Por Mamela Fiallo Flor
PANAM POST
La radicalización en un ala del Partido Demócrata, de la mano de Black Lives Matter, quiebra la postura moderada de Biden
Desfinanciar a la policía se ha convertido en una de las campañas que divide al Partido Demócrata, a raíz de los disturbios multitudinarios desatados por el movimiento Black Lives Matter (BLM) en EE. UU. tras la muerte de George Floyd en mayo de 2020.
La legisladora Cori Bush (demócrata – Missouri) declaró en una entrevista que «se debe quitar el financiamiento a la policía», lo cual fue duramente cuestionado por el hecho de que ella tiene custodia privada.
Es decir, mientras pretende dejar en vulnerabilidad a las comunidades, ella goza de un lujo y un privilegio que los ciudadanos no tienen.
«En las últimas semanas se ha enfrentado a algunas críticas por su impulso para retirar los fondos a la policía», le dijo a Bush un presentador de CBS News. “Los registros de la campaña muestran que gastó aproximadamente 70000 dólares en seguridad privada, y algunos críticos dicen que esa medida es hipócrita. ¿Cuál es su respuesta a esos críticos?»
«Voy a asegurarme de tener seguridad porque sé que he tenido atentados contra mi vida y tengo demasiado trabajo que hacer», dijo Bush. “Hay demasiadas personas que necesitan ayuda en este momento para que yo lo permita. Entonces, si termino gastando 200.000 dólares, si gasto 10 dólares más en eso, ¿sabes qué?, puedo estar aquí para hacer el trabajo».
“Entonces, aguanten y desfinanciemos a la policía, tiene que suceder”, agregó. «Necesitamos quitarle los fondos a la policía y poner ese dinero en redes de seguridad social».
Ante esto, la senadora conservadora Marsha Blackburn declara que la legisladora demócrata quiere protección para las élites pero no para todos.
La izquierda política alega promover la igualdad. Pero el accionar de esta legisladora demuestra lo contrario. Mientras ella teme por su seguridad, deja en vulnerabilidad a sus gobernados, dado que la mayoría de los ciudadanos no puede costear gastos de esta magnitud para pagar custodia privada.
Además, ahonda un discurso divisionista que alega que la policía persigue a la población negra, pese a que las estadísticas demuestran lo contrario.
Entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de marzo de 2021, la policía mató a tiros a 507 personas blancas, en comparación con 271 personas negras. Sin embargo, no ha habido ni una sola marcha por las víctimas que no formaban parte la comunidad afroamericana.
Como su nombre lo indica, los representantes legislativos deben representar la voz de los ciudadanos. No obstante, Cori Bush y los demócratas que piden desfinanciar a la policía, no hablan en nombre de la mayoría.
Al contrario, la mayoría de la población de EE. UU. todavía apoya a la policía. En total, 67 % de todos los adultos estadounidenses dijo que quería que la presencia policial permaneciera igual e incluso el 19 % pide que se aumente.
En la comunidad negra el respaldo a la policía es aún superior. Pese a que BLM aduce hablar en nombre de la población negra, una encuesta de Gallup encontró que 81 % de los afroamericanos quiere presencia policial en sus barrios, de los cuales 61 % quiere que la policía pase la misma cantidad de tiempo en su comunidad y 20 % respondió que le gustaría ver más policías en sus barrios. Solo 19 % de los encuestados dijo que quería que la policía pasara menos tiempo en su zona.
Incluso hay quienes han tomado las calles para reclamar el respeto a la autoridad y el fin del divisionismo que promueven grupos como Black Lives Matter. Por ejemplo, Bevelyn Beatty, de 29 años, y Edmee Chavannes, de 39, cubrieron el letrero amarillo de BLM pintado en la calle frente a la Torre Trump con pintura negra como protesta, al grito de «recuperemos nuestro país».
«En realidad Black Lives Matter está en contra de los hombres negros. Sabemos con certeza que en la comunidad negra el problema más grande que cualquier otra cosa es la ausencia paterna, pero BLM está en contra de que los padres estén en el hogar», exclamó Bevelyn Beatty.
Así lo estableció Movement for Black Lives (M4BL) que engloba a Black Lives Matter, organización fundada por tres transfeministas, quienes han declarado que fomentan el «socialismo racializado» y se declaran marxistas entrenadas que como tal fomentan la abolición de la «familia burguesa». De modo que no se trata de un movimiento contra la discriminación (como alega), sino que fomenta la división de clase, racial y total.
Lo preocupante es que tienen a legisladores que se hacen eco de sus propuestas. Pero al hacerlo muestran sus privilegios. Pues piden negarle seguridad pública a las comunidades, mientras ostentan seguridad privada.
Sin embargo, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, aclaró que el presidente Joe Biden no comparte la misma postura respecto a la desfinanciación de la policía.
La funcionario dejó claro que Biden lleva décadas pidiendo que se aumenten los fondos a favor de la policía. Jen Psaki acusó al Partido Republicano de querer debilitar a la policía. Pero la realidad es otra.
La campaña a favor de la desfinanciación de la policía se ha convertido en una de las tantas banderas que muestran cómo dentro del Partido Demócrata hay un ala de izquierda radical que busca posicionarse sobre los socialdemócratas más moderados como Biden. Tanto que cuando el presidente llamó dictador a Nicolás Maduro los votantes demócratas más jóvenes, identificados con el ala socialista, arremetieron contra Biden, tras alegar que Maduro fue «elegido democráticamente».
Y no es un dato menor que una de las tres fundadoras de Black Lives Matter, Opal Tometi, viajó personalmente a Venezuela para fiscalizar las elecciones a favor del régimen y acusó a la oposición de ser contrarrevolucionaria. Activistas como ella están marcando tendencia hacia la radicalización.