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Por: Ricardo Israel

Intdemocratic.org

 

Lo que al inicio eran manifestaciones a favor de Hamas y en contra de Israel, ha evolucionado hacia un preocupante tema de seguridad nacional, sin que todavía se entienda del todo su gravedad. La policía ingresó finalmente a Columbia, pero la magnitud del problema no cambia.

A nivel universitario, EE. UU. no fue el primer lugar donde tuvo lugar, sino uno de los últimos, y si llamó tanto la atención era por ser el país que es, toda vez que, en muchas instituciones, por acción de los manifestantes o indolencia de las autoridades, la nueva normalidad fue que algunos estudiantes ya no pudieron asistir a clases ni siquiera por su religión, sino simplemente porque “parecían” ser judíos. No estamos hablando de Alemania 1938, sino Nueva York en 2024.

Hay violación de reglamentos universitarios, como también de leyes locales, estaduales y federales, por lo que no solo las autoridades de esas instituciones han permitido la violación de derechos de sus estudiantes, sino también autoridades políticas, cuyo listado incluye desde lo federal hasta alcaldes y gobernadores, aunque algunos estados lo han hecho mejor que otros en la aplicación de la ley, por ejemplo, Florida.

Sin embargo, hoy el tema ha escalado dentro y fuera de las universidades. A su interior, existe desobediencia de los manifestantes (que incluyen estudiantes, pero también agitadores profesionales) y ocupación de edificios simbólicos. Sin embargo, la judeofobia de los inicios ha evolucionado hacia el antiamericanismo, lo que es notorio no solo en declaraciones y actos, sino también en la consigna favorita de los ayatolás iranies como es “Muerte a América”, lo que implica el rechazo a lo que ha sido y es Estados Unidos como también lo que representa.

Hoy es claramente un tema de seguridad nacional, donde todavía no parece haber suficiente conciencia al respecto, ni en administradores universitarios como tampoco en autoridades políticas, tema que se anuncia para ser abordado en el futuro por audiencias de la Cámara de Representantes.

Aun antes de presentarse este tema, había surgido la duda de si en vez de los judíos, fueran otras comunidades, por ejemplo, aquellas de pertenencia racial o de género, si se habría respondido igual o se hubiera al menos investigado la entrega de abundantes fondos federales a pesar de la comprobada discriminación contra estudiantes judíos.

Al presentarse cada vez con mayor claridad el nuevo tema, ahora las dudas tienen que ver no solo con la actuación de aquellos que por ley se ocupan de los discursos de odio como el FBI, sino que se han agregado a la duda, una variedad de agencias mandatadas para actuar respecto a la seguridad nacional. El problema es que no existe suficiente información pública sobre si lo están haciendo, como tampoco, cuándo, cómo y dónde. Al mismo tiempo, no se ha sabido que quienes deben vigilarlas en democracia, hayan ejercido esa presión.

Por su parte, tampoco se ve que la comunidad judía esté suficientemente preparada para confrontar la magnitud del problema que se presenta y donde todo indica, que va a empeorar antes de mejorar, no solo en los ataques hasta hace poco tiempo impensados a la cotidianeidad misma del judaísmo como también al inédito distanciamiento con Israel como aliado. De partida, no se ve una judicialización, es decir, la decisión de acudir a los tribunales en defensa de la igualdad ante la ley, y como protección de estudiantes y académicos judíos, lo que incluye también lograr la identificación de quienes han actuado de mala forma en universidades, desde agitadores a las autoridades máximas, para que se individualice a quienes no han cumplido con su deber al igual que aquellos que han actuado con violencia física, pidiendo reparación de las universidades, pero también con nombre y apellido de las personas. Por lo demás, ante la inacción de las autoridades políticas, un juez puede ser la vía más rápida para que las instituciones que no han actuado según lo que dispone la ley, sean obligadas a responder de sus actos, buscando reparación como la mejor forma que no se repitan, sobre todo si hay consecuencias, lo que difiere de la impunidad actual.

