Héctor Julio Cedeño Negrín

Periodista libre de Cuba

La Habana, miércoles 10 de agosto de 2023.

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Alguna vez le preguntaron al Presidente Ramón Grau San Martín. Quién pondría fin a la revolución, impuesta por Fidel Castro a los cubanos? El Presidente contestó; "a la revolución la derrocará el general"

¿El General Batista? Le preguntó alguien; no, no; "el general deterioro".

Caminando por las calles de "Los Sitios", barrio emblemático de La Habana pude constatar la tremenda insalubridad y la pestilencia insoportable provocada por los enormes basurales, extendidos casi por cada cuadra, como los antiguos Comité de Defensa de la Revolución (CDR), que ya no son tales y aunque se mantiene la chivatería, casi ya ni funcionan.

Los constantes derrumbes de viviendas extendidos por todo el barrio y las numerosas edificaciones que se encuentran en estado crítico y en condiciones deplorables. Sumado a todo esto tenemos la crisis agravada por el desabastecimiento de agua potable, aunque las aguas albañales si corren calle abajo y las fosas desaguan en las esquinas.

La falta de agua potable, se ha hecho "viral" entre la población, pero la conductora que construyeron con tubos de más de ochenta centímetros de diámetro y que se extiende desde Palatino hasta Prado y Malecón, siguiendo toda la avenida del puerto, funciona de maravillas. Esta estructura abastece de agua a todos los hoteles de cinco estrellas construidos o remodelados últimamente.

Esos hoteles tienen todas grandes piscinas olímpicas, por sus dimensiones y se mantienen llenas las veinticuatro horas del día. El abastecimiento al turismo es impecable, pero el de la población es deplorable. Se había dicho que la construcción de esa conductora iba a resolver el problema del abasto de agua para más de ciento quince mil usuarios de toda la Habana vieja y partes de Centro Habana, pero ha sido una mentira.

Esa conductora, al contrario de resolver el problema del agua, ha dejado sin agua a toda la población del municipio Habana vieja y parte de Centro Habana y ahora no tienen, ni pipas para suministrar el líquido a los habitantes de toda esta zona, lo que ha derivado a la situación actual.

La crisis está presente en Los Sitios, en Jesús Maria, en el barrio de Belén, en el de Colón, en Cayo Hueso, en el barrio Chino aunque sin chinos, como decía Luis Cino. Se extiende además, por el Cerro, La Victoria y por la inmensa mayoría de los barrios habaneros.

Con excepción claro está, de los "Barrios Altos" situados en Miramar, Siboney, Atabey, la Coronela, Flores, etc, etc. No tanto por la altura geográfica, sino porque son los barrios en donde viven los "altos" dirigentes de la dictadura. Lo que se ha dado en llamar; "la oligarquía comunista".

Viven en las mismas casas, en donde vivían los que ellos llamaban "la oligarquía batistiana" o sea, donde vivían los más ricos, antes de la mal llamada revolución, solo que ahora son ellos precisamente los más ricos, solo les dijeron a aquellos; "quítate tú, pa ponerme yo".

Allí nunca falta, ni el agua, ni la electricidad, ni el abarrotamiento de las despensas de sus moradores, rellenadas periódicamente por vehículos especiales operados por la Seguridad Personal. Allí no falta tampoco, ninguna otra cosa necesaria, para esos nuevos oligarcas, en sus confortables mansiones que están a todo dar. Todo está "fresa", como dicen algunos.

No es por envidia a los oligarcas comunistas de la nomenclatura, ni por pretender igualar su confortable estilo de vida, es por ver lo descarados y lo hipócrita que son todos, desde el mayor hasta el más pequeño, incluidas todas las " focas amaestradas" de La Asamblea Nacional del Poder Popular, menos popular en Cuba que los cigarros.

Mire usted que ahora, uno de los encumbrados yernos de Raúl Castro, casado o empatado supuestamente con Nilsa Castro Espín, la hija menor del sátrapa, propone construir estanques para la cría de peces en nuestros barrios insalubres, éstos si verdaderamente populares, cuando no hay ni agua para beberse un vaso y mucho menos para asearse, Más ahora con el intenso calor, que hace correr el sudor y destapa el mal olor. Sumada además,  la carencia de desodorante, que no rimara pero que enrarece el aire, sobre todo en los ómnibus repletos, donde ensayamos el baile de la sardina enlatada.

A no ser que esos magnates, que oprimen, sin misericordia a los cubanos, nos presten o donen las olímpicas piscinas de sus portentosas mansiones, permanentemente llenas del preciado líquido. Tan escaso hoy en toda la ciudad y podamos criar, tal vez biajacas o guajacones, porque a las clarias, hay que echarles carne, si no se van del estanque a conseguir comida en otra parte. Ahora que el pollo está demasiado caro, a más de doscientos ochenta pesos la libra, aunque dicen que a las clarias les gusta más el "beef steak".

La situación es tal y el deterioro total, que están obligando a los trabajadores a confeccionar su propia tarjeta en pesos cubano, no sé si las harán a mano. Esto, porque ni siquiera tienen efectivo para pagarles con ese papel moneda tan devaluado que es el peso cubano y en muchos de los cajeros automáticos, ahora aparece un mensaje, "estamos en mantenimiento", esto para enmascarar que no tienen dinero para cargar los aparatos.

Así sigue Cuba, de mal en peor.