Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nacion

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Esta nación se ha convertido en la encrucijada del mundo.

Todos los que seguimos la convulsionada política americana estamos conscientes de que el término “supremacía blanca” es una forma de decir que los blancos son racistas y los negros son sus víctimas. De ahí que me fui al Diccionario de la Lengua Española donde encontré la siguiente definición del racismo: “Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando conviene con otro u otros". Por ninguna parte encontré el color de la piel de víctimas ni de victimarios.

Pero eso no ha sido obstáculo para que los demagogos y oportunistas dividan a la sociedad americana en blancos y negros. El objetivo es hacerse con el poder exacerbando las pasiones de unos contra otros. El corrupto y deteriorado Joe Biden dijo hace unos días que la “supremacía blanca” era el terrorismo doméstico más peligroso en los Estados Unidos. Esto nos es otra cosa que una patraña de un hombre maligno. Por mi parte, no simpatizo con todos los negros ni tampoco con todos los blancos. Me reservo el derecho a escoger mis amistades. Y al que me califique de racista lo mando a bailar con la orquesta de “Enrique Peña”. Una frase con la que mi abuelo para mandar lejos a gente que le molestaba.

¿POR QUÉ ACUSAMOS DE RACISMO A LOS BLANCOS Y NO A LOS NEGROS?

Porque los blancos pueden ser atacados sin repercusiones sociales y alimentando una narración de que los Estados Unidos son una nación de “supremacía blanca”. Nada más lejos de la verdad porque éste es un país de inmigrantes donde están representadas las razas blanca, negra, marrón, amarilla y otras mezcladas o intermedias. La raza cobriza—la primera que pisó los senderos de esta nación—fue diezmada por la avaricia de los colonos de raza blanca.

Por otra parte, la imagen del blanco rubio americano de las películas de Hollywood desapareció hace ya largo rato. Los llamados “afroamericanos” están en todas partes. No hay anuncio de televisión donde no aparezcan blancos, negros, asiáticos e inmigrantes de todas las etnias. Esta nación se ha convertido en la encrucijada del mundo. Nosotros, los inmigrantes, la hemos cambiado  en forma radical. Por desgracia, no siempre para mejor. Como ejemplo, por ahí anda la “Caja de Pandora” de la invasión demográfica de la frontera sur.

TAMBIEN HAY RACISTAS NEGROS.

Si vamos a hablar de racismo no podemos dejar fuera a los racistas negros. En la campaña presidencial de 2012—Obama contra Romney—apareció en la periferia un llamamiento a los negros para que asistieran a las urnas en forma multitudinaria por parte de una organización llamada nada menos que "Negros por Obama".  ¡Qué tremendo rollo se habría armado si hubiera aparecido una organización de “Blancos por Romney”.

LA ORGANIZACIÓN “BLACK LINES MATTER” NO ES OTRA COSA QUE UN NEGOCIO SUCIO.

Muchas veces lleva tiempo descubrir un negocio sucio como “Las vidas Negras Valen.” Se me ocurre el caso de los predicadores religiosos Jim y Tammy Faye Bakker. Durante décadas Jim y Tammy defraudaron a muchos americanos nobles presentándose ellos como gente religiosa. En estos momentos tenemos otra religión y otra casta religiosa. Como los más despreciables ladrones, la gentuza de Las Vidas Negras Valen se aprovecha de la vulnerabilidad de la gente noble para enriquecerse. Ningún grupo es más despreciable en la actualidad que Black Lives Matter.

Hace alrededor de un año que el periódico “The New York Post” reveló el imperio de propiedades inmobiliarias de la fundadora de BLM Patrisse Khan-Cullors. Esta mujer de 38 años ha confesado descaradamente ser marxista por entrenamiento, como si el marxismo fuera una disciplina verdadera. En realidad, la mejor trampa que aprendió en el marxismo fue robarle a quienes creyeron en ella.

UN PUBLICO IGNORANTE   

El público americano ha sido engañado en cuanto al verdadero estado de las razas en este país. En una encuesta realizada en el año 2020 se le pidió a los encuestados un estimado sobre cuantos americanos negros habían sido muertos por la policía en el año anterior. Entre los que se identificaron como “izquierdistas” el 40 por ciento contestó que entre 1,000 y 10,000. La cantidad real fue de 10 ciudadanos negros asesinados por la policía. Los americanos demostraron tener una idea totalmente equivocada de lo que son las razas en los Estados Unidos en este momento.

LA RAZA ESTÁ EN TODAS PARTES.

La raza blanca—hasta el punto en que puede ser determinada en una sociedad multirracial como la americana—no puede ser encajada en  la definición osificada de una mayoría explosiva. Hace poco tiempo—un negro desarmado de 29 años, Tyre Nichols—fue brutalmente  muerto por cinco policías negros de la ciudad de Memphis. Los cinco agentes fueron acusados de asesinato.

Tanto los cinco policías como la víctima eran negros. El jefe de la policía de Memphis es negro. El asistente del jefe de la policía es negro. El 60 por ciento de la fuerza policial es de raza negra. La población blanca de la ciudad de Memphis es solamente el 25 por ciento.

En el colmo de los colmos, tan pronto como se anunció la muerte de Nichols los cinco policías negros fueron acusados de “racismo sistemático”. Varios activistas negros declararon que los policías habían actuado bajo la influencia del “racismo blanco”.  Otros declararon que acusar de asesinato a los agentes negros era en sí un acto de racismo. La ironía es que, cuando todo se convierte en racismo, nada es racista.

LA POBREZA ES DETERMINADA POR LA CLASE SOCIAL

En concreto, la clase, no la raza, es el factor determinante de la pobreza en América. La raza ya no es el sinónimo de la pobreza en Estados Unidos. Para ser pobre no hay que ser negro. Por eso, no es casualidad que la industria de la identidad se esfuerce por adjuntar algún prefijo como “sistemático” o “implícito” a “racismo” o “micro’ to “agresión” con el propósito de prolongar un prejuicio que ya no es obvio. Los Estados Unidos son la única republica multirracial y constitucional en la historia de la humanidad.

Por otra parte, para sobrevivir en un mundo convulsionado y hostil como en el que vivimos el ejemplo de los Estados Unidos requiere concordia entre sus habitantes. Pero la cohesión nacional es sólo posible si los ciudadanos subordinan sus intereses tribales a una cultura común. Solamente entonces dejaran de ser autómatas de tribus que se enfrentan las unas a las otras.

LA SABIDURÍA DE BENJAMIN FRANKLIN

A medida que el mundo es cada día más peligroso, los americanos deben—como una vez lo advirtió aquel patriota y portento intelectual que fue Benjamin Franklin—mantenerse unidos o de lo contrario, prepararse para perecer cada uno por separado.   

9-19-23