No solo son algunas de las instituciones universitarias mas prestigiosas del mundo, sino también las que preparan a la elite de EE. UU. como también de muchos otros países, por lo que lo que hoy ocurre será recordado por historiadores del futuro, como el desperdicio de un prestigio que en el caso de Columbia se había labrado en 270 años de trayectoria. Y la decisión final de pedir que la policía desalojara a quienes se habían tomado el Hamilton Hall no cambia lo anterior.

No parece que EE. UU. esté despertando, ya que esta nueva normalidad podría ser una repetición de lo que Europa experimentó cuando en el curso de la guerra civil siria, muchos cientos de sus jóvenes acudieron a luchar en ella como yihadistas y las mujeres viajaron a desposar a combatientes locales, hijos o nietos que ahora eran parte del fanatismo del que habían huido sus padres y abuelos al emigrar. Ahora, viajaban a Siria con pasaportes y educación, no muy distinta a los presidentes o primeros ministros de esos países que ahora rechazaban.

Ese es el riesgo que hoy enfrenta EE. UU, desde la Casa Blanca a los dirigentes de la comunidad judía, una situación en la que en las universidades se puede estar incubando una generación de futuros terroristas que han glorificado la violencia y la negación de los derechos de otros, ya que su visión más que ser pro palestina que sería totalmente legítimo, es pro Hamas (“todos somos Hamas”) que cual mantra repiten en forma desafiante ante la prensa, negándose a criticar el origen, la barbarie que tuvo lugar el 7 de octubre, para ellos, solo símbolo de “resistencia”.

Estos manifestantes niegan al Estados Unidos que conocemos a través de un triple rechazo a Occidente: a ese proceso conocido como Ilustración, como también a la cultura grecorromana y a la tradición judeocristiana. En el siglo XXI, es un equivalente estadounidense a la revolución cultural de la China del siglo pasado, donde Mao reclutó a sus primeros Guardias Rojos, también de universidades de elite.

Nada apareció de casualidad, ya que ha sido una larga marcha hacia la revolución, toda vez que responde al reemplazo de la educación por el adoctrinamiento en esas universidades como también en la sociedad del héroe por la víctima, lo que ha coincidido con ese empobrecimiento que ha significado la virtual desaparición de las humanidades en los claustros. Todo lo anterior ha influido en que la emoción se haya impuesto sobre la razón y la narrativa a los hechos, especialmente presente en este caso del medio oriente, donde se ha predominado una división del mundo entre “victimas” y “victimarios”, imponiéndose la falsa narrativa de Israel y los judíos responsables de todo, y en la que el “sionismo” ha reemplazado al “asesinato de Cristo” o la “raza” del pasado.

¿Por qué es imprescindible abordar lo que ocurre en las universidades con una lectura de seguridad nacional, aunque EE. UU. tiene escaso hábito de mirar a otros países?

La verdad es que antes se ha visto en otros países la forma en que se ha ido construyendo con paciencia el cuestionamiento actual al país y sus instituciones, desde el idealismo de las soluciones mágicas hasta el supuesto poder transformador de la violencia. Las peticiones de boicot y desinversión en Israel como también no tener relaciones académicas o tecnológicas con universidades israelíes, es algo que se ha visto bastante a través del mundo, por ej. Europa, África y América Latina, tan solo que ahora han adquirido un protagonismo desusado en EE. UU. debido a que ocurre en las universidades de élite. Por su parte, la falsa presentación de Israel como una sociedad de “apartheid”, fue una creación que proviene de la ex Unión Soviética como invento de la KGB para influir en países del tercer mundo y en la minoría afroamericana de EE. UU., por el éxito de la campaña contra Sudáfrica, aunque no exista nada en común. Mas aun, las campañas de rechazo a las policías también estuvieron muy presentes en la agitación chilena del 2019 así como la penetración de minorías organizadas y revolucionarias en instituciones de educación superior fue un objetivo de la guerrilla de las FARC en Colombia, ambas como creación del Foro de Sao Paulo para minar a las sociedades democráticas de América Latina, y, por cierto, este es un listado reducido, solo fruto de mi memoria mientras escribo esta columna.

