Dr. Fernando Domínguez

 

Los días que corren nos traen una cierta sospecha de que esto no va bien. Son demasiados las alertas, las banderas rojas, las señales de todo tipo. Ninguna es tranquilizadora y ninguna que tenga que ver con el futuro lo hace ver prometedor.

En nuestra querida Patria de origen no hay manera de que el pueblo cubano mejore ni un átomo, Lo examines socialmente, educativamente, culturalmente, materialmente, políticamente. Como quiera y de la forma que sus más abyectos chupamedias lo intentan, pues les resulta imposible pintar, sugerir, decir alguna cosa, por muy idiota o muy importante, que denote una mejora. La Libertad, cada día más conculcada; la miseria, más empoderada, la desfachatez de las autoridades para hacerle la vida imposible a la mayor parte de la población, chocante; las cárceles cada vez más abarrotadas y los presos más maltratados; los payasos de la tiranía tratando de hacer monerías en todas partes, ante el desprecio más absoluto; y para ponerse la corona, acaban de concederle una especie de premio mundial de “la botella de mondongo”: el país con mayor bajón del nivel de vida, alimenticio y de todo tipo, del mundo! ¡Medido por rigurosos sesudos que lo tomaron en cuenta todo…especialmente la superinflación del año! Ya lo dijo Villaverde al salir del Hospital…

Frente a eso: la receta de siempre: a impulsar el éxodo masivo. De la forma que sea y por donde sea…consolidar la desunión familiar, el dolor de los que se quedan porque no pueden o no se atreven, la esperanza efímera de los que se van por llegar…a donde sea. Hemos perdido la cuenta de las veces que los desalmados que mandan organizan el éxodo, Camarioca, La Embajada del Perú, el Mariel, el Maleconazo, el desfile de balseros partiendo y muriendo en alta mar…todo para “zafarse del problema”, que no es otro que la apabullante y creciente masa de desafectos, desesperanzados, aplastados por la represión, cuya única vía de escape es la misma desde hace más de 50 años…recordando la triste genialidad del Dr. Ramón Grau San Martín “aquí todo el mundo espanta la mula, pero nadie espanta al caballo”, que aplastantemente se cumple 62 años después.

Si pestañamos un momento y miramos a nuestra Patria actual, pues el panorama es preocupante, aunque parece diferente. Hay la misma maldita intención de imponer una sociedad que solo unos pocos quieren, pero que pocos luchan para defenderla. Unos destacados “activistas” se dedican el día entero a intentar desprestigiar la hermosa historia de creación que con un dolor de parto largo hizo nacer al mejor país del mundo, con igualdad de derechos ante la Ley, igualdad de oportunidades, prohibición a la discriminación, protección al derecho a decir lo que piensas sin ser coaccionado y a defender tus criterios sin ser coaccionado. El desarrollo de una competencia comercial abaratadora de productos, creadora de esperanzas y futuros, y generadora de una inmensa riqueza y prosperidad.

La instauración de criterios antieconómicos y solamente opináticos nos ha llenado de una inflación desmedida, un desestímalo al esfuerzo y un miedo paralizante al “bullying” social, ejercido por esos “activistas”. Una prensa en manos de la misma clase dominante que quiere imponer un “nuevo orden” pues oculta las verdades, genera sospechas interesadas y monopoliza el antiguo derecho a la libertad de opinión. Frente al Internet supuestamente fomentador de la libertad de opinión de los más humildes, surgieron los “censores” de las “redes sociales”, devenidas en camisas de fuerza de una verdad “oficiosa” de la cual está prohibido apartarse.

El mundo exterior inmediato está consumido, en buena parte, por la corrupción, flagelo que anestesia las fuerzas sociales y permite a unos escogidos manejar las naciones para que funcionen “engrasadas”. Los sesenta años de existencia de mal comunista, como un cáncer esparcido y sin tratamiento permiten augurar un futuro inmediato problemático, al estilo que conocemos, ya que cuando la gente se da cuenta, ya le quitaron las libertades y con ellas su posible enrumba miento. Ese entorno nos envuelve por encima de nuestros propios problemas, agravados por una invasión descarada y silenciosa para minar a nuestra nación, que se encuentra totalmente anestesiada para siquiera pensar en mejorar.

Y finalmente las reales fuerzas de las invasiones a cañonazos, impulsadas por los dementes de esta época, que al igual que los anteriores se encontraron con la posición acomodaticia y apaciguadora de unos líderes salidos de los mismos vicios políticos que han adolecido por siglos. Y que fomentó las “ofensivas relámpago”, los campos de exterminio masivos y demás joyas de la civilización europea del siglo XX.

La civilización del XXI necesita sobrevivir y resolver todo esto… o nos daremos cuenta que somos esclavos otra vez, volviendo a la Pre-Civilización,  sin siquiera enterarnos…