Eugenio Trujillo Villegas

Director: Sociedad Colombiana Tradición y Acción

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A partir del primero de octubre comienza en Roma el llamado Sínodo de la sinodalidad. Es un evento sin precedentes en la historia de la Iglesia Católica en el cual cardenales, obispos, sacerdotes, monjas y laicos, hombres y mujeres, propondrán un alud de reformas en la estructura y en la doctrina de la Iglesia, siguiendo las orientaciones del papa Francisco.

En realidad, esto se viene preparando desde hace muchos años, como un desdoblamiento del Concilio Vaticano II. Las más radicales propuestas de transformación provienen del episcopado alemán, que hace mucho tiempo está en abierta contradicción con Roma, con la autoridad del papa y con la Tradición de la Iglesia. Dicho con claridad, las posturas de los obispos alemanes son abiertamente heréticas, cismáticas y contrarias a la doctrina de la Iglesia. 

LOS OBISPOS ALEMANES SE ALEJAN DE ROMA

Los obispos alemanes vienen impulsando una nueva visión del catolicismo, que ellos mismos denominan el Camino Sinodal Alemán. Según ellos, los frecuentes escándalos de abusos sexuales que involucran a miembros del clero y del episcopado en el mundo, sumado a la actual crisis de fe, requieren la implementación de una reforma profunda de la doctrina católica. 

Entre las muchas propuestas de reforma que se han planteado en las reuniones preparatorias del Sínodo, las principales son las siguientes: matrimonio de los sacerdotes, supresión del celibato, ordenación y consagración de mujeres como sacerdotes y obispos, aceptación de la homosexualidad, matrimonio entre parejas del mismo sexo y reconocimiento por parte de la Iglesia de la ideología de género y del movimiento LBGTI. 

Igualmente, para democratizar la Iglesia y suprimir su estructura jerárquica, a la que el papa denomina clericalismo, el Camino Sinodal propone abolir la autoridad suprema del papa y crear colegios consultivos conformados entre los fieles de cada diócesis y de cada parroquia, para que participen del gobierno junto a los obispos y párrocos.

Algunas de estas reformas ya están siendo implementadas en algunas diócesis de Alemania y de otras naciones europeas, ante la pasividad y la tolerancia del papa Francisco. Aunque no las ha condenado públicamente, tampoco ha hecho nada para enfrentarlas, suprimirlas o corregirlas. 

Los grandes promotores del Camino Sinodal Alemán son el obispo de Limburgo, Georg Batzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, y el cardenal arzobispo de Munich, Reinhard Marx, quienes no están lejos de repetir la proclama de Martín Lutero hace 500 años: “los von Rom”, rompamos con Roma.

Pero no son apenas estos dos obispos los que están dando la batalla a favor del cisma y de la ruptura con Roma. Son la mayoría de los obispos y de las organizaciones católicas de Alemania, que además reciben el apoyo incondicional de algunos cardenales y obispos europeos, norteamericanos y dignatarios de la curia romana. Quieren la demolición de la Iglesia, cancelando su Tradición milenaria, sus dogmas, su doctrina y sus enseñanzas. 

SE PROPONE UNA REFORMA RADICAL DE LA IGLESIA CATÓLICA

Los promotores de esta corriente ultra-progresista, asociada a la Teología de la Liberación, quieren una nueva iglesia fundamentada en la fallida concepción democrática de nuestro tiempo. En ella, obispos, párrocos y fieles se pondrían de acuerdo para implementar una nueva forma de gobierno de la Iglesia, en la cual cada quien acepta o rechaza lo que se le antoja, lo cual constituye una nueva expresión de la libertad religiosa, totalmente contraria a la doctrina católica.  

En la actualidad, la mayor parte de la población rechaza los valores morales inmutables que se desprenden del Derecho Natural y de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Y es precisamente a estos “fieles” a quienes la Iglesia les consulta para determinar lo que se debe creer o no creer en materia religiosa y moral. Para nadie es un secreto que los católicos fieles han disminuido escandalosamente en las últimas décadas y que la mayor parte de la población de Occidente hoy en día es atea, indiferente, no cree en ninguna religión y viven como si Dios no existiera.   

Y es precisamente a estas personas que la Iglesia les pregunta cómo debería ser la religión que quieren, para justificar la demolición del edificio sagrado de la Iglesia y reemplazarlo por la opinión de las mayorías, afirmando equivocadamente que así se manifiesta el Espíritu Santo.

Para ser concretos, nos preguntamos cuál es el aporte a la nueva Iglesia de los católicos que nunca van a misa, que no reciben los sacramentos, que practican el aborto, que se divorcian cuando quieren y se vuelven a casar varias veces, que son homosexuales, que practican la poligamia, que promueven la ideología de género y los colectivos LGBTI, que poco o nada creen en Dios y que viven al margen de cualquier consideración religiosa o moral.

¿Son ellos, con sus opiniones poco o nada católicas, los que van a dirigir el rumbo de la Barca de Pedro?

Como ejemplo de la confusión que se genera entre los católicos, el Sínodo tendrá un retiro espiritual entre el 1 y el 3 de octubre, obligatorio para todos los participantes, que será predicado por el ex superior de los dominicos, el padre Timothy Redcliffe, conocido por su militancia a favor de la homosexualidad y por sus proclamas heterodoxas. Tanto, que Juan Pablo II y Benedicto XVI le ordenaron mantenerse lejos del Vaticano.

IMPORTANTE LIBRO SOBRE EL SÍNODO

Este asunto tan grave y complejo está magistralmente analizado en un libro que acaba de ser publicado en Europa, y que se convertirá en uno de los grandes referentes para el análisis de la profunda crisis de la Iglesia Católica. 

Titulado El proceso sinodal, una caja de Pandora, fue escrito por dos buenos amigos, José Antonio Ureta y Julio Loredo de Izcue, ambos discípulos del profesor Plinio Correa de Oliveira y directores de las TFP de Francia y de Italia respectivamente.

Tiene un prefacio del cardenal Raymond Leo Burke, uno de los pocos prelados que ha alzado su voz para enfrentar esta tragedia histórica. Su lectura nos deja perplejos y aturdidos ante la gravedad de las propuestas del Sínodo, sobre las cuales la casi totalidad del clero y del Episcopado en el mundo no se pronuncian. 

Allí está descrita y analizada la tragedia que se abate sobre la Iglesia. Como lo dice muy bien el título, el Sínodo es una caja de Pandora, que al abrirla saldrán de ella muchos males incontenibles. Los católicos creemos firmemente en la promesa de Nuestro Señor de que las puertas del infierno nunca prevalecerán contra la Iglesia, así es que cuanto mayor sea la destrucción de los demoledores, más cerca estaremos de una intervención divina.    

Quien desee recibir una copia del libro en español, puede solicitarla a mi correo y con el mayor gusto se la haré llegar por email en formato de PDF, sin costo alguno. (El proceso Sinodal – una caja de pandora. José Antonio Ureta y Julio Loredo de Izcue. Edición Tradición Familia Propiedad. Roma. 120 páginas).