Ni siquiera hay que exagerar la importancia de la ignorancia, ya que tal como Einstein decía, todos sabemos de algunas cosas e ignoramos otras. Lo terrible que presenciamos en estos estudiantes, es la mezcla de ignorancia y arrogancia, es decir, aquellos que han leído algunas pocas líneas en el celular y se consideran a sí mismos “expertos”, como también califican de “fascista” a todo aquel que discrepa de ellos, dándole la razón a aquella frase dicha o atribuida a Churchill, cuando en los 50s hablaba que en el futuro quienes calificarían de fascistas a otros serian elementos más bien progresistas, que sin embargo utilizan tácticas fascistas como las cancelaciones de quienes piensan distinto, lo que ni siquiera se inició ahora, sino que antes se hizo con algunos conservadores, con plena tolerancia de autoridades universitarias.

Las universidades se niegan a sí mismas al reemplazar a la igualdad por la equidad, ya que al intentar asegurar el resultado han reducido sus exigencias académicas a estudiantes y, sobre todo, a profesores, reemplazando la meritocracia y el saber comprobado por las cuotas, con ecos del pasado, ya que “victimas” y “victimarios” recuerda a la ciencia “burguesa” versus la ciencia “proletaria” del estalinismo. Hoy, el desafío es a la idea misma de occidente, con un predominio de la ideología woke en vez del compromiso con la democracia, y los derechos de todos como individuos, al reducir todo a la simplificación de buenos versus malos, buscando reescribir no solo la historia sino el propio lenguaje, con actitudes que recuerdan a 1984 de Orwell.

Lo que nos muestra la evolución de lo que ocurre en las universidades es que el verdadero objetivo no es Israel, sino Estados Unidos, el que todavía no parece ni entenderlo del todo ni reaccionar. Es lo que los ayatolás iranies han sostenido desde 1979, que EE. UU. es el “gran” Satán e Israel solo sería el “pequeño”.

En EE. UU. siempre ha existido la protesta, pero hoy somos testigos de un proceso distinto, donde grupos que antes eran considerados extremos han pasado a militar en los partidos tradicionales, como parte importante de ellos. Corresponde también a un cambio en la política interna ya que la polarización ha reemplazado la búsqueda de consensos y acuerdos del pasado, no solo porque el partido Republicano es hoy un partido definido por el “trumpismo”, sino, en este caso, por el proceso paralelo que ha tenido lugar en el partido Demócrata, donde grupos que eran marginales hoy son parte de la estructura de poder. Es lo que está ocurriendo ahora en las universidades y en el Congreso, donde el “squad”, un grupo de cuatro mujeres electas como representantes (diputadas), en 4 años aumentaron a alrededor de 20.

Grupos como quienes protestan, han adquirido un poder inédito, el de obstaculizar la reelección del propio presidente Biden, y la evolución de una contienda presidencial cada vez más difícil para el presidente, ha determinado una actitud zigzagueante, y a veces incomprensible del gobierno hacia Israel, su aliado, lo que repercute en que simples manifestaciones universitarias puedan hoy influir en el proceso presidencial. Quizás, en agosto, podríamos ver una repetición de lo que ocurrió también en la ciudad de Chicago el año 1968 con la violencia que rodeó la Convención Demócrata, donde la protesta a la guerra de Vietnam había conducido antes a la renuncia a su reelección del entonces presidente Lyndon Johnson, lo que ayudó al triunfo de Richard Nixon. Y el resto es historia.

Lo que hemos observado en las protestas universitarias es un tema de seguridad nacional, no solo en sus ideas, sino en el protagonismo de un grupo con características subversivas que ha estado presente desde las protestas callejeras por el asesinato de George Floyd, y lo que se inició como rechazo a la discriminación racial derivó hacia la virtual ocupación de ciudades como Portland y Seattle en el verano del 2020.

