Eugenio Trujillo Villegas

Director: Sociedad Colombiana Tradición y Acción

 

El pasado 7 de septiembre se realizó en Pereira un Foro para analizar la situación de Colombia, amenazada por una avalancha de desastres promovida por el Gobierno de Petro. Ante un nutrido auditorio de 600 asistentes, entre empresarios y miembros de la reserva de las Fuerzas Armadas y de Policía, las exposiciones de los conferencistas fueron contundentes, mostrando que por oscuro que sea el túnel donde nos encontramos, la crisis tiene una solución. 

María Fernanda Cabal, expuso su clara visión de la crisis, denunciando las perversas intenciones del gobierno de expropiar los predios rurales sin ninguna indemnización, tal como lo anunció el presidente durante esa misma semana. Esto es una evidente violación de la Constitución, de los derechos ciudadanos y del régimen de propiedad privada, que en estas condiciones desaparece del ordenamiento legal del País.

José Manuel Abuchaibe, quien es abogado especializado en derecho electoral, es el abanderado del juicio político al presidente, denunció que hasta el momento el Congreso de la República se ha negado a iniciar dicho juicio, aunque tiene la obligación Constitucional de hacerlo. En consecuencia, denunció por prevaricato ante la Corte Suprema de Justicia a todos los integrantes de la Comisión de Acusaciones del Congreso, pues ellos tienen la obligación de iniciar el juicio político ante las evidencias de fraude electoral en las pasadas elecciones, a lo cual se le suma la continua y afrentosa violación a la Constitución por parte del Presidente.

Carlos Alonso Lucio, describió la milicianización del País, que avanza vertiginosamente por cuenta de la benevolencia del gobierno ante los grupos terroristas, a lo cual se le suman los criminales que pretende sacar de las cárceles, muchos de ellos condenados por la justicia. Petro quiere conformar una milicia urbana de 100.000 delincuentes, a los cuales se les pagará un sueldo mensual de $1.000.000 (US $250), equivalentes a un salario mínimo mensual.

Julio César Prieto, coronel de la reserva y director de Faro, habló de la importancia de unir a todas las organizaciones de los militares y policías en retiro, para hacer un frente común que les permita defender el país de la agresión de los numerosos grupos armados que se van apoderando de las diferentes regiones, al tiempo que hacen respetar sus derechos.

Eugenio Trujillo Villegas, este servidor, cerró el ciclo de conferencias haciendo un llamado a los gremios y a los empresarios para que adopten una posición firme en la defensa del sector empresarial. La realidad es que el presidente Petro desprecia a los empresarios, los quiere destruir y pretende conducir a Colombia por la vía de la miseria socialista, siguiendo el ejemplo de Cuba y de Venezuela. Además, mostró la manipulación de las tribus indígenas, que se han convertido en aliadas de la subversión, de las invasiones de predios rurales y de la destrucción de los diversos territorios. El movimiento indígena latinoamericano se ha convertido en un aliado del marxismo cultural y pretende demoler la industria, el comercio, la minería y la agricultura, para imponer en nuestras naciones un modelo similar al de las tribus indígenas, que viven sumidas en la pobreza y en el subdesarrollo.

¡Este es un panorama desolador! Colombia se precipita en el caos por causa de un gobierno improvisador, ineficiente y demoledor de todas las instituciones, que pretende imponer un régimen socialista y totalitario. Además, se anuncian planes de expropiación de propiedades rurales para imponer una reforma agraria, que donde quiera que se aplicó trajo la ruina y la miseria, acabando con la producción agropecuaria y generando una grave crisis alimentaria.

¡Este es el diagnóstico de Colombia, que no es nada promisorio!  Mientras tanto, avanza la determinación de seguir aumentando los impuestos al sector productivo, y también los subsidios a las clases populares, lo cual es la cartilla universal del socialismo, que extermina la riqueza y multiplica la pobreza.

En los próximos días, salvo decisión de la Corte Constitucional, comenzará el cobro del impuesto que pretende solucionar el problema de la pobreza en la Guajira, con un sobrecosto a las facturas de energía en toda Colombia. Sobra advertir con la más absoluta seguridad, que con ese dinero no se comprará ni un bocado de comida para ningún niño pobre de ese departamento, pues los recaudos irán a parar a los clanes mafiosos que desde hace decenas de años se vienen robando las regalías que recibe la Guajira por concepto del carbón y del gas, que suman billones de pesos todos los años.

El problema de la Guajira, como el de muchas otras regiones de Colombia golpeadas por la pobreza, no es que falten recursos, que los hay por montones. El problema es que se los roban los políticos corruptos, que en este gobierno se han desbordado en todas sus pretensiones. Una vez más, son los efectos del socialismo y de la burocracia estatal, en la cual una camarilla de bandidos se roba a manos llenas los recursos del Estado, sin control alguno de los organismos que deberían impedirlo.

Finalmente, para el final de este año se comenzará a recaudar el nuevo impuesto de Iva a los alimentos llamados ultra-procesados y con azúcares añadidos, que será del 10% al 20%, muchos de los cuales hacen parte de la canasta familiar. Así, la inflación subirá a las nubes, la capacidad de compra de las clases bajas se verá disminuida, las ventas de muchas empresas caerán en picada, y por supuesto, lo único que aumentará será el desempleo.

Estas son las consecuencias de “vivir sabroso”, de destruir a los empresarios y de transformar la economía de Colombia en una catarata de impuestos que no tiene medida, y de crear infinidad de subsidios que se reparten por doquier, lo cual nos llevará al desplome y a la quiebra del Estado.

Tal como lo afirmamos los conferencistas en el Foro del Eje Cafetero, la única salida Constitucional que tenemos es el juicio político al presidente, para que cese la horrible noche en que se ha sumergido la Patria, ahora gobernada por una persona que no tiene ninguna condición moral e intelectual para ello. De lo contrario, en los tres años que le faltan a Petro, Colombia se desplomará como nación, en parte por las pésimas políticas económicas implementadas, y en parte también por la acción de los grupos terroristas, que comienzan a apoderarse de todos los territorios ante el estupor, el pánico y la impotencia de las gentes de bien.