazadas por el nuevo régimen talibán. Es prácticamente imposible abarcar punto por punto el maltrato y los abusos a los que los integristas las someten.

No obstante, la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán (RAWA), ha tratado de explicar las principales prohibiciones y castigos para las mujeres que suponen verdaderas violaciones a sus derechos y a su integridad. Los talibanes aseguran que con sus leyes pretenden «crear ambientes seguros, donde la castidad y dignidad de las mujeres sean por fin sacrosantas, tal y como recogen las creencias Pashtunes sobre la vida en 'purdah' (práctica para ocultar la vida femenina en público)».

Como explican desde RAWA, la lista elaborada ofrece solo una «ojeada sobre la infernal vida que las mujeres afganas están obligadas a llevar bajo los talibán». Las restricciones y maltratos contra las mujeres y las niñas en el régimen talibán que tuvo lugar en Afganistán entre 1996 y 2001 incluyen los siguientes puntos:

  1. El trabajo femenino queda terminantemente prohibido fuera de los hogares. Solo unas pocas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en ciertos hospitales de Kabul para atender a mujeres y niñas.
  2. Las mujeres tienen prohibido salir de casa para realizar cualquier actividad siempre que no vayan acompañados de su mahram, hombre de parentesco cercano, como padre, hermano o marido.
  3. Las mujeres tampoco pueden cerrar tratos con comerciantes masculinos.
  4. La atención médica es también precaria para las mujeres, ya que no pueden ser atendidas por sanitarios varones. Al haber un número tan reducido de médicas y enfermeras, son muchas las que no pueden acceder a una atención adecuada, lo que deriva en problemas de salud de diferente gravedad e incluso la muerte.
  5. La educación está vetada a las mujeres. No pueden acudir a estudiar a escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa.
  6. Las mujeres no pueden mostrar ninguna parte de su cuerpo en público, por lo que están obligadas a llevar un velo largo que les cubre incluso el rostro (burka).
  7. Todas aquellas mujeres que no vistan de acuerdo a las reglas establecidas por los talibán o que no vayan acompañadas de su mahram serán sometidas a azotes, palizas y abusos verbales.
  8. Las mujeres que muestren sus tobillos serán sometidas a azotes en público.
  9. Las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio serán lapidadas.
  10. Se prohíbe el uso de productos cosméticos. De hecho, durante el 'reino del terror' talibán entre 1996 y 2001 se reportaron casos en los que se amputaron los dedos a mujeres a las que se detuvo por llevar las uñas pintadas.
  11. Las mujeres tienen prohibido hablar o dar la mano a varones que no sean su mahram.
  12. Ningún extraño debe oir la voz de una mujer, por lo que las mujeres tienen prohibido reír en público.
  13. También está prohibido que las mujeres lleven zapatos de tacón, ya que pueden producir sonido al caminar (un varón no puede oir los pasos de una mujer).
  14. Las mujeres no pueden subirse a un taxi sin la compañía de su mahram.

    15. Las mujeres no pueden tener presencia en la radio, la televisión o en reuniones públicas de cualquier tipo.
  15. El deporte también está vetado para el género femenino. No pueden practicarlo ni acceder a ningún centro deportivo.
  16. Las mujeres tienen prohibido montar en bicicleta o en motocicleta.
  17. Está prohibido que las féminas lleven ropas de colores vistosos, ya que los talibanes dicen que son «colores sexualmente atractivos».
  18. Las mujeres no pueden reunirse con motivo de festividades con propósitos recreativos.
  19. No pueden lavar la ropa en los ríos o plazas públicas.
  20. En el régimen talibán, ninguna calle, plaza o avenida puede llevar la palabra 'mujer' en su nombre. Así, durante el régimen talibán en Afganistán de los 90, el «Jardín de las Mujeres» de Kabul pasó a llamarse «Jardín de la Primavera».
  21. Las mujeres tampoco pueden asomarse a los balcones o ventanas de sus domicilios. No deben ser vistas.
  22. Para evitar que cualquier extraño pueda ver a una mujer, es obligatorio que las ventanas sean opacas.
  23. Los sastres no pueden tomar medidas a las mujeres ni elaborar ropa femenina.
  24. Las mujeres tiene prohibido el uso de baños públicos.
  25. Existe segregación en los autobuses. Así, hay medios de transporte para hombres y otros para mujeres.
  26. Las mujeres tiene prohibido utilizar pantalones acampanados, incluso cuando estos quedan ocultos bajo el burka.
  27. Nadie puede fotografiar o filmar a mujeres.
  28. Además, está totalmente prohibido publicar imágenes de mujeres impresas en revistas y libros. Tampoco pueden colgarse imágenes de mujeres en casas y tiendas.

A todo esto se les suman otras restricciones, que afectan tanto a hombres como a mujeres y que coartan los derechos y las libertades básicas de la población. Así, los ciudadanos bajo el régimen talibán tienen prohibido escuchar música, ver películas, televisión y, en definitiva, cualquier tipo de vídeo. Además, es obligatorio que todas las personas que tengan un nombre no islámico se lo cambien.

Por otro lado, la juventud está obligada a raparse el pelo y los varones deben llevar indumentaria islámica y gorra. Los hombres no pueden afeitarse o recortarse la barba, la cual debe crecer hasta que queda al menos un puño por debajo de la barbilla.

Durante el régimen taliban en Afganistán a finales del siglo pasado, los talibanes declararon paganas ciertas festividades nacionales, como el tradicional año nuevo, (Nowroz) el 21 de marzo, o el día del trabajo.

REBELION

Hay actualmente grupos de mujeres afganas que están saliendo a las calles dispuestas a desafiar a los talibanes
Las manifestaciones van tomando fuerza a medida que pasan los días, al recordar muchos el régimen talibán entre 1996 y 2001, cuando las mujeres no podían trabajar o ir a la escuela, y eran recluidas en el interior de sus hogares.
Pero hay muchos que temen que el régimen actual imponga por la fuerza su mandato y se produzcan masacres.