También allí vimos gente acampando en el centro de esas ciudades, manifestaciones que se prolongaron por setenta y tantos días, rebeldía y rechazo al sistema como también tolerancia a la violencia por parte de alcaldes que parecían tener simpatía por la violencia y la deslegitimación de las policías. Las consignas eran de total critica al gobierno, aunque en ese caso de signo contrario, ya que eran contra Donald Trump.

Igual que ahora, se notaba una estructura con dirigentes experimentados, casi profesionalizados en la protesta, con altos grados de organización y muy buen financiamiento, George Soros mediante, además de apoyo en muchos medios de comunicación. En esos días, de signo contrario a lo que tuvo lugar el 6 de enero en el Congreso, hubo toma de propiedad pública y ataques a edificios federales, incluso judiciales. Al igual que ahora, las autoridades no cumplieron con su deber, partiendo por alcaldes ordenándoles a las policías no intervenir, y del mismo modo, tuvieron fuerte apoyo de los mismos sectores políticos.

Mas aun, el cambio de gobierno tuvo un impacto, ya que el Departamento de Justicia no siguió adelante con los procesos abiertos contra quienes cometieron delitos, asegurando una impunidad que probablemente también va a existir en lo que hoy ocurre en las universidades.

En la actuación de los manifestantes se ve el carácter de peligro para la seguridad nacional, ya que hay profesionalización en organización, recursos para trasladarlos de lugar en lugar, rostros tapados para evitar identificación, dirigentes y responsables cuyos nombres se desconocen, coordinación con profesores extremistas, y muchas situaciones impropias de una simple manifestación, toda vez que se manipula la información que se entrega a la prensa, desde el momento que conscientes de la ignorancia de muchos jóvenes, cuando aparece la prensa son dirigidos a chalecos amarillos, el equivalente actual a las camisas pardas de la Europa de los 30s, que entregan el mensaje a nombre del colectivo, etc., todo más propio de un movimiento con una agenda que supera a lo que ocurre con Gaza.

Lo narrado representa otro motivo por el cual se hace necesaria la acción judicial de la comunidad judía, ya que hasta el momento existe impunidad a la violación de reglamentos y leyes, con dirigentes que probablemente van a egresar en algunas semanas de las universidades, listos para permanecer allí con un postgrado, emigrar a otra universidad, buscar trabajo, todo sin mancha alguna en sus papeles.

Lo que ocurre hoy es un desmentido a la falsedad que se habló durante tanto tiempo sobre el “poder judío” y su control de universidades, prensa y Hollywood, entre otras “fake” news. Se trata de Estados Unidos, aunque en su milenaria historia, tragedias también ocurrieron para el pueblo judío cuando muy seguro se sentía, como fue el caso de la expulsión de España en 1492 y por supuesto, Alemania en los 30s. Por cierto, en ningún caso es algo semejante, por lo que no se trata de comparar, sino de aprender de la historia.

Hemos dicho, que en todo caso, a nivel universitario, el antisemitismo y el odio a Israel se ha originado ahora y aquí en EE.UU., ya que situaciones semejantes han tenido lugar por muchos años en América Latina y Europa, y el mejor argumento que lo de las universidades de elite es un tema de seguridad nacional que apunta a occidente y a EE. UU., es el hecho, que nada semejante en cuanto a muchedumbres en las calles y en las universidades ha tenido lugar en ningún país árabe durante Gaza, al menos en los que tienen algún tipo de relación con Israel, como tampoco al interior de Israel con minorías como la árabe, la drusa o los beduinos.

No parecen ser los gazaties la preocupación única de los organizadores, demostrado por el hecho que no hubo manifestaciones por las matanzas que han tenido lugar por tanto tiempo y en números de cientos de miles en Sudán, Siria, Yemen, la persecución de Turquía a los kurdos, como tampoco cuando EE. UU. atacó a Al Qaeda y a ISIS o los rusos a Chechenia, por lo que más que nada, estamos en presencia de la actualización de la fobia más antigua del mundo, la judeofobia.

