Mamela Fiallo Flor
PANAMPOST
PanAm Post entrevistó a Alberto Rosas, mejor conocido en redes sociales como el Tumbaburros, quien asegura que los tres candidatos son casi lo mismo en cuanto a las propuestas para enfrentar los temas más álgidos de la nación.
A medida que se acercan las elecciones presidenciales en México, se intensifican los debates y las campañas Sin embargo, emerge un consenso preocupante entre analistas y estrategas políticos: no existe una verdadera oposición en el panorama político actual. Este fenómeno refleja una uniformidad ideológica y discursiva entre los candidatos que compiten por la presidencia.
Según Alberto Rosas, conocido en redes sociales como el Tumbaburros, los tres candidatos principales proponen políticas económicas similares, centradas en un mayor gasto estatal y una consecuente presión fiscal sobre los ciudadanos. Además, en temas morales y sociales, como el aborto y la adopción homoparental, todos los candidatos muestran posturas alineadas con la agenda progresista, lo que agrava la percepción de una falta de oposición.
Tradicionalmente, el Partido Acción Nacional (PAN) se ha posicionado como la alternativa conservadora frente al oficialismo. No obstante, en esta elección, su candidata, Xóchitl Gálvez, proviene del ala más izquierdista del partido, diluyendo aún más la diferencia ideológica que solía caracterizar al PAN. Esta situación ha llevado a críticos como el Tumbaburros a lamentar la ausencia de una opción política que verdaderamente represente los valores conservadores.
El candidato de Movimiento Ciudadano, un partido que ya se perfila como el más progresista, también contribuye a esta uniformidad ideológica. La percepción pública de que incluso los partidos que históricamente han mantenido posturas distintas ahora convergen en una misma línea política, refuerza la idea de que México carece de una oposición real.
México, sede del Grupo de Puebla y de la Internacional Progresista, ha visto cómo durante la administración de Andrés Manuel López Obrador se aprobaron numerosas reformas de corte progresista. Sin embargo, la figura de AMLO es percibida como conservadora en comparación con algunos miembros de su gabinete. Esta aparente contradicción subraya la complejidad del espectro político mexicano actual.
El Tumbaburros sostiene que la falta de una oposición efectiva crea un vacío que podría ser llenado por un nuevo movimiento de derecha. Sin embargo, reconoce que este proceso será lento y desafiante, requiriendo décadas para establecerse, como ha sucedido en otros países latinoamericanos como Argentina. El intento reciente del productor cinematográfico Eduardo Verástegui de incursionar en la política es un ejemplo de las dificultades que enfrentan los movimientos alternativos en un sistema resistente al cambio.
La falta de una oposición clara y diferenciada en México plantea serias implicaciones para la democracia del país. Con candidatos que comparten visiones similares en aspectos clave, los votantes se enfrentan a una elección donde las alternativas parecen indistinguibles. Esta situación resalta la necesidad urgente de un movimiento que ofrezca una verdadera alternativa política, aunque su surgimiento y consolidación podrían tomar décadas.