Por Jaime Suchlicki
Cuban Studies Institute
La actual visita a Cuba y el Caribe de un contingente de buques de guerra y submarinos navales rusos indican el creciente descontento de Rusia con la política militar y el apoyo de Estados Unidos a Ucrania. El presidente ruso, Vladimir Putin, sugirió esta semana que Moscú pudiera adoptar medidas asimétricas si los países occidentales suministraran a Ucrania armas que luego se usaran en suelo ruso.
Además, este tipo de viajes muestran apoyo y solidaridad con países amigos y familiarizan a las tripulaciones con los puertos y las aguas caribeñas. Los rusos vienen realizando este tipo de viajes periódicamente. Por segundo año consecutivo, destacados dirigentes militares y de seguridad rusos visitaron Cuba y se reunieron con el general Raúl Castro y otros funcionarios cubanos. En la delegación rusa están Nikolai Patrushev, estrecho aliado de Putin, jefe de las fuerzas estratégicas del Kremlin, y altos funcionarios de inteligencia.
Antes de partir hacia Nicaragua y Venezuela, un artículo de Pravda sobre la visita de Patrushev destacaba que La Habana discutió aspectos de defensa con sus visitantes rusos. “Armada con misiles rusos Cuba será una respuesta simétrica a la expansión de la OTAN hasta el umbral ruso”.
El líder ruso, Vladimir Putin, reafirmó su apoyo militar al régimen cubano mediante una serie de acuerdos en junio, durante la visita a Moscú del primer ministro de Cuba, Manuel Marrero. Los acuerdos incluyen el suministro de petróleo, la venta de trigo y el restablecimiento de los vuelos entre Rusia y Cuba. El Kremlin concretó un préstamo para la fábrica de acero de Cuba y se comprometió a financiar la finalización de tres nuevas centrales termoeléctricas con tecnología rusa.
Aunque este nuevo entendimiento entre los dos países parece benévolo y centrado en ayudar a la economía cubana, subyace la amenaza de unas estrechas relaciones militares. El creciente número de buques navales rusos que visitan Cuba, especialmente submarinos nucleares, puede crear una crisis internacional y obligar a Estados Unidos a reaccionar.
En 1962, misiles soviéticos fueron colocados en suelo cubano y fotografiado por aviones espía, lo que condujo a la Crisis de los Misiles de Cuba. Esta vez, los submarinos nucleares rusos serán más difíciles de rastrear y de erradicar en las profundidades del océano. Una presencia naval rusa cerca de las costas estadounidenses proporciona al Kremlin una posición ventajosa en caso de conflicto y permitirá a los submarinos rusos y a sus tripulaciones pasar tiempo en tierra, revisar sus armas, etc.
La capacidad de escucha de los buques rusos complementará y mejorará cualquier equipamiento que los rusos puedan colocar en suelo cubano. Para los rusos esto es un ganar/ganar. Además, la colocación de lanzadores SKIF rusos con misil.
Los lanzadores SKIF están instalados en estricto secreto en silos submarinos en el fondo del océano. Su lanzamiento se activa y dirige a distancia desde Moscú. También se controlan a distancia desde el centro SIGINT/GLONASS recientemente establecido en Cuba.
El continuo apoyo estadounidense a Ucrania ha creado una nueva y urgente presencia militar soviética en Cuba. A pesar del alto costo de la guerra en Ucrania y las sanciones económicas, funcionarios rusos enfatizaron que están comprometidos con Cuba.
“Cuba ha sido y sigue siendo el aliado más importante de Rusia en la región”, dijo el ex ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu al reunirse con su homólogo cubano, el general Álvaro López Miera en junio en Moscú. “Estamos dispuestos a prestar asistencia y a arrimar el hombro a nuestra amiga Cuba”, afirmó Shoigu.