Por Alfredo M. Cepero

Director de www.lanuevanacion.com

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Ahora es Joe Biden quién tiene las manos machadas con la sangre de los mártires de Ucrania.

Según mis percepciones personales, la luz es el movimiento, la transparencia y el coraje. La sombra es la inercia, el misterio y la cobardía. Los Estados Unidos pasan en este momento por una noche que parece no tener fin. Pero ustedes y yo sabemos que nada es eterno bajo los cielos de Dios y que—las parciales de 2022 y las generales de 2024—serán el final de esta noche tenebrosa que ha transformado lo que una vez fue un imperio respetado y temido en la vergüenza de sus ciudadanos y la burla de sus enemigos. La culpa descansa en la imagen deprimente que proyecta el actual inquilino de la Casa Blanca. Porque la fuerza de la presidencia no descansa en el lugar donde vive el mandatario sino en el carácter y la capacidad del presidente de turno. Este que tenemos ahora es una total y absoluta desgracia.

ALGUNOS INQUILINOS DE LA CASA BLANCA

Veamos algunos de los anteriores. Construida hace 222 años por George Washington, quién nunca vivió en ella, el primero en ocupar la Casa Blanca fue John Adams. Por ella han pasado, entre otros muchos, el multifacético Thomas Jefferson, el compasivo Abraham Lincoln, el corajudo Theodore Roosevelt, el pusilánime Jimmy Carter y el gigantesco Ronald Reagan. Por ella han pasado muchos sinvergüenzas, pero mencionarlos a todos haría la lista demasiado larga. Me limito a decir que este “rascabucheador” de Joe Biden, el número 46, es el más inepto, más corrupto y más oportunista de todos los presidentes americanos en los últimos cien años. Como Nerón tocando el arpa durante el incendio de Roma en el 64 AD, Biden toca el “arpa del cambio climático” mientras la clase media americana sufre bajo una inflación galopante y unos precios astronómicos del combustible.

PETROLEO VENEZOLANO

Pasemos revista a algunas de sus fechorías. La presión del pueblo americano sobre Biden a causa de la destrucción de Ucrania por el genocida Vladimir Putin lo obligó a cancelar las compras de petróleo a Moscú. Pero como él disfruta negociando con tiranos, Biden envió una delegación a Venezuela para comprar petróleo a Nicolás Maduro. Sin embargo, se vio obligado a dar “marcha atrás” cuando el senador demócrata Bob Menéndez y el republicano Marco Rubio se opusieron enérgicamente a la posibilidad de que la administración de Joe Biden reanudara la compra de petróleo a la Venezuela gobernada por el "dictador" Maduro. Al mismo tiempo, el presidente de Colombia, Iván Duque, viajó a Washington para reunirse con Joe Biden, y le ofreció el petróleo colombiano, presentándolo como una mejor alternativa que el venezolano.

LOS NEGOCIOS SUCIOS DE HUNTER BIDEN.

Una exposición de los correos electrónicos de Hunter Biden publicados por The New York Post mostró al frecuentemente problemático hijo de Joe Biden, aprovechando el acceso a su padre, entonces vicepresidente, y presentándole al ejecutivo de una compañía de gas ucraniana, que estaba bajo escrutinio en ese momento. Asimismo, Hunter Biden recibió 3,5 millones de dólares de Elena Baturina, la viuda multimillonaria de Yuri Luzhkov, antiguo alcalde de Moscú y asociado conocido de Putin. Al mismo tiempo, en su libro “Secret Empires”, el investigador Peter Schweizer describe la forma en que la  empresa de Hunter cerró un trato con el Banco de China, de propiedad estatal, y creó el fondo de inversión de 1.000 millones de dólares llamado Bohai Harvest RST (BHR por sus siglas en inglés).

EL VIEJO CORRUPTO

En marzo de 2016, Joe Biden hizo uno de sus muchos viajes a Ucrania. Allí, en persona, les dijo a los líderes del país que tenían que deshacerse del fiscal Viktor Shokin, si querían los mil millones de ayuda estadounidense. Biden estaba preocupado de que Viktor Shokin investigara a Hunter. Un tiempo más tarde, en un discurso ante el Council of Foreign Relations, Biden admitió haber chantajeado a los ucranianos y cito: "Les dije que me iba en seis horas (...) si no lo despedían no recibían el dinero. Y, al final, el hijo de puta, fue despedido". La mala palabra es de Biden.

