Por Bassam Tawil

Gatestone

 

Las manifestaciones pro Palestina que han tenido lugar en Estados Unidos y algunos países europeos durante los últimos días expresan odio contra Israel y los judíos, más que apoyo a los palestinos -especialmente a aquellos que han estado viviendo bajo el Gobierno del grupo terrorista Hamás, respaldado por Irán, en la Franja de Gaza desde 2007.

Quienes realmente están a favor de los palestinos deberían hacer campaña para que no tengan líderes que desvían miles de millones de ayuda internacional, que les disparen cuando intentan huir de la guerra o que almacenan armas y municiones en sus hogares o sus escuelas.

En lugar de apoyar la erradicación de Israel, los manifestantes deberían pedir la eliminación de Hamás, que mantiene a dos millones de palestinos como rehenes mientras sus líderes viven lujosamente en hoteles en Qatar.

Más que pedir el genocidio contra los judíos y la destrucción de Israel, los manifestantes propalestinos deberían exigir la liberación de la Franja de Gaza. Liberación de las garras de Hamás, que ha provocado una nueva nakba (catástrofe) sobre los dos millones de palestinos que viven allí, y que finalmente están empezando a hablar de su desesperación por la brutalidad de sus líderes.

Vomitar mensajes de odio contra Israel no hace que uno sea propalestino. Durante décadas, Hamás y otros grupos palestinos radicales han participado en continuas incitaciones y ataques genocidas contra Israel. ¿Ha ayudado esto a los palestinos? Ni siquiera un poquito.

Los estadounidenses y europeos que salieron a las calles han estado repitiendo mentiras contra Israel, sin asignar ni un ápice de culpa a Hamás. O a su cerebro, Irán.

Tales manifestaciones sólo logran una cosa: envalentonar a grupos terroristas como Hamás, Al-Qaeda, el Estado Islámico... y a un Irán que está a punto de tener bombas nucleares con las que atacar o chantajear a Occidente.

Estos manifestantes, que parecen creerse tan virtuosos, envían el mensaje a los terroristas de que Occidente apoya felizmente la violencia, el terrorismo y la yihad, no sólo contra los judíos, sino también contra los cristianos, contra "todos los infieles" y contra Europa y Estados Unidos.

Dos días después de la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre -en la que no faltaron un bebé cocido vivo en un horno, niños quemados vivos o decapitados y secuestros y asesinatos en masa-, en Times Square, Nueva York, manifestantes propalestinos ondearon banderas palestinas, mientras coreaban frases como "la resistencia está justificada", "globaliza la intifada", "apasta al colono Estado sionista" y "desde el río hasta el mar, Palestina será libre".

Aquellos que cantan "desde el río [Jordán] hasta el mar [Mediterráneo], Palestina será libre" se hacen eco de la carta fundacional de Hamás, que clama por la exterminación de Israel y su reemplazo con un Estado Islámico:

'La tierra de Palestina es un Waqf [posesiones sagradas] islámico consagrado a las futuras generaciones musulmanas hasta el Día del Juicio. Nadie puede renunciar a ella ni abandonarla, como tampoco lo puede ser ninguna parte de la misma' (Artículo 11).

De hecho, Gaza ha estado completamente libre de judíos desde 2005, cuando fue entregada -sin condiciones- a los habitantes de Gaza para que pudieran erigir un Singapur en el Mediterráneo. En cambio, construyeron un estado terrorista.

Los propalestinos que salieron a marchar ni siquiera culparon a Hamás por iniciar la guerra. Para ellos, todo empezó cuando Israel respondió. Si realmente quieren ayudar a los palestinos, pueden empezar denunciando los crímenes de guerra cometidos por Hamás contra judíos, cristianos y musulmanes el 7 de octubre.

Si al desfilar por las calles de Nueva York, Washington y Londres realmente quisieran ayudar a los gazatíes, señalarían con el dedo ensangrentado a Hamás. Estarían haciendo un enorme favor a los palestinos que quieren vivir en paz y seguridad. Aunque muchos civiles en la Franja apoyan a Hamás, muchos otros se le oponen diametralmente.

Miles de personas han huido de Gaza a Europa, aspirando a una vida mejor, como la que disfrutan los manifestantes. Donde no tendrán que temer que llamen a su puerta a las dos de la mañana, ni que el Gobierno aloje lanzadores de cohete junto a parques infantiles y hogares. Un video reciente muestra a una mujer de Gaza diciendo: "Esos bastardos de Hamás", antes de que un hombre le tape la boca con la mano.

