Dr. Pedro V. Roig

 

CAPÍTULO XI

En los primeros días de enero de 1897 recibió Máximo Gómez el parte oficial del combate de San Pedro, donde se le confirmaba la noticia de la muerte de Antonio Maceo y de su hijo, Panchito Gomez Toro. Una pena muy honda invadió al Jefe del ejército mambí, que de un golpe fatal, perdió al heroico guerrero y a su amado hijo.

Con profundo dolor, su recio carácter se impuso y comenzó los preparativos para enfrentar la poderosa ofensiva de Weyler. Concentró tropas veteranas en la zona de Sancti Spíritus y fijó su centro de sus operaciones en La Reforma, nombre derivado de un potrero que le sirvió en numerosas ocasiones de campamento.

Su plan estratégico consistió en servir de carnada a Weyler, obligando de esta forma a sacar soldados de las provincias occidentales, donde operaba la moderna industria azucarera de Cuba, que había sido devastada al paso de la Columna Invasora.

Al conocer por los periódicos habaneros que 40,000 hombres marchaban en su búsqueda, Máximo Gómez comentó a sus oficiales: “Pero este Weyler es muy bruto! Pues yo se que no me puedo poner delante de una locomotora, sin embargo, no andarán en mi persecución sus tropas sin que sean hostilizadas todos los días. Mi plan será vencerlo sin combatirlo”. (1)

Esta resultó ser la campaña estelar de Máximo Gómez, que a sus 61 años, inspiró en  los mambises a resistir. En efecto, la inquebrantable determinación de resistir fue la esencia de su victoria.

Sus planes fueron detallados y precisos. Ordenó sembrar viandas y almacenarlas en cuevas y zonas de difícil acceso, que él personalmente escogió: escondió material de guerra, y tomó extremo cuidado en establecer, de modo permanente, una red de espías que le informaban sobre los movimientos de las tropas españolas.

La táctica de combate defensivo  preferida por Máximo Gómez fueron las emboscadas. Su eficiencia fue devastadora para los cientos de soldados españoles  inmersos en aquellos montes con densas nubes de letales mosquitos.

El 23 de febrero, bajo el fragor de la ofensiva de los batallones españoles, Gómez escribe al general Monteagudo: “Ha llegado la hora de batirnos tiesos, como usted sabe hacerlo. No apure la gente en lances comprometidos. Procure hacer guerra de emboscadas.” Es importante señalar que los batallones españoles no operaban durante la noche. Este error táctico, facilitaba a los mambises preparar las emboscadas y dar descanso a los insurrectos, que se beneficiaban de ser dueños de la noche.(2) .

Esta realidad  hizo terriblemente efectivas las emboscadas mambisas. Gómez señala al general Monteagudo: “Aproveche la noche asegurando la posición y el tiradero de día para ocuparlo; y  ya de noche revienta usted una columna de mil hombres con veinte, pues no los dejan dormir. Al día siguiente esos soldados andarán decaídos y los coge usted más flojos (3)

LA OFENSIVA DE WEYLER EN LAS VILLAS

El 19 de enero Weyler partió de La Habana en busca de Máximo Gómez, ordenando a sus generales que dirigieran su atención especialmente, sobre los potreros Santa Teresa y La Reforma, que según sus propias palabras, “eran puntos favoritos de Gómez (4), Weyler. Mi mando en Cuba.

Para esa campaña Weyler retiró 14 batallones de infantería que operaban en Pinar del Río y seis de La Habana y Matanzas que sumados a los 13 batallones de la División Spíritus-Remedios,integraban una fuerza de 40 mil hombres formados en 33 batallones.Además, asignó a este teatro de operaciones treinta escuadrones de caballería y seis baterías.

Félix Aucaique, corresponsal del “Harper’s Weekly” escribe: “España está haciendo un esfuerzo supremo para reprimir la insurrección en Cuba… en tres meses termina la temporada de seca; si para finales de abril España no puede dar un golpe decisivo a la insurrección, todo heroico esfuerzo se habrá perdido” (5).Obviamente el periodista se refería a los torrenciales aguaceros de los meses que Gómez llamaba: “mis mejores generales” junio, julio y agosto”.

La extraordinaria lucidez estratégica de Máximo Gómez se hizo evidente en esta campaña. En ocasiones, a la vanguardia de las columnas que lo asediaban, o marchando a la retaguardia de estas, y siempre conocedor de sus rumbo, Maximo Gomez, sustituyó en La Reforma el combate cerrado y la carga frontal de caballería al estilo de Palo Seco y Mal Tiempo por emboscadas, marchas y contramarchas.

