Dr. Oscar Elías Biscet

Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos

Presidente del Proyecto Emilia

Medalla Presidencial de la Libertad

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El pueblo dominicano se creció en amor altruista al defender desde la ley la vida de todo ser humano, en especial por lo que están por nacer, y a través de sus parlamentarios aseguraron el derecho a la vida en el país.

Los parlamentarios dominicanos se reunieron para una reforma del Código Penal y recibieron grandes presiones de los agentes globalistas internacionales para convertir a la nación a la cultura de la muerte y destrucción de la familia natural. Esta situación fue rechazada por 110 de 190 diputados y 18 de los 32 senadores en la votación del 15 de marzo de 2021.

El líder provida dominicano, Juan Polanco, declaró al diario Aciprensa, que fue una victoria provida, en referencia de la no inclusión en el nuevo Código Penal de las variantes abortistas que ponían fin a la vida humana del nonato en los casos de malformaciones genéticas, que pusieran en riesgo la vida de la madre o cuando esta sea resultado de violación o incesto.

Estas tres justificantes de la cultura anti-vida fueron utilizadas en muchos países para el inicio de la despenalización del aborto y luego con en el tiempo extender el proceso a cualquier etapa de la vida de ser humano en el seno materno e incluso en algunos casos y países el aniquilamiento de la vida es después del nacimiento de la persona humana.

En el siglo XX comenzó esta política proabortista a gran escala en el mundo, el primer país en hacerla un proceso oficial del Estado, voluntario y gratuito, fue la Unión Soviética (1920). En Cuba republicana también se dieron esos pasos y aprovecharon la futura cancelación de la Constitución de 1901 para imponer esos criterios iniciales en la nueva ley penal país (1936).

El régimen castrocomunista expandió ese proceso como un derecho y aunque limitado y en casos de grave situación se realizan libremente en violación de sus propias leyes. Incluso utiliza el aborto, también el fraude, para mejorar sus estadísticas de salud referente a la mortalidad infantil.

Por supuesto, existen evidencias científicas de que la vida humana surge desde la concepción y sus diferentes etapas del desarrollo intrauterino hasta su fin natural. El proceso de vida está demostrado por la biología, la genética y la nueva vida humana engendrada es propia, única y diferente a la de la madre.

Los nuevos adelantos científicos técnicos, en especial, la biología molecular, la genética, la nanotecnología, la robótica y otras ramas del saber humano se deberían utilizar para el mejoramiento de la existencia humana y no ir por el camino del odio, la destrucción y la muerte entre humanos, amparados en la eugenesia y eutanasia, impulsadas por ideologías radicales que se enfocan en la ingeniería social darwiniana.

En realidad, no existe nada digno que justifique la aniquilación de la vida humano no nacida, todo puede solucionarse y más en esta época de gran desarrollo científico en la sociedad. Además, estos niños no nacidos son los entes humanos más inocentes y débiles a pesar de estar protegidos en el claustro materno.

Cinco países latinoamericanos tienen políticas amplias de defensa de la vida humana y son Dominicana, Haití, Nicaragua, Honduras y El Salvador, a despecho de las intensas presiones de poderosos individuos de ideologías radicales desde instituciones internacionales como las Naciones Unidas. La realidad es la presencia del tráfico de partes fetales humanas para el gran negocio de las trasnacionales de las farmacéuticas, la medicina, la industria de la belleza y otros organismos.

Luz de esperanza y justicia emana de la República Dominicana al defender el derecho a la vida del niño no nacido y el mismo derecho a la vida a la madre y el feto. Esto asegura por ley que esos niños en el seno materno, no sean tratados más como cosas y sean sujetos de derecho que dignifica la vida humana en la sociedad. Por lo que felicito a los parlamentarios y sus conciudadanos providas dominicanos por ser ejemplo de heroísmo y dignificación para su país y el mundo.

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