Por Ernesto Díaz Rodríguez

Exprisionero político Cubano

 

¡Dios te acoja en su seno, poeta de mágica ternura!
En la mañana de ayer, 4 de febrero del año en curso, a las 11:00 am en La Habana Cuba, dejó de existir físicamente una de las más grandes intelectuales de estos tiempos de desolación y de angustia, Tania Díaz Castro. Había nacido en La Habana, Cuba, en la primavera de 1939, en la pintoresca ciudad de Camajuaní, Las Villas, donde disfrutó de su infancia hasta años más tarde, cuando el destino la llevó a la capital de la Isla.

Desde sus primeros años de juventud dejó constancia de su refinada vocación de poeta y periodista sagaz, de afilada pupila. Fue tal vez, se me antoja pensar, que bendecida por ese privilegio natural fue capaz de descubrir, y cultivar, esa fuerza que hace de la pluma un arma más poderosa que un fusil; más fuerte que todos los fusiles del mundo. Y supo así que su talento como escritora tenía todo el vigor y la originalidad de los triunfadores.

Lamentablemente, el autoritarismo político transformado en elemento enajenante de desmedidas ambiciones, en maldad y en odio visceral como ingrediente básico de una “revolución” cargada de falsedades y de trampas, puso cadenas a las alas de su tiempo impidiéndole dar riendas sueltas a su creación literaria, por lo que, a su obra poética, cargada de amor e inefable belleza, se le cerraron puertas y ventanas en su amada Isla.

Ante las imposiciones arbitrarias y las injustas marginaciones, no se dio por vencida. Pero se sintió traicionada en su fe, humillada en sus sentimientos. Y fue esa la espuela que le punzó un costado y la empujó hacia adelante en abierto desafío, ya como opositora del sistema opresor, empeñado en reducirla a la nada. Como activista en favor de la libertad de su pueblo tuvo una participación muy destacada dentro de las filas del Comité Cubano pro-Derechos Humanos, dirigido por el Ricardo Bofill Pagés. Y no escatimó en asumir riesgos e inmensos sacrificios. En su afán por contribuir al derrocamiento del sistema comunista impuesto en nuestro país por Fidel Castro, enarbolando como bandera de combate su estoica dignidad, no tardó Tania en organizar, asumiendo el riesgo que implicaba un movimiento opositor a la tiranía castrista.

Ya a finales de la década de 1980, fue Tania Díaz la fundadora del Partido Pro-Derechos Humanos, lo que le ocasionó innumerables represalias y, finalmente, un injusto encarcelamiento que le ocasionó el quebrantamiento progresivo de su frágil salud. 

Fue esta extraordinaria poeta, guerrera del decoro y la ternura, una víctima más de un régimen de maldad y desesperanzas. Por eso hoy le decimos con un nudo de asfixiante amargura en la garganta: Adiós Tania querida. Mucho te vamos a extrañar los que apreciamos tus virtudes; los que admiramos tus valores. Dura ha sido la noticia de que te has ido para siempre, a horcajadas sobre las alas de una paloma blanca, o en un rayo de luz multicolor, no lo sé, pero te has ido. 

Gracias por tu nobleza de alma, por tus buenas acciones, por dejarnos plasmadas, con letras cristalinas, junto a tu amor a Cuba, las más bellas imágenes de tu exquisita poesía. Son lindas amapolas tus poemas, lo confieso, hechos de ensueño y de armiño. Las bellas imágenes de tus versos son vibrantes mariposas cargadas de gotas de rocío, que al despuntar el alba dormitan luminosas sobre las flores apacibles de nuestra campiña.

¡Dios te acoja en su seno, poeta de mágica ternura!