Carlos Sánchez Berzaín

Intdemocratic.org

 

La condena por un jurado federal de Estados Unidos al ex presidente de Honduras Juan Orlando Hernández por “tres cargos que incluían delitos de importación de cocaína y armas” con acusación de que “abusó de su posición como presidente de Honduras para operar el país como un narcoestado”, es un hito histórico de no impunidad para los jefes y operadores de los narcoestados de Latinoamérica, que señala a los detentadores del poder de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y gobernadores de estados o provincias en países federales.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos en su comunicado de prensa de este 8 de Marzo, precisó que “Hernández fue declarado culpable de tres cargos: (i) conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, lo que conlleva una sentencia mínima obligatoria de 10 años de prisión y una sentencia máxima de cadena perpetua; ii) el uso y porte de ametralladoras y dispositivos destructivos durante la conspiración de importación de cocaína, así como la posesión de ametralladoras para promover dicha conspiración, que conlleva una pena de prisión consecutiva obligatoria de 30 años; y (iii) conspirar para usar y portar ametralladoras y dispositivos destructivos durante la conspiración de importación de cocaína, y poseer ametralladoras en apoyo de la misma, que conlleva una pena máxima de cadena perpetua”

“Juan Orlando Hernández abusó de su posición como presidente de Honduras para operar el país como un narcoestado donde se permitía que los narcotraficantes violentos operaran con virtual impunidad, y los pueblos de Honduras y Estados Unidos se vieron obligados a sufrir las consecuencias”, dijo el Fiscal General Merrick B. Garland.

El Fiscal Federal Damian Williams del Distrito Sur de Nueva York dijo que “Juan Orlando Hernández tuvo todas las oportunidades de ser una fuerza para el bien en su natal Honduras. En cambio, eligió abusar de su cargo y de su país para su propio beneficio personal y se asoció con algunas de las organizaciones narcotraficantes más grandes y violentas del mundo para transportar toneladas de cocaína a Estados Unidos”.

La señal de que no habrá impunidad con los jefes de narcoestados en la región está dada por el mismo Fiscal de Nueva York: “Espero sinceramente que esta condena envíe un mensaje a todos los políticos corruptos que considerarían un camino similar: elegir de manera diferente. Mi oficina no se detendrá ante nada para investigar y enjuiciar a los responsables de enviar veneno a esta comunidad, sin importar su estatus o poder político”.

Narcoestados son “aquellos países cuyas instituciones políticas se encuentran influenciadas de manera importante por el poder y riquezas del narcotráfico, cuyos dirigentes desempeñan simultáneamente cargos como funcionarios gubernamentales y miembros de las redes de tráfico de drogas narcóticas ilegales, amparados en sus potestades legales”.

La dictadura de Cuba fue sin duda el primer narcoestado de Latinoamérica por la probada alianza criminal para traficar drogas a los Estados Unidos, de Fidel Castro con el colombiano Pablo Escobar Gaviria y el boliviano Roberto Suarez Gómez, que ni concluyó ni pudo ser disimulada con el fusilamiento del Gral. Arnaldo Ochoa, el Cnl. Antonio de la Guardia y otros oficiales. Fue una acción permanente con la organización, soporte y protección de los grupos narco subversivos de las FARC, el ELN y otros en Colombia, de Evo Morales y sus federaciones cocaleras en Bolivia, los Ejércitos de Liberación Nacional ELN en toda la región, de sendero luminoso y el MRTA en Perú y más. Toda la guerrilla castrista llamada revolucionaria se basó en el narcotráfico.

En el siglo XXI Cuba es el narcoestado jefe e instaló como narcoestados a la dictadura de Venezuela con Chávez y ahora con Maduro (con pedido de captura y 15 millones de dólares de recompensa), la de Bolivia con Evo Morales y Arce Catacora, la de Nicaragua con Ortega y Murillo. La participación de los detentadores del poder del socialismo del siglo 21 va desde su implicación directa en el narcotráfico hasta la proclama pública y en representación de los estados que controlan de la falacia de que “la lucha contra el narcotráfico ha fracasado” y la “legalización las drogas” para convertirse de narcos en empresarios.

Tan graves y peligros como las dictaduras/narcoestados de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, son los narcoestados dentro de los países federales como se denuncia públicamente en México a Michoacán, Tamaulipas, Guerrero, Zacatecas, etc, y en Argentina a Santiago del Estero señalado como el “portaviones de la droga”, Formosa y más.

Los narcoestados del socialismo del siglo 21 y sus expresiones feudales en países federales de Latinoamérica son la realidad que financia el sostenimiento, expansión e influencia de las dictaduras.

Dictadores del castrochavismo recuerden ahora el refrán latino “Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”.