Por Dinesh D’Souza

—Traducido por Alfredo M. Cepero—

 

Las “Mulas” son hombres y mujeres que son contratados por organizaciones de izquierda para depositar en buzones de votos boletas ilegales y fraudulentas enviadas por correo. 

Aquí quiero hablar de mulas y burros. Específicamente hablando, una mula es un cruce entre un caballo y un burro. Unos cuantos meses después de haber arribado en América desde la India en calidad de estudiante de intercambio, mis patrocinadores en Arizona me llevaron al Cañón del Colorado. Me dieron la opción de caminar hasta el fondo del cañón o montarnos en una mula para realizar la peligrosa y extenuante travesía. Optamos por caminar y en el camino hacia abajo nos encontramos con turistas montados en mulas que se dirigían a través de peligrosos pasajes hacia el fondo del cañón.

El término “mula” es relacionado en la actualidad con el “tráfico de drogas” y el “tráfico sexual”. La “mula” es el intermediario, el individuo que lleva a cabo el transporte del producto. Mi amiga Catherine Engelbrecht—quién conduce la organización de investigación de votos True the Vote—tomó prestado el término para describir a operadores políticos que se dedican al “tráfico de boletas.” Las “Mulas” son hombres y mujeres que son contratados por organizaciones de izquierda para depositar en buzones de votos boletas ilegales y fraudulentas enviadas por correo.  

Ahora, vamos a referirnos a las pruebas acumuladas en el documental de “True the Vote”. La organización compró DIEZ MILLONES DE MILLONES de datos de células adjuntas a teléfonos móviles. Básicamente, compraron la información contenida en teléfonos móviles en las ciudades de mayor importancia de los cinco estados en que fueron decididas las elecciones de 2020. “True the Vote” corrió después un algoritmo—conjunto de operaciones sistemáticas que permite hacer un cálculo y hallar la solución de un tipo de problemas—con el propósito de descubrir a las mulas que recogieron grandes cantidades de boletas de organizaciones de izquierda en esas ciudades y las depositaron en 10 o más buzones.

El propósito de esta meta tan alta fue evitar los ‘falsos positivos’ y descubrir únicamente a las “Mulas” más industriosas. Después de todo, se puede dar el caso de un miembro de una organización activista local que vaya a dos buzones. Quizás depositó su boleta personal en el primer buzón y se detuvo después a amarrarse los cordones de sus zapatos, frente a un segundo buzón. Pero, ¿puede alguien pensar en forma racional que alguien deposite boletas en diez buzones? La única razón lógica es que esté depositando boletas ilegales.

Tomando en cuenta que cada uno de nuestros teléfonos móviles tiene una identificación diferente, “True the Vote” tiene en su poder la  identificación del teléfono móvil de más de 2,000 mulas contratadas por organizaciones de izquierda para traficar en boletas en Atlanta, Georgia; Phoenix, Arizona; Detroit, Michigan; Milwaukee, Wisconsin el área metropolitana de Filadelfia, en el estado de Pennsylvania. Solamente estas 2,000 mulas generaron 400,000 votos ilegales. Cuando uno separa el número de boletas fraudulentas, estado por estado, comprueba que estas 400,000 boletas eran más que suficientes para alterar el equilibrio de las elecciones presidenciales. Unas elecciones que ganó Donald Trump, no Joe Biden.

La evidencia de tráfico geográfico es corroborada por las evidencias captadas en video y estoy hablando de los videos oficiales de vigilancia tomados por los mismos estados. “True the Vote” obtuvo más de CUATRO MILLONES de minutos y el video muestra una mula después de la otra y después de la otra rellenando con boletas ilegales los buzones de votación.

Típicamente, estas trampas tienen lugar en medio de la noche. En algunos casos es posible ver a las “mulas” rellenando múltiples buzones. Algunas “mulas” se ponen guantes para no dejar atrás huellas digitales. Muchas veces, las “mulas” toman fotos de las boletas depositadas en los buzones para demostrar que han hecho bien su trabajo.

Todo esto definitivamente ilegal. Para entenderlo tenemos que establecer la diferencia entre “recolección” de votos—legal en muchos estados—y “recolección pagada” de votos—ilegal en todos los estados. En Georgia, por ejemplo, es legal entregar tu boleta a un miembro de la familia o un asistente de salud para llevarla al buzón. Sin embargo, en ningún estado puede ningún dinero cambiar de manos, ya sea dinero pagado a un votante, a una mula u otro tipo de personas dedicada a la entrega de cualquier tipo de artículo.

Surge entonces la pregunta de ¿quién está desplegando a las mulas? La respuesta obvia es que son los “burros”. Y cuando digo “burros’ me refiero obviamente a los demócratas, el partido que tiene un burro por emblema. Los burros son los reconocidos expertos en el fraude electoral. Ellos han estado envueltos en esta trampa desde el mismo Siglo XIX. En los días del Tammany Hall, por ejemplo, los demócratas recibían a los inmigrantes en los muelles, les pedían que firmaran las boletas que los demócratas más tarde llenarían a nombre del recién llegado y les darían en pago una botella de alcohol o una referencia para encontrar trabajo en algún lugar. 

NOTA EXPLICATIVA: Esta operación de fraude fue llevada a sus más altos niveles en las elecciones de 2020, principalmente por los cambios instituidos con el pretexto de la pandemia del Covid 19. De pronto fueron distribuidas decenas de millones de boletas por correo. De pronto, proliferaron millones de buzones en los principales bastiones de los “burros”. Por lo tanto, no debe de asombrarnos que los tramposos vieran la oportunidad de incrementar su trampa y lo hicieron sin el menor reparo. TODO ESTO ES ILUSTRADO CON AMPLITUD EN EL DOCUMENTAL “2000 MULAS” de Dinesh D’Souza

5-13-22