Por Dr. Fernando Domínguez

 

La humanidad no puede ir para atrás. No es el fin de la Historia.

A partir del recién nacido ser humano, la humanidad ha recorrido un largo camino socio-económico y político. Desde  la comunidad primitiva hasta la etapa actual, no siempre ha sido recorrida uniformemente por cada grupo humano y en muy diversas etapas de ese recorrido, con muchas diferencias entre territorios, naciones, grupos, razas, y conglomerados humanos de todo tipo.

Una conclusión surge de la revisión de ese camino: todo futuro ha sido mejor que el pasado. Nunca la humanidad ha ido a peores, a sociedades peores para el ser humano que las previamente vividas. Eso aparece a simple vista. Hasta llegar a los últimos tiempos que vivimos.

El comunismo primitivo que surgió espontáneamente cuando el ser humano se agrupó para sobrevivir a la naturaleza, vencer a sus enemigos naturales primero y a sus competidores después, por una mayor eficiencia en sus métodos de caza, pesca, recolección, mejores oportunidades de sobrevivir como grupo que en forma individual y aislada, fue modificándose paulatinamente, conservando sus raíces de necesidad de sobrevivir y transformándose cualitativamente como consecuencia de esa vida grupal, donde líderes espontáneos organizaban la vida para defenderse de la mejor manera, producir de la manera más efectiva y regular en forma creciente las relaciones entre los individuos, que iba lógicamente complicándose a medida que el grupo creció en tamaño y complejidad.

Cómo era de esperar, el instinto original de sobrevivir, se fue modificando y surgieron otros distintos, como imponer su voluntad; trabajar menos beneficiándose del trabajo ajeno; esclavizar a grupos rivales a consecuencia de luchas por la posesión de las mejores tierras y áreas, beneficiarse a sí mismo y a su núcleo íntimo del intercambio primitivo de herramientas, adornos y primitivas artesanías que empezaron a crearse. Nuevos fenómenos de múltiple naturaleza que espontáneamente surgieron a consecuencias del crecimiento del conocimiento, de la habilidad diferenciada de unos y otros.

La vida humana empezó un largo camino de especialización y diferenciación, hasta la creación de especialistas, como en el campo de la curación, el de la influencia a través del espíritu, los hasta un momento espontáneos líderes se convirtieron en políticos primigenios, y un largo proceso de diferenciación de la vida humana, del papel que cada individuo desempeña en el grupo, de las habilidades diferenciadas, de la posesión de bienes fruto de todo lo anterior, de la posesión de prisioneros provenientes del triunfo ante otros grupos, que genera la esclavitud, la necesaria administración de una producción creciente, y un largo número de etcéteras, que hicieron imposible la vida “comunista”, igualitaria, de los grupos humanos originales, lo que desembocó en organizaciones sociales, políticas, económicas; todas nuevas, ajenas a todo lo original y determinaron el surgimiento de un poder político, necesariamente impositivo y monopolizador de la violencia para poder mantener el “orden” establecido en cada momento. 

La gran contradicción es que ahora hay muchas personas que “luchan por la igualdad”, por la “eliminación de las desigualdades”, que fueron, son y serán la semilla del progreso y el desarrollo humano.  Vemos como hay organizaciones políticas que tienen en esa “eliminación de las desigualdades” su razón de existir y luchar “por un mundo mejor, sin desigualdades”.

La segunda contradicción es la existencia de políticos profesionales. Personas que encuentran que trepar por encima de los demás, no por condiciones naturales, sino por ordenamiento socio-político, que les permite tener una existencia material asegurada por los demás, con la condición de ser “electos” en las llamadas democracias y ser auto-escogido por sí mismos o por el grupo social dominante en las sociedades autoritarias.

La tercera contradicción es la desaparición paulatina de los derechos individuales que se habían conseguido en las llamadas “revoluciones burguesas” de larga data. La libertad de opinión y la libre expresión, cuya supresión es creciente por las redes “sociales”, por la “media” controlada por la clase social dominante (ahora escondida bajo autoridades gubernamentales y socio-políticas) es ejercida cada día en peores condiciones por quienes desean proclamar “verdades” en contradicción con esa clase dominante. El surgimiento de la internet, que fue bienvenida como la verdadera libertad de expresión que permite que un individuo cualquiera pueda ser escuchado a nivel global, ha resultado en su contrario. La verdad “oficial” de You Tube, Facebook, Twitter, silencia esa posibilidad. Los editores de los medios hacen lo mismo en la prensa, radio, cine, TV, etc.

Esa clase dominante, todopoderosa, ha sustituído a los dinosaurios como amenaza existencial de la humanidad. Ahora pretende un “reseteo”, una nueva forma global de poder con herramientas creadas como el FMI, la ONU, la UE, la OMS, etc etc para despojar a la humanidad actual de lo logrado en miles de años anteriores de progreso verdadero y sustituir todo el entramado de libertades “burguesas” en un gobierno mundial que nos salvará de nosotros mismos, perfeccionando lo que el nazismo y el comunismo no pudieron, con una plutocracia que se vale de todos los instrumentos, desde el fetichismo, la mentira, la verdad única, la supresión de las opiniones diversas, y un largo etcetera.

Hay signos muy fuertes de movimientos en sentido contrario. Mirar a nuestro alrededor y la fracasada intentona de “igualar” a todo el mundo con todo tipo de “salvación de la vida y el planeta” y la rebeldía masiva que se transforma paulatinamente en rebelión social pacífica es inexorablemente algo a la vuelta de la esquina.

La humanidad no puede ir para atrás. No es el fin de la Historia.