En 9 meses (desde enero a finales de octubre de 1897), había cambiado 337 veces de campamento. Pudiera decirse que a caballo derrotó a Weyler, siendo sus mejores aliados el vómito negro, la disenteria, la fiebre amarilla, las lluvias torrenciales y el calor sofocante del trópico. El periodista inglés, George Musgrave, quien estuvo en Cuba durante la guerra señala el hecho de que por cada soldado español muerto en combate nueve morían por enfermedad. (6)

 GENERAL FEDERICO GASCO: LA GUERRA DE CUBA ES DIFICILISIMA

El 5 de septiembre de 1897 el “Heraldo de Madrid” publica una entrevista con el veterano general Federico Gasco que regresaba a España a bordo del vapor “María Cristina”. Volvía enfermo, después de haber permanecido dos años y medio en Cuba, en constante campaña: “En entiende el General Gasco que la guerra de Cuba es dificilísima y casi imposible de vaticinar y añade, el enemigo redobla actualmente su actividad en las provincias de La Habana y Pinar del Río”.(7)

Debemos anotar el hecho de que esta entrevista realizada en Madrid con el General Gasco tuvo lugar en los precisos momentos en que Weyler se preparaba para regresar a España, como consecuencias de dos importantes hechos ocurridos durante el mes de agosto, que se combinaron para decretar el fin de su mando en Cuba: el asesinato de Cánovas del Castillo y el sitio y captura de la plaza fortificada de Victoria de las Tunas por una fuerzas de más de dos mil mambises, a las órdenes del general Calixto García.

EL ASESINATO DE CÁNOVAS DEL CASTILLO

Estadista, historiador y líder monárquico de probada honradez entre políticos profundamente corruptos, Canovas ocupó en seis ocasiones el cargo de  Presidente del Consejo de Ministros de España. Bajo su gobierno se aprobó la Constitución de 1876 y se estableció una monarquía liberal de corte británico, diseñada en el modelo bipartidista o de alternancia en el poder.

En agosto de 1897, el Gobierno español en pleno y miembros de la aristocracia, se había trasladado a descansar al balneario medicinal de Santa Águeda (Guipúzcoa) próxima a la ciudad vasca de San Sebastián, favorita de la Regente María Cristina de Habsburgo viuda de Alfonso XII.

Los detalles del crimen indican que el 8 de agosto de 1897, Canovas tras ir a misa con su esposa salió al patio y se sentó a leer un periodico. A los pocos minutos se oyeron los disparos. Impunemente el anarquista italiano Miguel Anguiolillo se le acercó y casi a quemarropa asesinó a Canovas con tres balazos.

Este ferroviario italiano, nacido en la ciudad de Foggia, confesó posteriormente que había disparado contra Canovas, en venganza por la muerte de cinco anarquistas ejecutados en el castillos de Montjuich, como resultado de un atentado terrorista efectuado por éstos en Barcelona, y cuyas sentencias a la pena de muerte, habían sido aprobadas por Cánovas, en los últimos días del mes de abril. (1897)

Durante el juicio se establecio el hecho de que Anguiolillo recibio ayuda financiera de los representates de la revolucion cubana en Paris que facilitaron el viaje a España para ejecutar el asesinato. La conexión de Anguilillo en París, fue el doctor  Ramon Emeterio Betance. El destacado médico, nacido en Puerto Rico, era el delegado cubano en Francia.

 Betance nunca desmintió el papel que desempeñó en la muerte de Cánovas. No se ufanaba del hecho, que no había ideado, pero no negaba los 500 francos que le facilitó, para que éste se pudiera trasladar a España. (8) Orestes Ferrara, “Mis Relaciones con Máximo Gómez”. Editorial Molina y Cía,1942 p.72-75.)

Canovas del Castillo, fue hasta el día de su muerte un ejemplo de la intransigencia  de muchos españoles hacia la independencia de Cuba. Defensor de la fórmula militar de Weyler entendía que las reformas políticas debían aplicarse después de derrotada la insurrección y pacificada la isla.  Su muerte tuvo consecuencias inmediatas y profundas en Cuba.

La noticia del asesinato de Canovas del Castillo fue seguida por una crisis del gabinete conservador. Por varios días se debatió acerca de quién debía ser el sucesor: Finalmente la Regente Maria Cristina, llamó al líder del Partido Liberal, Praxedes Mateo Sagasta para que formara gobierno. Sagasta favorecía la Autonomía política para Cuba y era duro crítico del general Valeriano Weyler.

CAPTURA DE LA PLAZA FORTIFICADA DE TUNAS

El 28 de agosto de 1897, más de 2000 veteranos mambises a las órdenes del Mayor General Calixto García Iñguez, apoyados por tres piezas de artillería, pusieron sitio a la importante ciudad fortificada de Tunas o Victoria de las Tunas, como se le llamaba oficialmente, en la provincia de Oriente.

El Sistema defensivo de la ciudad contaba con tres Fuertes de sólida construcción con aspilleras, alambres de púa y otras defensas como los Fuertes No 10, No ll, Bailen, Victoria y Aragón entre otros, más las posiciones fortificadas de la iglesia, el hospital y otras instalaciones de mampostería. En total 600 soldados de línea y 200 voluntarios, asistidos por dos piezas de artillería Krupp.

Las tropas cubanas, concentradas por órdenes del Mayor General Calixto García en el campamento Curana, a 6 km de Tunas, incluía Jefes y batallones mambises traídos desde la trocha de Júcaro a Morón hasta Baracoa.  Presentes estaban los jinetes de la legendaria caballería de Camagüey y la infantería de Guantánamo, Santiago de Cuba, Bayamo, Jiguaní, Manzanillo, Holguín, Baracoa y la brigada de las Tunas, apoyados por una batería de 3 cañones al mando del Teniente Coronel del Ejército Libertador cubano, Frederick Funston. (que posteriormente alcanzó el grado de Brigadier General del Ejército de EE.UU.)

