Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nacion

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Según la revista Forbes, en sus cuatro años en la Casa Blanca, Trump perdió la tercera parte de su fortuna.

A fines del año pasado, el expresidente Donald Trump fue el primero en anunciar sus intenciones de volver a la Casa Blanca. Todo el mundo sabe que Trump es un guerrero que no se resigna a dejar de pasar la cuenta a los demócratas por el robo de la presidencia en 2020. Entrando ya en este 2023 son varios los republicanos que han anunciado sus intenciones de competir por la postulación del partido. Esa es precisamente la forma en que funciona una democracia plena como la de los Estados Unidos. Aquí no hay príncipe heredero como en España ni designado a dedo como en la Cuba totalitaria. Hay que ganar con el apoyo del pueblo.

Pasemos ahora revista a los candidatos republicanos a la presidencia con mayores probabilidades—aunque remotas—de destronar a Trump en las primarias del partido y de resultar victoriosos en las elecciones generales de 2024. Cualquiera de ellos sería mejor que Joe Biden pero ninguno tendría la experiencia en el cargo y la capacidad para confrontar los agravios a que fue sometido Donald Trump en sus cuatro años en la Casa Blanca.

Yo digo que: “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Un refrán que llama a la cautela, pues afirma que no conviene arriesgar aquello que se tiene o se conoce por algo que es supuestamente mejor. Además, todas las encuestas nacionales muestran a Donald Trump con una ventaja saludable sobre cualquier otro contendiente y, a pesar de toda la controversia que genera, sigue siendo popular entre los votantes republicanos, indicó The Hill. Al mismo tiempo, una reciente encuesta de The Economist-YouGov mostró que un 70% de los votantes republicanos lo veían favorablemente.

Por otra parte, muchos de los actuales candidatos republicanos a la presidencia afirman que la era de Donald Trump ya ha pasado y que se necesita sangre nueva. Yo no estoy tan seguro de que esa era haya pasado. De lo que si estoy totalmente seguro es que Donald Trump será la piedra en el camino que tendrán que superar los aspirantes a la presidencia por el Partido Republicano. Veamos a algunos de ellos.

RON DESANTIS

El gobernador de Florida ganó la reelección hace menos de un mes y ha expandido enormemente su influencia política fuera del estado. Otro factor a considerar es que DeSantis recaudó más de $100 millones de pequeños donantes en todo el país e incluso ha atraído donaciones de algunos de los donantes de Trump. Asimismo, en una encuesta de Americano Media a votantes hispanos en octubre, se encontró que en una hipotética primaria republicana de 2024 con 16 nombres en la lista, Trump supera a DeSantis 48% - 30%. Nadie más en esa lista obtiene más del 2%.

TED CRUZ

Las encuestas indican que Trump y DeSantis están muy por encima de otros en el campo potencial para la nominación republicana de 2024. Y Ted Cruz, quien fue el rival más serio de Trump en 2016, es probablemente el mejor del resto de los posibles candidatos. Es firmemente conservador, un muy buen recaudador de fondos y tiene un alto perfil nacional.

GLENN YOUNGKIN

Youngkin es el gobernador de Virginia. Su triunfo el año pasado causó emoción entre su partido por tratarse de un estado que Biden ganó por 10 puntos en 2020. Sus seguidores estuvieron aún más sorprendidos pues ganó con una campaña que ni aceptó ni rechazó por completo a Trump, y con un fuerte énfasis en los derechos de los padres en la educación. Algunos vieron en este triunfo un modelo para campaña republicana ganadora en una era post-Trump.

MIKE POMPEO

El desempeño que mostró Pompeo como secretario de Estado le da cierta seriedad y autoridad, pero no es claro si tiene el carisma para llegar hasta el final de la contienda o hay un espacio “Pro-Pompeo” entre el partido republicano. Conoce de primera mano el conflicto de los Estados Unidos con China Comunista, el principal adversario de Washington como primera potencia mundial. Es además un hombre brillante que se graduó con honores en la Academia Militar de West Point.

