Por Fernando Milanés, MD

 

Recuérdame a mi cantar perdido,
recuérdame en medio de mi olvido;
recuérdame, que recordar es volver a vivir
el tiempo que se fue recuérdame.

Los Chavales de España

En estos momentos en que mi país natal Cuba, está en los periódicos por existir un estado de emergencia económica y los inicios de una revuelta popular, es importante que se evite regresar al acercamiento que existió cuando los años de Obama.     Actualmente todavía existe una versión de la Cuba antes de la tiranía, totalmente falsa.     Tengo ya 84 años de vida y le solicito a mis existentes neuronas que me traigan a la memoria algunos recuerdos de mi vida en Cuba;

Recuerdo cuando de niño mi hermana y yo oíamos en la radio a Tamakun y Los Tres Villalobos, a Caruso, Strauss y Chopin en el tocadiscos y con nuestros padres el boxeo y la pelota.    Leíamos todas las Fabulas de Esopo, a Mark Twain con Tom Sawyer y Huck Finn y Mujercitas y Hombrecitos.

Recuerdo cuando íbamos en bicicleta hasta la carretera central que iba hacia Pinar del Rio, y viajábamos a todas las 6 provincias, cuando teníamos una maestra llamada Altagracia que nos enseño hasta que fuimos al colegio Cima donde entre en el cuarto grado.

Recuerdo la casa en la carretera entre Jaimanitas y Santa Fe donde nuestros amigos de juego eran los gatos, perros, y otros animales que allí teníamos.    Después la casa en el reparto La Sierra donde jugaba con Joaquín Mario mi íntimo amigo que falleció demasiado joven,  pasaba muchas tardes en el Biltmore, las frecuentes fiestas infantiles, y el colegio Ruston donde estuve desde el sexto grado.

Recuerdo a nuestro hermanito del que nos dijeron era el de la vejez, y que hizo que nos mudáramos a una casa muy grande en la quinta avenida.    Esa vivienda fue testigo de muchísimas fiestas de los adultos, de compartir con muchos amigos y en esa época a mis 10 años camino en tren a un camp en Carolina del Norte, experimente por primera vez los sinsabores de una atracción hacia una bellísima niña.    Toda la alegría se desvaneció cuando poco menos antes de cumplir tres años muere nuestro hermano en un trágico accidente.    Del año posterior al evento y viviendo en otra casa no tengo ningún recuerdo.    Es obvio que la tristeza de nuestros padres fue mucho más fuerte que mi vivencia y solo así se explica ese vacío en mi memoria.

Recuerdo la época después del luto, donde en un nuevo edificio de dos casas vivíamos en los altos y nuestra familia Pagés en la de los bajos.    Fue un tiempo divertido puesto que entre los parientes y los vecinos hacíamos un grupo tan grande que cerrábamos la calle para jugar a la pelota.    Dos viviendas independientes se fabricaron después, una enfrente de la otra, en la avenida Ramón Mendoza.   Esa casa del estilo “art deco”, era bella y fue donde pase de la niñez a la adolescencia, el golpe de estado y mis estudios de medicina en la Universidad de la Habana.  

Recuerdo   más de lo que experimente durante esos años.    Nacieron dos hermanos, mi hermana celebro sus Quince, celebro su matrimonio con Jorge Barroso, conocí de cerca el mundo de la farándula e hice amistad con mujeres que bailaban en Tropicana y con las que disfrute oyendo a Benny More en el Ali Bar, y muchas otras gratas experiencias .    Con mi gran amigo y compañero de estudio Ricardo “Kiko” Machín comenzamos un establo de caballos de carrera que  no solo tuvimos la suerte que se pagaban con lo que ganaban, sino que era una magnifica excusa para tratar de impresionar a las muchachas.    La vida mía que continuo entre farándula, caballos y estudio tuvo termino cuando al cerrar la Universidad de a Habana viaje a este país en el año ‘58 a seguir mis estudios de Medicina.    No se me olvidaran las noches que baile con Nat King Cole en Tropicana, oí a Edith Piaff, Maurice Chevalier, y muchos otros en Montmatre, a Johnny Mathis en Sans Souci, y a los Chavales de España en las fiestas particulares.    Todos los artistas famosos pasaban por Cuba en esa época, era un tiempo fabuloso desgraciadamente interrumpido por atentados en contra del régimen y/o la consecuente represión     Estábamos en Montmatre la noche cuando asesinaron a Blanco Rico y mi hermana conserva la foto donde se ve a él y su familia en una mesa cerca de la nuestra.

Recuerdo  cuando celebre el ultimo de mis “fin de año” en el Biltmore en la época donde los jóvenes vestían de smoking, ellas de largo y se celebraba con champagne.    Fue en el año 1957 y regrese a Cuba en el ’59 para continuar mis estudios al reabrirse la Universidad después del comienzo del Fidelato, pero la esperanza de la vida continuara con libertad pero sin derramamiento de sangre duro poco y huyendo de fusilamiento y/o cárcel comencé el exilio en Agosto del 1960.     Llegue a los EEUU con $10 en el bolsillo.     Pensaba que sería por un tiempo corto.    Con mis compañeros de la Brigada 2506, salimos en Abril del año 1961 para con las armas liberar a Cuba del comunismo.     Una serie de incidentes fortuitos me salvo vida y/o prisión.    Cumplimos este año el aniversario # 60 de esa acción.    Durante ese tiempo todos los brigadistas continuamos trabajando por una Cuba libre, yo con mi mejor armas, mi palabras, oral y/o escritas.    Esta etapa resulto en la más larga,  la más productiva de mi vida, y definitivamente la más feliz compartiendo un amor con Nuria Rodriguez-Ecay que está llegando a los 58 años,  tres hijos y  seis nietos, y con una salud y neuronas decreciendo pero suficientes para permitirme recordar y escribir estas notas.