Dr. Oscar Elías Biscet
La Habana, Cuba
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
Presidente del Proyecto Emilia
Medalla Presidencial de la Libertad
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El avance de Cuba comunista hacia el modelo putinista muestra la profunda debilidad y fallo del proceso de flexibilización de la administración Biden y antes la de Obama-Biden.
Los grupos terroristas y los narcoestados de Cuba, Venezuela y Nicaragua tienen una predilección por el fusil AKM, Modernizado y Automático Kalashnikova, la variante más conocida AK-47 y por el nombre del satélite Spútnik. Que les hacen recordar la supuesta gloria soviética. Ahora la tiranía castrocomunista ha vuelto al amor por la revista Spútnik, después del mal rato de la época de la perestroika y la glasnost.
Algunas personas creyeron que la propuesta de la Jefa del Comando Sur, la general Laura Richarson, de petición del intercambio de armas rusas por estadounidenses a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, cuando en realidad fue a otros seis países latinoamericanos compradores de armamentos rusos.
La general Laura oficialmente planteó que “Rusia tiene aliados en los gobiernos de Cuba Venezuela y Nicaragua, pero otros seis países tienen equipamiento militar ruso. EEUU está tratando de que esos seis países donen el equipamiento militar ruso a Ucrania y reemplazarlo con armamento estadounidenses”. Esos países son Argentina, Brasil, Colombia, México y Perú, según Voz de América (VOA).
El Comando Sur, su servicio militar de inteligencia sabe del tráfico de drogas hacia EEUU por organizaciones del crimen organizado y la complicidad de los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, de la influencia tóxica en la región de Rusia putinista, la China comunista e Irán de los ayatolas. El caso de Cuba castrista se conoce desde los años 1989-1990, cuando la detención del hombre fuerte de panamá, el general Manuel Antonio Noriega y el fusilamiento en Cuba del general Arnaldo Ocho y el coronel Antonio de la Guardia y otros militares implicados y más recientemente del Cartel de los Soles en Venezuela madurista.
Por supuesto, proponer una negociación de intercambio de armas con los regímenes comunistas caribeños sería una falta de seriedad laboral o de visión de inteligencia operativa de la nomenclatura militar del Comando Sur. Ellos son militares de carrera y no un clan vulgar de contrabandistas o mercaderes.
Sin embargo, no puedo referirme con el mismo concepto honorífico de los militares del Comando Sur a algunos políticos de la administración de Joe Biden. Que por sus ideas ideológicas extremistas han empujado a la dirección estadounidense a salvar a la tiranía totalitaria comunista de Cuba. Mientras importantes directivos de la administración estadounidense se reunían con la dirección del régimen castrista en La Habana, los días 18 y 19 de enero, la cúpula gobernante comunista también lo hacía con funcionarios de Putin.
La Comisión Intergubernamental Rusia-Cuba representada por la parte rusa, el empresario y consejero de Vladimir Putin, Titov Boris Yurievich y la cubana por el designado gobernante Miguel Díaz-Canel y su viceprimer ministro, Ricardo Cabrisas y Rodrigo Malmierca, Ministro de Comercio Exterior e Inversiones Extranjeras (18/E/2023), acordaron implementar los acuerdos de negociación diseñados en Moscú en noviembre pasado, al más alto nivel de autoridad de ambos países, Putin y Díaz-Canel.
El designado Díaz-Canel, en relación a lo tratado, expuso: “Hoy recibimos en el Palacio de la Revolución a una importante delegación de empresarios rusos, para dar seguimiento a los acuerdos de nuestra última visita a ese hermano país. Estamos avanzando muy rápido en concretar todo lo que conversamos con Putin”. También Díaz-Canel pidió a Titov Boris llevar “Un afectuoso saludo para el presidente Putin, para nuestros amigos en Rusia”. Esto prueba la diligencia acelerada y concreta del régimen castrocomunista hacia el putinismo.
El avance de Cuba comunista hacia el modelo putinista muestra la profunda debilidad y fallo del proceso de flexibilización de la administración Biden y antes la de Obama-Biden (2008-2016). El régimen cubano es un verdadero enemigo de EEUU, ambas administraciones dieron un breve respiro de subsistencia al castrocomunismo, un régimen en colapso y un país en estado fallido que le permitieron concretar la interrelación planificada con la Rusia de Putin.
En realidad, la tiranía castrocomunista fue un fracaso y satélite de la Unión Soviética, que con la desintegración soviética en 1991 el régimen cubano colapso y se estableció un estado fallido, el cual fue salvado por países de las democracias occidentales, los bancos del Club de París y el Club de Londres, luego la Venezuela chavista, por algunos gobiernos de EEUU e incluso de empresarios globalistas y al presente apuntala su pervivencia con la Rusia putinista.
En toda la historia de existencia del régimen castrocomunista nunca existió una verdadera presión en todos los campos por parte de los gobiernos estadounidenses, excepto en el temporal período de la crisis de los misiles, con la cuarentena o bloqueo naval y aéreo de la isla comunista y al final de la presidencia de Donald Trump, con la activación del Título III y IV de la Ley de Libertad y Solidaridad Democrática con Cuba, 1996, y otras medias firmes contra la cúpula militar comunista del país.
Ahora, con los pasos concretos de Cuba comunista hacia el putinismo, su apoyo en los foros internacionales y cooperación en la desinformación del criminal sostenimiento a la guerra de Putin contra la población ucraniana, las sanciones deben extenderse hacia la tiranía castrista antes de que sea tarde y los cohetes nucleares sean instalados en territorio cubano y apunten directamente al pueblo de EEUU, además, el putinismo es una amenaza para el mundo entero.
El Dr. Oscar Elias Biscet es un líder de derechos humanos, ex preso de conciencia durante 12 años y ganador de la Medalla Presidencial de la Libertad. Vive en La Habana, Cuba, y puede ser contactado a través de su teléfono 011-537-699-1774. y de su sitio web: www.OscarBiscet.com.
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