Por Oriana Rivas
PANAMPOST
Si bien la desordenada retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán ocurrió en 2021, lo cierto es que este evento fue el que marcó el punto de partida para lo que pasaría este año. Expertos aseguraron en ese momento que EE. UU. dejaría de ocupar su espacio de poder en el corredor de Asia Central. La oportunidad perfecta para que entrara la influencia de potencias enemigas.
La política exterior que ha manejado el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en el año 2022, ha dado muestras de tibieza que fueron letales para la percepción mundial sobre lo que hoy es la nación norteamericana y cómo lleva las relaciones que tiene con el resto de los gobiernos y asociaciones que integra dicho país.
Si bien la desordenada retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán ocurrió en 2021, lo cierto es que este evento fue el que marcó el punto de partida para lo que pasaría este año. Expertos aseguraron en ese momento que Estados Unifod dejaría de ocupar su espacio de poder en el corredor de Asia Central. La oportunidad perfecta para que entrara la influencia de potencias enemigas.
El mandatario demócrata ha dicho una y otra vez que prefiere apelar a la “diplomacia”, pero incluso aplicándola es poco lo que ha hecho. No tiene logros tangibles y países con quien tiene ásperas relaciones como China, Rusia e Irán, se van apoderando cada vez más del terreno geopolítico. La influencia que han logrado en América Latina con autoritarismos amigos como los de Venezuela y Cuba, es prueba de ello.
Pero la Casa Blanca también ha buscado un acercamiento porque necesita del dictador venezolano Nicolás Maduro para obtener petróleo. Por eso, el 2022 se convirtió en el año en el cual EEUU ha aliviado un enorme listado de sanciones: permitiendo la exportación de crudo de PDVSA (convertida en caja chica del chavismo), liberando a los sobrinos de Cilia Flores de la cárcel acusados de narcotráfico y muchas otras concesiones.
Director de Edición