Dr. Oscar Elías Biscet

Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos

Presidente del Proyecto Emilia

Medalla Presidencial de la Libertad

Sígame en: http://www.twitter.com/@oscarbiscet

 

Un nuevo orden, con la prevalencia de China comunista, no traerá paz duradera: solo es posible con más libertad económica y asegurar libertades fundamentales.

El COVID-19 impuso un aplazamiento de los festejos por el triunfo de los Aliados sobre el nacismo. El 8 de mayo se cumplió el septuagésimo quinto aniversario de la capitulación de la Alemania nazi y el fin de la Segunda Guerra Mundial (SGM) en Europa y el surgimiento de un nuevo orden internacional que enriqueció a la humanidad: la democracia representativa.

Del mismo modo en que los Aliados liberaban a Europa del nacionalsocialismo y la libertad y la democracia resurgían como esencia natural en su parte occidental, en su región oriental otra ideología radical se apoderaba de esos pueblos.

La naturaleza extremista fue la esencia de los regímenes totalitarios que se instauraron a la fuerza en los países ocupados de la Europa del Este y que fuera bien descrito por Winston Churchill: “De Stettin, en el Báltico, Trieste, en el Adriático, ha caído un telón de acero a través del continente. Detrás de esta línea se encuentran los antiguos estados de la Europa central y oriental. Varsovia, Berlín, Praga, Viena, Budapest, Belgrado, Bucarest y Sofía, todas estas famosas ciudades y sus poblaciones en torno a ellas permanecen en lo que yo debo llamar el área de influencia soviética, y todas están sujetas, de una y otra forma, no solo a la influencia soviética, sino a una elevada, y en muchos casos crecientes, medidas de control de Moscú”.

En ese mismo discurso, de marzo de 1946, continúa expresando Churchill: “Cualquiera que sea la conclusión que se saque de estos hechos, esta no es realmente la Europa liberada por la cual nosotros hemos luchado. Tampoco la que tiene la esencia de la paz duradera”.

El primer ministro británico Churchill tenía razón, en la región ocupada por los ejércitos soviéticos dieron lugar a los regímenes totalitarios, la Unión Soviética adquirió la bomba atómica y se comenzó la guerra fría a escala mundial. Y aunque se consiguió la fundación de las Naciones Unidas, la creación de la Declaración Universal de Derechos Humanos y los Partos Internacionales Civiles y Políticos y Económicos, Sociales y Culturales, todos estuvieron manipulados por la URSS y los países satélites socialistas, en detrimento de la libertad y la democracia.

Han pasado 75 años y ocurrido muchas cosas favorables a la democracia, como la caída del socialismo real y la desintegración de la Unión Soviética, que resultaron el fin de la guerra fría y la libertad para esos pueblos. Por eso, en este aniversario 75 del triunfo de los Aliados sobre el Nacional Socialismo, los mensajes del presidente Donald Trump y la reina Isabel son importante para sostener la libertad y la democracia pos pandemia COVID-19.

El presidente Trump recordó el heroísmo y sacrificio del pueblo estadounidense en derrocar al nazismo y el sostenimiento de la luz de la libertad y sus palabras fueron esperanzadoras y llena de patriotismo que representa un homenaje y la convicción de la nación de superar las dificultades del momento; por eso dijo: “Hoy al reflexionar sobre el 75 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa, se nos recuerda que ningún desafío es mayor que la resolución del espíritu estadounidense. En los últimos meses, nuestra nación ha enfrentado una notable adversidad durante la pandemia del coronavirus. Pero tal como hemos hecho tantas veces antes, Estados Unidos triunfará y emergeremos de este país más fuertes y más unidos”.

Del mismo modo visionario y de sostenimiento de la libertad, nos dejó en su mensaje la reina Isabel II, que hizo un recordatorio de ese día de la victoria en la SGM, cuando era princesa, esbozó el discurso de su padre, el rey Jorge VI, recordó la presencia del primer ministro Winston Churchill y de muchedumbres alegres del pueblo británico.

En esta ocasión, la Reina revivió momentos de aquel entonces, que se ajustan a la nueva realidad del siglo XXI y expresó que “Y mientras celebramos la victoria en Europa, sabíamos que habría más sacrificios. No fue hasta agosto cuando finalizó la lucha en el Lejano Oriente y la guerra terminó”.

Muchas personalidades políticas, científicas, profesionales, de las artes, deporte e incluso la gente sencilla han planteado que esta pandemia de COVID-19 es como una guerra contra un enemigo invisible. Lo cierto es que no hubo que disparar tiros ni bombas para paralizar fabricas ni negocios, desbordar los hospitales de enfermos y muertos que superan sus capacidades y las gentes están refugiadas dentro de sus casas y las calles y ciudades sin el deambular de las almas humanas.

Por supuesto, más de una docena de altas figuras políticas en EEUU no se conforman con la visión de accidente o proceso natural de evolución de la neumonía de Wuhan y están en la búsqueda del grado de implicación de las autoridades del partido comunista chino en un ataque bioterrorista sobre la nación americana.

En realidad, el Partido Comunista de China quiere imponer un nuevo orden mundial y aprovechar esta crisis de salud y en otras diferentes esferas para que su país surja como la única superpotencia en el mundo y, además, cuenta con sus agentes en suelo estadounidense que recientemente han llamado a la instauración socialista en una carta pública firmada por actores de renombres, a la huelga general, a la revolución socialista, y al apoyo incondicional a la dictadura castrocomunista, quizás en búsqueda de su servicio de inteligencia.

Un nuevo orden, con la prevalencia de China comunista, no traerá paz duradera; por lo que las palabras proféticas de Isabel II deben cumplimentarse para reafirmar y restructurar en mejora el ordenamiento político, económico y social surgido de la posguerra; que solo es posible con más libertad económica y asegurar las libertades fundamentales y entonces, podremos decir que hemos honrado aquellos defensores de la llama de la libertad.

https://www.diariolasamericas.com/opinion/la-era-post-coronavirus-una-mejor-estructuracion-mundial-n4199100