Las universidades han hecho lo contrario a lo que enseñan, toda vez que su manera de abordar este conflicto no ha hecho sino alimentar el crecimiento de manifestantes y manifestaciones, ya que las autoridades han dudado en ejercer sus atribuciones legitimas, por lo que sus concesiones han fortalecido la protesta en vez de debilitarla.

Lo mismo parece haber ocurrido con las autoridades y los organismos de seguridad, que al parecer no han hecho lo que primero se hace con movimientos y agrupaciones de esta naturaleza, que es seguir la ruta del dinero que ha financiado lo que está ocurriendo, y, por cierto, la profesionalización de quienes están dedicados en jornada completa o parcial a esta subversión.

Mas aun, por las cantidades, las donaciones en petrodólares son de tal modo importantes para las universidades, que hoy el tradicional aporte de la filantropía judía parece ser poco relevante en comparación, tal como ha quedado demostrado en la actual tolerancia de administradores universitarios a la judeofobia y la desprotección de los estudiantes judíos.

Este dinero ha coincidido con rebaja de estándares, radicalización de profesores y alumnos, aceptación de la judeofobia y tolerancia a la predica del odio y de actos de violencia hacia judíos. En otras palabras, no es una relación de causa-efecto, pero ha coincidido con un notorio aumento de incidentes antisemitas, que probablemente siempre han existido, pero antes se castigaban o al menos, se investigaban, y no se normalizaban. Como es real la existencia de esta actitud, es quizás solo un efecto no previsto ni deseado de las “donaciones”.

No estamos hablando de China y los Institutos Confucio, otra fuente de dinero relevante, sino que nos referimos a petrodólares. Es así como en estas donaciones Qatar encabeza con US$ 5.177 millones, Arabia Saudita sigue con US$ 2.977 millones, Emiratos aporta US$ 1.289 millones y Kuwait aporta US$1.177. Habría que agregar que estas impresionantes cantidades coinciden con un fuerte incremento de Centros de Estudios Islámicos y Cátedras muy bien financiadas para profesores radicalizados, algunos muy cerca de los estudiantes en estos días.

Por lo mismo, llama la atención que no sea un motivo de preocupación para tanta agencia de seguridad o un FBI que por ley debe investigar a todos, la presencia de profesores yihadistas en Columbia u otras universidades. Igualmente, llamativo es que tampoco haya una investigación de estudiantes extranjeros que han incumplido las condiciones de otorgamiento de sus visas.

No es fácilmente explicable que la institucionalidad de seguridad no se haya activado ante la normalización del discurso del odio, de tal manera que uno de los lideres de esta acampada en Columbia, sostuvo y así quedó grabado en un video de enero que “los sionistas no merecen vivir”, el mismo que antes había dicho “No lucho para herir ni para que haya un ganador o perdedor, lucho para matar”, lo que incluso va mucho más allá de cualquier lectura “romántica” del terrorismo.

Contribuye también su cuota, la conocida representante de origen somalí IIhan Omar, quien como parte de su permanente critica a EE. UU., agrega que los estudiantes judíos no debieran ser protegidos, ya que ellos estarían a favor del “genocidio”, sin que ello merezca la crítica que debiera tener en medios políticos y de comunicación. Tampoco parece influir, pero debiera ser otro argumento para que la comunidad judía judicialice a todo nivel el momento que se vive, ya que es difícil pretender que otros hagan por ellos lo que no se está dispuesto a hacer por y para sí mismos.

El lenguaje se ha alterado y se llama ocupación “pacifica” lo que simplemente es violento e ilegal, una muestra más de la cantidad de complejos que existen en occidente en general y en EE. UU. en particular.

Por Orlando Viera Blanco

Diario Las Américas

 

Nuestra ‘batalla de Waterloo’ no son unas presidenciales. Es un cambio esencial de nuestra cultura y actitud colectiva. Ese es nuestro gran debate, nuestro ser o no ser...

