Por Oriana Rivas

PANAMPOST

 

El mandatario salvadoreño logró bajar los crímenes, restó poder a las megabandas y se convirtió en referente para otros presidentes de la región. Sus rivales electorales son casi completos desconocidos. Sin embargo, hay advertencias que deben tenerse en cuenta por sus gestos de autoritarismo.

El cambio social que experimentó El Salvador bajo la presidencia de Nayib Bukele es incuestionable. El mandatario llegó al poder aplicando mano dura contra los crímenes de las pandillas y los resultados se vieron casi de inmediato. Incluso el país centroamericano quedó calificado como más seguro en 2023 que Estados Unidos.

Eso forma parte de la carta de presentación de Bukele para optar por la reelección el próximo domingo 4 de febrero. Cuenta con una intención de voto de 81,9 % frente a 12,2 % que reúnen sus cinco contendientes. Ninguno supera el 5 %, de acuerdo con el sondeo del Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Por ende, es inminente que el actual mandatario se asegure cinco años más en el gobierno de El Salvador.

Un resultado similar se espera para la Asamblea Legislativa, en la que el oficialista partido Nuevas Ideas podría ganar 57 de los 60 escaños (eran 84 curules pero se redujo tras una votación el año pasado) para así mantener la mayoría calificada que le garantice a Bukele el avance de futuros proyectos. La mesa está servida para una jornada electoral donde lo único que prima será la expectativa por la cantidad de votos que finalmente reúna el mandatario, porque en el país centroamericano no dudan de que será reelegido.

EL “BUKELISMO” ENTRE LOGROS Y CRÍTICAS

No todo es triunfalismo, hay aspectos que ensombrecen la imagen de Bukele, ya que si bien puso mano dura contra las megabandas y el narcotráfico, también hay denuncias por sus gestos de autoritarismo. Además, se lanzó a la reelección a partir de una dudosa interpretación de la Constitución hecha por la Sala de lo Constitucional. Según los magistrados —nombrados luego de la intempestiva destitución de los anteriores— un ciudadano puede ser presidente por un máximo de 10 años.

Existen más de 6000 denuncias de atropellos contra derechos humanos bajo el régimen de excepción, según la organización independiente Cristosal. Por otro lado, se incrementó en 111 % las vulneraciones a periodistas con respecto a 2022, identificados por la Asociación de Periodistas (APES). Ese porcentaje se eleva a 303 % si se compara con el año 2019, cuando asumió Bukele el poder.

Esas situaciones, más el desempleo, el aumento de la deuda pública o el precio de la canasta básica (alcanzó un récord en 2023) son algunas debilidades que quisieron explotar los opositores. Pero sus discursos se pierden entre los logros de Bukele, quien con su mergacárcel y la guerra contra las pandillas entregó a los salvadoreños un país más seguro. Así que los nombres de Joel Sánchez (Arena), Manuel Flores (FMLN), José Renderos (Fuerza Solidaria), Luis Parada (Nuestro Tiempo) y Mariana Murillo (Fraternidad Patriota Salvadoreña) podrían englobarse bajo una frase común entre los votantes: “No sé quienes son”.

EL PELIGRO DE UNA DICTADURA

Se desconoce de dónde salió el dinero para la campaña a la reelección de Bukele. Pero hay algo sobre lo que sí se tiene certeza: los partidos políticos adversarios no recibieron del Ministerio de Hacienda el financiamiento establecido en la ley basado en los votos recibidos en la elección anterior, como retrata BBC.

Con este escenario, El Salvador se acerca a las elecciones presidenciales. Con un presidente llamado a sí mismo “el dictador más cool del mundo mundial”, que ofrece resultados y sirve de ejemplo a pares de la región, pero también con advertencias a cuestas sobre excesos que puedan acercar al país a una dictadura

https://panampost.com/oriana-rivas/2024/02/01/inminente-reeleccion-de-bukele-80/

 

 

 

 


ORIANA RIVAS