¿Por qué los manifestantes ignoran el hecho de que Hamás ha sumido a la Franja de Gaza en varias guerras con Israel desde 2007? ¿Por qué ignoran que la ha convertido en un depósito de armas y una base para la yihad y el terrorismo global? ¿Por qué ignoran que en lugar de construir hospitales y escuelas, Hamás ha estado fabricando armas, cavando una vasta red de túneles para sus hombres y contrabandeando cohetes y armamento avanzado?

¿Dónde estaban los activistas propalestinos de Estados Unidos, Canadá y Europa cuando Hamás cometía violaciones de derechos humanos contra su propio pueblo, obligándolo a estar en la línea de fuego para los equipos de televisión capturasen sus cadáveres? ¿Dónde estaban los activistas propalestinos cuando Hamás arrestaba, torturaba y asesinaba a periodistas y defensores de los derechos humanos? ¿Dónde estaban cuando golpeaba y arrestaba a cientos de palestinos que salían a las calles para protestar por las dificultades económicas y la corrupción financiera? ¿Por qué los tres principales líderes de Hamás, todos multimillonarios, viven lujosamente en hoteles cinco estrellas en Qatar? ¿Dónde están las protestas por todo eso?

Los dirigentes de Hamás están tan satisfechos con el apoyo que están recibiendo de las calles de Washington, Nueva York y Londres que consideraron oportuno emitir un comunicado de agradecimiento:

"Nosotros, del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), aplaudimos el movimiento de masas, las marchas y los eventos de solidaridad que tuvieron lugar... en varias ciudades estadounidenses y capitales occidentales", anunciaron en una declaración a finales de octubre. Hamás llamó a los manifestantes occidentales a "intensificar todas las formas de resistencia popular [contra Israel]". En resumen, los terroristas están convocando a los manifestantes occidentales a que se unan a su yihad contra Israel y los judíos. Eventualmente también será contra los cristianos y todos los "infieles". "Primero la gente del sábado", dice el refrán yihadista, "luego la del domingo".

Los mulás que gobiernan Irán, con Hamás a cuestas, sin duda ven las manifestaciones en Estados Unidos, Canadá y Europa como un acto de solidaridad hacia ellos, de apoyo a la masacre del 7 de octubre y al primer paso de su plan: convertirse en el hegemón de Medio Oriente, para luego "exportar la Revolución" al resto del mundo. Los países y grupos que cometen ataques terroristas ven las manifestaciones antiisraelíes como una extensión de su guerra contra Occidente.

En las últimas semanas, Irán ha llevado a cabo al menos 48 ataques contra tropas estadounidenses en Siria e Irak. Más de 46 militares estadounidenses han resultado heridos, muchos de ellos con lesiones cerebrales traumáticas. Desde que Biden asumió el cargo, Irán ha lanzado al menos 131 ataques contra las tropas estadounidenses en Siria e Irak (83 antes de marzo, 48 después). Estos ataques parecen ser parte de un plan ruso-iraní (y últimamente también chino) para expulsar a Estados Unidos de Medio Oriente, tal vez para que su petróleo siga estando disponible sólo para ellos. La represalia estadounidense, unos cuantos ataques contra depósitos de armas iraníes, no parece haber tenido un efecto disuasorio.

Mientras tanto, los manifestantes propalestinos se disfrazan falazmente de agentes de paz. En realidad, celebran el terrorismo y el imperialismo; el imperialismo islámico, que busca expandir por la fuerza las ganancias territoriales de Irán no sólo en Siria, el Líbano, Israel e Irak, sino también en Yemen, Arabia Saudita y América del Sur en su camino hacia el "Gran Satán": los Estados Unidos. Los iraníes ya se han infiltrado en Venezuela y se han reunido en Cuba para discutir como "enfrentar al 'imperialismo yanqui'".

Sin -aparentemente- darse cuenta cuan destructivos son a su forma de vida (con libertad económica, sexual y de expresión), estos supuestos amantes de la paz ni siquiera parecen caer en cuenta de su profunda intolerancia o su antisemitismo, o molestarse en pensar por un minuto cómo sería realmente la vida para ellos si estuvieran en Gaza, Beirut, Damasco o Teherán. Es fácil salir a protestar en Londres, Washington D.C. o Nueva York.

A pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario, estas no son manifestaciones propalestinos. Son marchas del odio, que buscan la destrucción de Israel y Occidente. No se equivoque: quienes ahora protestan contra Israel abogan por un modo de vida totalitario, por la pobreza -excepto de los líderes, por supuesto- y por el mismo tipo de utopía que ahora disfrutan los ciudadanos de Irán, Corea del Norte, Afganistán, Cuba, Venezuela... y Gaza.

https://es.gatestoneinstitute.org/20159/idiotas-utiles-de-hamas