El gran debate de la humanidad que es la libertad moderna, productiva, creativa, tecnológica, no se reduce a superar un cepo electoral. El reto es más evolutivo, inmensamente ciudadano, sensiblemente humanista.

Uno de los grandes debates de la humanidad lo colocó sobre la mesa Henri-Benjamín Constant de Rebecque. Fue uno de los primeros pensadores [político, activista y escritor suizo-francés], que se hizo llamar "liberal". Criticó la Revolución Francesa y fue cuidadoso observador de la libertad en términos modernos: libertad de expresión, de pensamiento, de poder representativo de opinión y de tradición; libertad de empresa y derecho a propiedad. Gran Bretaña-en lugar de la antigua Roma-es el modelo práctico de libertad en una gran sociedad mercantil. Su ideal: La monarquía constitucional.

En tiempos turbulentos como los vividos en Venezuela, es bueno revisar cómo en medio de notables movimientos sociales y revolucionarios, la humanidad “en marcha” detuvo el avance del despotismo y el reino terror representado-según pensó-en ilustradas ideas como la de Jean-Jacques Rousseau y Abbé de Mably. Y aquí la idea clave de Constant que se traslada como un martillo revelador a nuestros días: los clásicos de la ilustración francesa confundieron libertad con autoridad, extendiendo cualquier medio para justificar la acción del estado. La fraternidad se convirtió en el Reino del Terror, la igualdad en muerte de miles de hombres y mujeres que por ser no iguales a la revolución justificaría la aparición de déspotas como Napoleón, y la solidaridad la imponían los Comités de Salud Pública de Robespierre.

LA LIBERTAD DEL CONSEJO NACIONAL ELECTORAL

Para el Consejo Nacional Electoral [CNE] venezolano, la libertad de elegir o ser elegido no supone una evaluación ciudadana, sino una “preevaluación del pensamiento político”. Si están alineados con el régimen podrán optar a una elección, igualmente vigilada y condicionada. Si no corresponde “a un pensamiento correcto” simplemente no participa.

La libertad implícita en el CNE es la misma que cabalga en el pensamiento revolucionario clásico: la guerra, la confrontación, la lucha de clases, la confiscación, la exclusión, el dominio como respuesta continua al deseo de vivir en una sociedad liberal. En otras palabras, si el costo de los abusos de autoridad supone un conflicto, una acción desmedida del estado, lo justifico [Patria, revolución o muerte]. Si producto de un comportamiento arbitrario [bloqueo, vetos, inhabilitaciones, secuestro de los partidos políticos, ventajismo, desinformación, discriminación, baldón], la consecuencia es la negación, la violencia, la humillación, pues bienvenida porque justifica la limpieza revolucionaria. A partir de esta lógica aplanadora del poder, es difícil concebir unas elecciones justas. Aun admitiendo el denominado “efecto baranda o rendija” de transiciones de dictaduras a democracias, el predominio de un despacho electoral cooptado y parcializado, hace de la elección una quimera.

La hendedura política transicional de dictaduras a democracia, sea mediante convivencia con el pasado, ruptura moderada [Chile de Pinochet, España de Adolfo Suárez; reforma pactada [Polonia y Solidaridad de Lech Valesa] o ruptura absoluta [la revolución de los claveles de Portugal], tienen como común denominador lo que Constant denominaba, el respeto a los grupos de representación de agruparse en coaliciones políticas. En este caso debe existir un mínimo de garantía electoral como lo tuvo el referéndum constituyente español para votar la constitución de 1978 e ir a elecciones generales; el referéndum Chileno [1989] o las elecciones polacas [1.990]. En medio de las tensiones, la salida electoral fue plausible. Incluso Chamorro en Nicaragua derrotó a Ortega.