NIKKI HALEY

La exgobernadora del estado de Carolina del Sur y exembajadora en las Naciones Unidas fue la primera en declarar su aspiración a la presidencia. Suele jactarse de su trayectoria en la que ha desafiado las expectativas políticas. Dice que “nunca he perdido una elección, y esta no será la primera”.

En un alarde de bravuconada dijo hace unos días: “Quiero que ustedes sepan esto sobre mí. No tolero a los matones. Y si les devuelves el golpe, les duele aún más si llevas tacones”, dijo Haley. “Soy Nikki Haley y soy candidata a la presidencia”. Sin dudas se refería a Donald Trump.

MIKE PENCE

El ex congresista, ex gobernador de Indiana y ex vicepresidente Mike Pence—en marcado contraste con su ex jefe Donald Trump—dice no tener en prisa en declarar su aspiración a la presidencia en 2024, pero ha aclarado que mantiene la puerta abierta a una postulación presidencial.

En declaraciones formuladas hace una semana en The Willage, un bastión republicano en el centro de la Florida, Pence dijo que “creo que todavía queda suficiente tiempo”. Sus relaciones con Trump se deterioraron cuando Pence se negó a cumplir las órdenes del presidente en el descalabro del 6 de enero en el Capitolio.

TIM SCOTT

Un senador de raza negra que representa a Carolina del Sur en la Cámara Alta. Ha sido calificado como un “Uncle Tom” por los demócratas que no perdonan a ninguna persona de su raza que milite en las filas del Partido Republicano. Exhibe con orgullo su origen humilde.

Según el mismo Scott, su familia fue de las siembras de algodón en Carolina del Sur al Capitolio de los Estados Unidos en Washington. En unas declaraciones recientes, Scott se refirió a quienes lo atacan en el Partido Demócrata con estas palabras: “La realidad es que ellos quieren las controversias, no las soluciones. Su único interés es el poder.”

LAS PRIMARIAS DE 2024

Para entender mejor lo que podría pasar en estas primarias republicanas de 2024 es importante pasar revista a las primarias de 2016. En aquel momento se presentaron 17 aspirantes a la postulación presidencial por el partido del elefante. Muy pocos analistas creyeron que Donald Trump sería postulado. Para muchos Trump era un multimillonario aburrido que se había convertido en un chiste. Entre los demás aspirantes había luminarias que disfrutaban de popularidad dentro de la maquinaria del partido. Entre ellos Jeb Bush, Marco Rubio, Mike Huckabee  y Ted Cruz.

Pero Donald Trump resultó ser la sorpresa. Su carisma y su sentido del humor la dieron la victoria. La emprendió contra sus adversarios haciendo mofa de ellos. A Jeb Bush lo califico de “low energy”, baja energía. A Marco Rubio le dijo “Little Marcos’, pequeño Marcos. A Ted Cruz le dijo “lying Ted”, el mentiroso Ted. A Ben Carson lo definió como “Sleepy Ben”, el dormido Ben. Esta es la cara implacable de Donald Trump.

En esta contienda ya empezó a enfilarle los cañones al adversario con más probabilidades de destronarlo, el Gobernador de Florida, Ron DeSantis, a quien le ha endilgado el sobrenombre de RonDeSanctimonious. Quienes lo reten en esta ocasión tienen que estar preparados a soportar todos estos castigos sicológicos y verbales. No en balde alguien ha dicho que la política es “un juego al duro”. No hay lugar para niños de mamá.

Por otra parte, Donald Trump tiene su cara idealista y patriótica. No está en esta contienda para hacerse rico porque ya la es. Está en ella porque ama a los Estados Unidos. De hecho, es uno de los pocos, quizás el único, a quien la política le ha costado dinero. Según la revista Forbes, en sus cuatro años en la Casa Blanca, Trump perdió la tercera parte de su fortuna.

Esa fortuna bajó de 3,500 millones a 2,400 millones. ¡Qué marcado contraste entre el patriota Donald Trump y la mafia corrupta y perversa de la familia Biden! Para la contienda de 2024 la suerte está echada. De ustedes y de mí depende—parodiando a mi difunto e ilustre amigo Guillermo Martínez Márquez—que “se salve o se pierda América”.

2-21-2023