LA VERDADERA COLUSIÓN CON RUSIA.

Los demócratas se pasaron tres años acusando a Donald Trump de ser un agente de Vladimir Putin. Al final fueron incapaces de probar sus mentiras. Pero la verdadera conspiración con Rusia fue la de Barack Obama y la de Joe Biden. A tal punto de que Biden pidió a Putin que fuera su intermediario en las conversaciones con los clérigos iraníes.

Al final se desmoronó  el castillo de naipes cuando Rusia exigió que todo acuerdo para que la República Islámica reanudara su programa nuclear fuera acompañado de una garantía firmada por el Secretario de Estado norteamericano que eximiera de sanciones al vínculo comercial, técnica y militar entre Moscú y Teherán. Sin firma de Rusia no habría acuerdo nuclear, y sin firma de EEUU no habría firma rusa. Antony Blinken se negó a firmar la exención que pedía su par Serguéi Lavrov. No hubo acuerdo nuclear.

¿QUIÉN TIENE LA CULPA DE QUE UCRANIA NO HAYA RECIBIDO AVIONES POLACOS?

Según el portavoz del Pentágono, John Kirby, el secretario de Defensa de EE.UU. Lloyd Austin dijo al ministro de Defensa de Polonia que EE.UU. no apoya la transferencia de aviones de combate MiG-29 a la Fuerza Aérea de Ucrania, ya sea que Polonia los transfiera a Ucrania y EE.UU. respalde la flota de Polonia o que Polonia transfiera los MiG-29 a EE.UU. para luego darlos a Ucrania. Ahora es Joe Biden quién tiene las manos machadas con la sangre de los mártires de Ucrania.

LOS VERDADEROS “MACHOS”

En marcado contraste con la cobardía de Biden, los primeros ministros de Polonia, Eslovenia y la República Checa viajaron la semana pasada en tren a Kiev para mostrar su respaldo a Ucrania mientras el bombardeo ruso se acercaba al centro de la capital. Los tres líderes procedieron con el viaje pese a temores dentro de la Unión Europea sobre los riesgos de seguridad de viajar dentro de la zona de guerra. No se revelaron más detalles sobre el itinerario, a excepción de que los tres se reunieron con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy y con el primer ministro Denys Shmyhal.

LA COREOGRAFIA DE LA HIPOCRESÍA.

Ante el ejemplo de estos tres ministros, Biden tenía que hacer aunque fuera un alarde de solidaridad con el pueblo de Ucrania. En tal sentido, la Casa Blanca ha anunciado que Joe Biden viajará a Bruselas en los próximos días para una reunión con los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN). No irá como habrían ido Ronald Reagan o Donald Trump a dictar pauta para los demás participantes. De eso nada. Irá a hacer “acto de presencia” y a recibir instrucciones de unos antiguos aliados que ya no escuchan a Washington sino a Pekín.

EL DEPRIMENTE PANORAMA ACTUAL

¡Dios mío! Nos encontramos en manos de un presidente incapacitado que es prisionero de los asistentes con que Barack Obama lo ha rodeado y de una vicepresidenta que carece de todo talento y de toda experiencia. Entre un “jamonero”—como llamábamos en Cuba a los rascabucheadores—y una mujer promiscua que ascendió al poder utilizando sus atractivos sexuales. Nos encontramos en un momento en que el gobierno de Arabia Saudita está demasiado ocupado para contestar una llamada de Joe Biden, el presidente de la que fuera una vez la primera potencia mundial. ¡Esto es humillante!

LA REDENCIÓN ESTÁ A LA VUELTA DE LA ESQUINA

Ahora bien, muy pronto tendremos en América  un presidente que defenderá los intereses de este pueblo. Y muy pronto tendremos un consejo de ministros con líderes serios que sabrán cómo utilizar su influencia para construir un mundo mejor. Pero eso no ocurrirá hasta noviembre de 2024. Mientras tanto, este país continuará caminando por un campo minado de retos y el mundo será cada día más peligroso. ¡Tenemos que apretarnos los cinturones!

3-16-22

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