El gran desafío en Venezuela es lograr una elección meritoria, mínimamente vigilada y participativa. No he leído transición política en la historia de la humanidad, que teniendo la herramienta del voto censurada [Cuba], haya logrado deslizarse por la “baranda” de la voluntad pacífica de la gente. En múltiples entregas analizamos transiciones como la Uruguaya, El Pacto del Club Naval [1984]. Como Julio María Sanguinetti a diferencia de Ferreira, se coló por el balaustre con la alianza de los partidos Colorado, Frente Amplio y Unión Cívica y llegó a la presidencia; o la Argentina, donde Héctor Cámpora derrota a la dictadura [1973] y se escurre con su lema, Cámpora al gobierno Perón al poder.

Estos procesos transicionales no parecen posibles en una Venezuela donde las libertades electorales se han convertido en un reino de persecución, parcialidad y terror. Un clima social violento, que viola los DDHH y siembra magnicidios, transgrediendo el Acuerdo de Barbados [Artículos 3.5 y 6to], que llama a la cultura de la tolerancia, respeto a la ciudadanía y convivencia pacífica. Nos gustaría ver a Gerardo Blyde abogar por la libertad de los presos políticos como condición de un proceso electoral libre. No hay elecciones libres si no hay presos políticos libres.

ENTONCES QUÉ PODEMOS HACER

¿Quiénes participan en las elecciones presidenciales del 28/7/24 después haber superado los setos del CNE? Primero candidatos tarifados por el régimen. Por otro lado los “tolerados”. Los candidatos que mantienen una imagen opositora que sin el aval de María Corina, no llegan-todos juntos-a un 15% de intención de voto. María Corina contra Maduro, registra una relación victoriosa 80/20. Además, los candidatos de oposición que no participaron en las primarias registran entre 75% y un 85% de rechazo. El mayor rebote lo tiene el Señor Rosales (Meganálisis Marzo 2024). Ante esta realidad, lo más preocupante es que sin la participación y aprobación de María Corina en las presidenciales, la abstención se dispara a un 60%. En ese escenario Maduro gana.

Si las elecciones están encadenadas por el CNE, el voto es una simulación. No llamo a la abstención. Lo que quiero subrayar es que el asunto dejó de ser estrictamente electoral. Es inmensamente estratégico, funcional, orgánico. En este terreno el compromiso es organizarse disciplinadamente a lo interno y externo, para evidenciar que tendremos un evento electoral ilegítimo y dejar constancia que se ha ejecutado un fraude.

Nada de lo escrito excluye la posibilidad que María Corina dialogue y le dé su “bendición” a una candidatura postulada, como arbitrariamente asoman voceros del régimen. Supongamos que ella decide “en consenso”, favorecer a uno de los postulados. Parto del supuesto que no permitieron [arbitrariamente] la participación de la Dra. Corina Yoris. Lo primero es elegir aquél que tenga menos rechazo en la población. Lo segundo, optar por aquél que resulte más confiable para respetar los términos de una posible transición, agotando todos los medios necesarios para cobrar un resultado favorable, y/o dejar en evidencia el fraude, subiendo el costo político al régimen por mantenerse detrás de las tapias del terror. ¿Existe ese sustituto? Ese es el dilema. No es votar o no votar. Es ser o no ser…

No podemos caer en provocaciones. No estamos en guerra. La “batalla” es ciudadana. Nuestra responsabilidad es movilizarnos y comprender que el débil no es una representación que quiere cambio, sino un régimen que pende de la fragilidad de la represión. Y cuando el poder depende de la violencia se crispa y quiebra por dentro, inevitablemente. En este contexto opera la comunidad internacional. Si bien no es una variable transicional, es un factor decisivo para mantener la presión y la alianza, que reactive un movimiento social y político que logre quebrar los sistemas de lealtad del régimen.

LA LIBERTAD NO TIENE OTRO DUEÑO QUE TÚ. EL ESTADO-DIOS

Según Constant “La participación directa [de la autoridad de los estados] debe ser limitada: consecuencia necesaria del tamaño de los estados modernos […] Los votantes elegirían a los representantes, que deliberarían en el parlamento en nombre del pueblo y salvarían a los ciudadanos de la participación política diaria”. Una sociedad moderna y liberal vota y elige a representantes capaces, honestos y leales, sin ventajismos del estado. Una representación censitaria. Me preocupa la frase, “cualquiera menos Maduro”. El momento demanda mucho más que “es lo que hay”.

