Héctor Julio Cedeño Negrin

Periodista Independiente de Cuba

 

Fidel Castro, instituyó la arenga política en Cuba y la elevó al superlativo. Un método para enardecer a la masa popular, muy utilizado por Vladimir Lenin, Adolfo Hitler y Benito Mussolini

Procedimiento recreado por anarquistas, comunistas y fascistas que provienen de una raíz común. Fidel Castro lo utilizó hasta la saciedad y lo hizo a todas horas y durante decenas de años. Pero cayó en decadencia cuando el pueblo, hastiado dejó de asistir a sus discursos.

Hicieron lo indecible para llenar la rebautizada "Plaza Cívica", convertida por arte de magia, en la plaza de la revolución. Transportaban a miles de acólitos a través de todo el país, para poder llenarla de personas y para decir que allí se concentraba más de un millón de personas.

Ese grupo de simpatizantes le sirvieron al tirano para imponer, "leyes" y hasta caprichos, sin necesidad de utilizar parlamento alguno, para decretar cualquier plan conveniente, incluido el fusilamiento de los opositores o su encarcelamiento y tortura, ademas cuanta doctrina, quisiera imponer la tiranía.

Fidel Castro, se convirtió en un verdadero manipulador de la gente y con sus dotes actorales, "legítimo" su política. Pero Fidel estudió al pie de la congregación católica de los jesuitas, que tenía magníficos métodos de enseñanza. El tirano tenía además una mejorada cultura, que era muy efectiva a la hora de imponer su voluntad.

Este era un don, incluso si le hubiera sido otorgado por el diablo, no por dios, porque como me dijera Hilda Molina; "Fidel, es una inteligencia maligna". Ese era su carisma, no todos lo pueden tener. También lo solía hacer Adolf Hitler, otro excelso manipulador de las masas.

La nueva administración de la dictadura, carece completamente de ese carisma, necesario, para manipular a la población y de hecho, es detestada por la mayoría de los cubanos. El administrador designado, no tiene cultura, trascendencia, ni carisma y no puede ni siquiera igualarse a Raúl Castro, el gris hermano de Fidel.

Así que los cubanos podemos despedirnos de aquellas concentraciones que hacía Fidel Castro, que ya no podía llenar la plaza cívica, pero que llenaba la llamada tribuna anti-imperialista y que tuvieron que suspender por el cartel, encendido en el interior de la Embajada estadounidense.

El asunto es que don Diaz-Canel, el sin casa, es incapaz de liderar y simplemente está ahí, porque le colocó Raúl Castro, que tampoco, llegó a ser un buen líder, sino simplemente, es el hermano de Fidel. Fue así simplemente, como él comenzó, al inicio de la mal llamada revolución cubana.

Ahora figúrese, la administración de la tiranía comienza a temerle a las concentraciones populares, algo que fascinaba a Fidel Castro, que manipulaba a su antojo a la población y que enardecía a miles de personas. Eso le aterra a don Miguel Diaz-Canel, le hace sudar frío y hasta temblar.

Sentirá miedo escénico o temerá una tomatina o tal vez, una lapidación. Los actuales gobernantes de Cuba, son ineptos e incapaces de gobernar y se la pasan tirando piedras, para ver si le dan a algo.

En las "celebraciones" por el primero de mayo, en la Cuba de hoy, no hay nada que celebrar, a no ser que se celebre la miseria, el hambre o la insalubridad, que es lo que está, más enraizado, en la vida de la nación cubana.

Por eso les temen a las multitudes, porque una concentración convocada por ellos mismos, puede ser el escenario ideal, para desatar una revuelta popular y dar al traste con la dictadura.

Al parecer, las recomendaciones de la inteligencia militar han aconsejado evitar esas concentraciones, por si acaso. Ahora dicen que se realizará, el viernes cinco de mayo, posiblemente movilizando un creciente número de militares, vestidos de civil.

En fin, que los tiranos tienen un miedo que se orinan, pero son incapaces de resolver la situación nacional. Este nuevo mes que ha comenzado, no tienen ni los artículos necesarios, para la distribución de la canasta básica, en la Habana. Hablamos de la cuota normada, algo inusitado en los tantos años de revolución.

Simplemente son incapaces del suministro estable, de la cuota normada, que no es más, que una cuota de hambre, que se distribuye, a la población cubana. La precariedad a la que somete ésta dictadura a la ciudadanía, demuestra la incapacidad de éste régimen para gobernar el país, estamos a un paso de la debacle de la dictadura. En cualquier momento puede inflamarse la nación y no habrá bomberos que sean capaces de apagar el incendio.