Alfredo M. Cepero
Director de La Nueva Nacion
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“El FBI se confabuló con organizaciones de internet como Facebook y Tweeter para influir sobre los resultados de las elecciones de 2020”
Hasta los más ignorantes saben que en una democracia gobiernan los funcionarios electos por el pueblo y no los burócratas a quienes nadie ha elegido. Así lo determinaron los Padres Fundadores de la democracia americana cuando redactaron su constitución. Por eso asignaron a la Cámara Baja—la institución más cercana al pueblo—la autoridad de determinar el presupuesto de los distintos organismos que integran el gobierno de la nación.
Pero, con el advenimiento de la Gran Depresión de 1933, las relaciones entre gobernantes electos y burócratas comenzaron a cambiar de manera radical. Todo coincidió con la llegada al poder del Presidente Franklin Delano Roosevelt en marzo de 1933. Había que andar de prisa para dar solución a los grandes problemas confrontados por la nación. Roosevelt devolvió la confianza en sí mismo al pueblo americano cuando afirmó en su discurso de toma de posesión: “No debemos tener otro miedo que miedo al miedo”
Basados en la presunción de que era necesario el poder del gobierno federal para sacar al país del atolladero en que se encontraba el equipo de Roosevelt puso en vigor proyectos de reforma bancaria, leyes agrícolas, programas de trabajo y sistemas de asistencia social. Todos ellos fueron administrados por burócratas que formaban parte del poder ejecutivo. Los poderes legislativo y judicial fueron relegados a un segundo plano.
Pero, teniendo en cuentas que el hombre es un “animal de costumbre”, lo que fue un período de excepción adquirió naturaleza de permanencia. Aunque en forma sutil, los burócratas se atrincheraron en su poder y se negaron a devolverlo a los funcionarios electos. En este momento, de los 2 millones de empleados federales en el pantano de Washington el 90 por ciento milita en la izquierda y, como era de esperar, vota por los demócratas.
El más poderoso de aquellos burócratas se llamó J. Edgar Hoover. Este hombre convirtió al Buró Federal de Investigaciones en una especie de mafia gubernamental. Durante 50 años de servicio federal Hoover chantajeó a 8 presidentes para que le permitieran utilizar al FBI como herramienta de intimidación.
En 2017, Christopher Wray se convirtió en el octavo Director del FBI y ha seguido los pasos de los directores anteriores. Según el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy: “El FBI se confabuló con organizaciones de internet como Facebook y Tweeter para influir sobre los resultados de las elecciones de 2020”. Por su parte, la Jefa de Edición de la publicación “The Federalist”, Mollie Hemingway, declaró a Fox News que “el FBI alteró los resultados de las elecciones de 2020.”
Otro factor a considerar en la destrucción de la democracia americana son los grandes medios de prensa y comunicación como Google, Facebook, CNN, MSNBC, CBS, The New York Times, The Washington Post y otros. Pero todos, absolutamente todos, denuncian los errores de los conservadores y ocultan los delitos de la izquierda. Así fue como le robaron la presidencia a Donald Trump.
Hasta una organización prestigiosa como DIRECT TV se ha unido a esta comparsa de la iniquidad eliminando a NEWSMAX entre los canales que son transmitidos por ellos. Ya lo habían hecho con otra organización conservadora como ONE AMERICA NEWS. No es casualidad que ambas sean medios de expresión de los americanos conservadores.
Por otra parte, Elon Musk ha cambiado las reglas del juego y les ha echado a perder la fiesta. Su revelación de las razones por las cuales los funcionarios de Twitter bloquearon el contenido de la computadora de Hunter Biden constituye un momento definitorio en la historia política americana.
Consideremos el hecho de que el Director de Facebook, Mark Zuckerberg, admitió recientemente al periodista, Joe Rogan, que en el otoño de 2020 el FBI le advirtió que estuviera al tanto de elementos de desinformación procedentes de Rusia. No me cabe la menor duda que Twitter recibió la misma advertencia.
Además, según el reportero de Intercep, Lee Fang—y tal como lo ha confirmado un ex funcionario de Twitter—el FBI sostuvo entrevistas semanales en el Valle de Silicón con funcionarios de internet sobre la forma de mantenerse alerta con respecto a asuntos de desinformación. Como era de esperar, su definición de “desinformación” incluye cualquier cosa que pudiera perjudicar a Biden o a los demócratas. Para estos arrogantes del FBI: “Cualquiera es mejor que Trump”. Así decíamos los cubanos de Batista y nos sacamos a Fidel Castro. Y que conste que nunca fui, he sido, ni soy batistiano. Solamente uso la lógica y el sentido común.
Ahora sabemos que el FBI estuvo en posesión de la computadora de Hunter durante un año antes que los medios de publicidad revelaran su contenido. Y no es necesario ser cínico para creer que el FBI mantuvo engañados a los medios de publicidad sobre esta información porque sabía que la misma era verdad.
Por su parte, a los grandes medios de información les queda la asignatura pendiente de reconocer lo que verdaderamente ocurrió con la computadora de Hunter. Si alguna vez la mencionaron fue para decir que era “desinformación rusa”. Pero esa mentira no se las creyeron ni ellos mismos.
El New York Times, por ejemplo, esperó cuatro días para publicar un artículo en que ponía en dudas las informaciones del New York Post. Aún en este momento resulta desconcertante que los reporteros del Times, con acceso a Tony Bobulinski, no hayan reproducido su correo electrónico donde éste identificaba a Joe Biden como “the big guy” que recibía el 10 por ciento de un negocio de Hunter con un conglomerado de China Comunista.
Me hago entonces la pregunta sobre si el “big guy” se benefició con estos negocios ilícitos. ¿Se benefició el presidente de los Estados Unidos vendiendo acceso a su persona y a su cargo? Nadie en la falsa prensa americana está interesado en desenredar este entuerto.
Después de todo, esta prensa y los demócratas fueron compañeros de equipo en el juego para elegir a Hillary Clinton en 2016. Aquella vez fallaron pero esta vez estaban decididos a triunfar a toda costa. Por lo tanto, no es importante mirar muy de cerca cómo llegó Biden a la Casa Blanca. Yo me sospecho que por la puerta trasera.
Lo que sí puedo decir con absoluta certeza es que esta diabólica confabulación tiene tres patas: el gobierno, la gran prensa y los medios de internet. Esta no es una cuestión sólo para historiadores porque ahí tienen la forma descarada en que la gran prensa ignoró las revelaciones de Elon Musk. Y debemos de tener mucho cuidado con ignorar su poder. Recordemos que Joe Biden está en la Casa Blanca porque millones de votantes no se enteraron del contenido de la computadora de Hunter. Quienes perpetraron ese crimen no son una amenaza a la democracia. Son mucho más. Son los destructores de la democracia.
2-6-23