La artillería cubana fue emplazada en la Loma del Cura. Al amanecer del día 28 de Agosto, los batallones cubanos estaban listos y esperaban la orden para atacar las defensas de la ciudad. La artillería mambisa  dio inicio al combate, descargando la metralla sobre el importante cuartel de caballería. El enemigo respondió concentrando el fuego de sus cañones Krupp en la Loma del Cura.

 

El General Mario García Menocal y el coronel Carlos García Vélez,( hijo del Mayor General Calixto García) peleando como leones, avanzaron al frente de sus tropas sobre las defensas españolas, concentrando el ataque sobre las baterías enemigas que hacían estragos en las filas cubanas.

Valiente entre valientes, Menocal, fue herido en el combate y  trasladado a un hospital de campaña. En el fragor del combate murió el Teniente Coronel Ángel de la Guardia, el joven oficial que acompañaba a José Martí cuando cayó “de cara al sol” en Dos Ríos.

Al amanecer del 29 de agosto los cubanos controlaban la mitad de la ciudad pero los defensores peleaban con su tradicional tenacidad y valor, en espera de refuerzos que no llegaron.  El día 30 era evidente que la batería mambisa había virtualmente demolido las principales defensas de la ciudad. Finalmente a la 1 pm del día 30 de Agosto, Victoria de la Tunas se rindió al Ejército Libertador Cubano. El insigne patriota Calixto García Iñiguez , héroe de la Independencia, había alcanzado la más importante victoria de su vida al servicio de la libertad de Cuba.

Se capturó un enorme botín de guerra. Las cifras totales ascendieron a dos cañones Krupps, 1,163 fusiles mausers, los mejores de su época, un millón de tiros y gran cantidad de  alimentos y medicinas. Las bajas españolas fueron 161 muertos, 176 heridos y 409 prisioneros.  Los mambises tuvieron 29 muertos y 60 heridos. Los médicos cubanos atendieron a todos los heridos, tanto cubanos como españoles.

SAGASTA DESTITUYE AL GENERAL WEYLER DE SU MANDO EN CUBA

Profunda impresión causó en España la noticia de la victoria insurrecta en Tunas. Se temía que después de la captura de tan importante plaza fortificada  ninguna otra ciudad de Oriente estuviera segura. Las críticas contra Weyler arreciaron en las tribunas.

El 11 de septiembre el Heraldo de Madrid pública:  ‘Sin los esfuerzos que el Gobierno ha venido haciendo para esconder a la nación el verdadero estado de la Guerra en Cuba, engañandola con las noticias de pacificaciones y victorias, de su exclusiva invención, la pérdida de Victoria de las Tunas, no hubiera producido en el espíritu público la honda impresión que por todas partes se advierte… La gente ha visto claro y ha podido medir la magnitud de la farsa de que ha estado siendo víctima… ¿Para llegar a tan mezquino resultado ha dado España 200 mil hombres y miles de millones de pesetas?” (7)

La rendición de Victoria de las Tunas propició la coyuntura política que ayudó en Madrid, al descrédito de la fórmula militar de Weyler. El Jefe del Gobierno Praxedes Mateo Sagasta no perdió tiempo en anunciar el  relevo de Weyler de su mando en  Cuba. El 4 de octubre en rueda de prensa, el Jefe del gobierno español declaró: “anularemos completamente la política de los dos últimos años en Cuba”.

El 20 de octubre, el general Valeriano Weyler, presentó su renuncia a la Capitanía General de la isla, alegando que no consideraba apropiadas las reformas políticas que propiciaba el Gobierno de Sagasta que incluían la autonomía para el gobierno de Cuba.

Maximo Gomez con 400 jinetes como núcleo central, a las órdenes del Jefe de su Estado Mayor, general Bernabe Boza, había resistido por 9 meses,  (19 de enero al 20 de octubre) la ofensiva de Weyler con  40,000 soldados.  La indomable voluntad de resistir, desplegada por los cubanos y el genio estratégico de Máximo Gomez, hicieron realidad la victoriosa campaña de La Reforma.

La renuncia  de Weyler fue aceptada en Madrid, a pesar de las múltiples protestas de la milicia de voluntarios  y  comerciantes españoles que llegaron a sembrar el caos en las calles de la Habana, en apoyo a la permanencia de Weyler en el mando de Cuba.  El 29 de octubre de 1897, Valeriano Weyler embarcó en el vapor “Montserrat”. Con él se marchaba la radical consigna de pelear por Cuba; “Hasta el último hombre y  la última peseta”.

Para España, en medio de las violentas protestas por la destitución de Weyler,  se abría el capítulo de hacer valer en las calles, la autoridad del nuevo Capitán General Ramón Blanco y  la implementación en Cuba de un gobierno con sede en la Habana y amplios poderes de Autonomía.¿Sería posible o llegaría tarde?