Por Fernando J. Milanés, MD

 

Había en un corral una gallina que ponía huevos de oro. Su dueño, que todas las mañanas los recogía y vendía a buen precio, díjose entonces:—Si los huevos de la gallina son de oro, las entrañas, donde se forman, deben contener oro en abundancia. Mató a la gallina creyendo hacerse rico en poco tiempo.  .—¡Bien merecido tengo el chasco, pues feliz estaba con mi gallinita viva que me daba un huevo todos los días! —exclamó el ambicioso, presa de honda frustración.  Esta historia enseña que la ambición sin limites nunca es buena. En la vida hay que saber valorar lo que se tiene y ser paciente, a veces la impaciencia hace tomar las peores decisiones.

Fabula de Esopo

Por los años 50 existió un País que tenía un futuro de oro.    A pesar de dificultades políticas, corrupción estatal y una democracia frecuentemente interrumpida, esta pequeña isla rivalizaba y superaba a la mayoría de otros países con más historia y población.    El pueblo gozaba de un mercado libre, donde la iniciativa personal era recompensada.    Existía una clase media, que iba en aumento progresivo, compuesta principalmente de pequeños comerciantes y profesionales.    La educación estaba asequible para todas las clases sociales, con instituciones que iban de caras a gratis, incluyendo las universidades.    No todo era reluciente.    Aunque el racismo era ilegal, existía discriminación.    A pesar que los colegios públicos y la Universidad tenían gran calidad de profesores, eran más asequibles en las ciudades y pueblos cercanos a estas.    La riqueza no llegaba a todos, existiendo desde multimillonarios a extrema pobreza.    Parte del pueblo de esta afortunada isla, no estaba feliz con la rapidez del progreso y deseaban más y más rápido.    El  grupo de descontentos estaba compuesto en su mayor parte por personas de clase media que por ambición y/o envidia deseaban la fortuna de otros.    Esta población no consideraba que el éxito de otros pudiera deberse a que ellos tenían mas capacidad intelectual, hacían más esfuerzo o a veces más suerte.     Pensaron que podían obtener “más oro”, menos trabajo, si pudieran recibir parte de las fortunas de otros.    Con la excusa de “justicia social” y “justa repartición de riquezas”, se aliaron con el diablo social/comunista que se los prometía.    Como siempre ha sucedido el oro era producido por las gallinas que lo obtenían por su sacrificio personal.    Al matar las “gallinas”, se acabo el oro.    Ese pequeño país, como seria ahora si la tiranía Castrista y los que la apoyaran no hubiera existido.    Esopo escribió la respuesta en su corta fabula.    Desgraciadamente vivimos en nuestra nueva patria esta misma disyuntiva.    Tenemos el cuchillo listo y la gallina en nuestras manos.    Repetiremos los ejemplos de los anteriores fracasos como Cuba, Venezuela y demás?