Por: Beatrice E. Rangel

Intdemocratic.org

 

Los inicios del Siglo XXI venezolano serán recogidos por la historia como los de la más colosal destrucción institucional. Proceso que abrió las puertas al mas rampante de todos los populismos vividos por la región desde la independencia de España en el siglo XIX. Curiosamente el desmontaje de la democracia venezolana fue protagonizado por las elites que rechazaron monda y lirondamente las ideas de la competencia económica y la construcción de consensos amplios en la política. Se tiró por la borda la descentralización política y la libertad económica en aras de participar en la extracción de renta que garantizaban lideres políticos poco comprometidos con el estado de derecho y mucho menos con la democracia.

 

Curiosamente el pueblo venezolano no acompañó a las elites en este proceso ya que el gran triunfador de las elecciones de 1998 fue el abstencionismo particularmente en los estratos C.D y E Y a lo largo de todo este siglo ha rechazado de manera creciente el despotismo bárbaro de un régimen aliado del crimen organizado transnacional para apoyar a todo chance la via electoral.

 

Este camino ha sido duro, difícil y trágico ya que el régimen no ha dudado en torturar, matar y desaparecer a los disidentes. Pero la sociedad civil venezolana siguió su curso democrático. Organizó marchas y protestas. Participó en procesos electorales. Recogió firmas para repudiar liderazgos y logro arrebatarle al régimen el poder legislativo en el 2015. Hoy se presta a arrebatarle el ejecutivo.

 

Muchos analistas consideran que de nuevo se frustraran las ambiciones democráticas de la sociedad civil de Venezuela. Sin embargo recordemos lo dicho por Bolivar “cuando un pueblo decide ser libre termina por serlo”. Y el pueblo de Venezuela ha decidido ser libre. Luego de muchas frustraciones hoy se agrupa detrás de un liderazgo firmemente demócrata y libertario. Se trata de un liderazgo que jamás ha abandonado el país y que tampoco antepuso sus necesidades de cobertura de estándares de vida a las de retorno de la libertad en el país. Es un liderazgo que sufre con los venezolanos la tragedia de la pobreza infinita; la ausencia de servicios públicos para educar y dar un crecimiento sano a sus hijos. Un liderazgo que acompaña los hogares vacíos de los migrantes. Un liderazgo que respira con el país.

 

Ese liderazgo encarnado por Maria Corina Machado y hoy reforzado por Edmundo Gonzalez Urrutia esta creando un consenso político que el país solo vivió cuando decidió que quería una democracia. Ese consenso político servirá para iniciar la transición hacia la libertad y la democracia que de suyo será un via crucis. Porque el país está devastado económicamente; destruido institucionalmente y desplomado anímicamente. Pero este via crucis como dirá San Pablo es el de la redención porque precede al del advenimiento de la libertad.