Cuando revisamos la historia de la humanidad pasados dos siglos de la revolución francesa, queda claro que las revoluciones son anacrónicas, sangrientas, suma cero. La bolchevique, la rusa, la comunista, la china, la cubana, la mexicana, lo que ha traído es hambruna, represión y muerte. Las revoluciones-como las democracias jóvenes- vienen cargadas de resentimiento y revancha. Puede haber reforma, pero no libertad.

La guerra fría levantó el planeta en armas. No hubo rincón de la tierra que no viviese sensibles conflictos. La democracia venezolana de los 60 a los 90, fue una democracia meritoria, porque a pesar de su juventud, al decir de Russell, no vino invadida de rencores. Pero la llegada de Chávez mutatis mutandis, como llegó Napoleón después del reino del terror, vino acompañado de un estado militarista, resentido y oscuro.

Constant fue un pensador que alertó la libertad de los antiguos, el derecho a participar de los asuntos públicos vs. la libertad de los modernos. Para él ni revolución ni emperadores. Y luchó por la caída de Napoleón, no del militar, sino del todopoderoso.

La batalla de Waterloo [18/6/1815] selló la derrota de Napoleón como militar. Crónica de una capitulación anunciada que nace de la invasión a Rusia y la Batalla naval de Trafalgar. Pero la gran derrota de Napoleón -como la de todo hombre de vocación imperial y autoritaria-fue la que le instauró Fouché en su cabeza: el poder vitalicio. De allí pasó de primer cónsul a emperador. Reformó la constitución del siglo VIII, se autoproclamó emperador natalicio y el resto, tres lustros de batallas y ocupaciones que culminaron con su muerte en el exilio de la Isla de Santa Elena.

Lo que deseamos destacar es que el hombre en la modernidad no concibe ni triunfa bajo la concepción de la libertad de los antiguos, del monopolio o reserva del poder público. Esa convicción de libertad moderna, del poder del individuo, de lo privado y mercantil sobre el Estado-Dios, procuró la caída de Napoleón, y de todos quienes se han creído la personificación del Estado-Dios.

La caída del muro de Berlín, la Unión Soviética, las dictaduras en Asia, África o Latam, más que una lucha por la instalación de la democracia, lo ha sido por el alumbramiento de una nueva relación individuo-estado. María Corina emerge en un momento de vocación luminosa de nuestra historia contemporánea: el nacimiento de un Estado liberal genuino como lo concebía Constant. No más caudillos, no más hombres de charreteras, sables y trapos rojos.

El voto no es por una candidatura. Es por la transformación profunda de nuestra historia, por el nacimiento del ser-ciudadano y la anulación peligrosa de esa fascinación por el hombre a caballo.

El gran debate de la humanidad que es la libertad moderna, productiva, creativa, tecnológica, no se reduce a superar un cepo electoral. El reto es más evolutivo, inmensamente ciudadano, sensiblemente humanista. No es sólo un salto de un régimen totalitario a uno democrático. Es un salto de 200 años de un republicanismo rural, centralizado, oligarca, pastoral a un estado federal, descentralizado y liberal, fundamentado en un ciudadano capaz, educado, pluralista y creador.

La mutación social impostergable no depende de un mesías. Depende de reconocernos como individuos comprometidos a un cambio radical de nuestra relación con el estado. No más populismo, no más presidencialismo. El estado no existe si no es construido bajo un firme andamiaje de contrapesos de poderes y justicia social. La bisagra indisoluble entre el individuo y el estado es la justicia, la propiedad privada y las instituciones en el entendido, que unos ciudadanos aportan más que otros y más que es propio estado, producto de su inteligencia, arte y oficio, por lo cual merecen mayor retribución por su trabajo y menos paternidad del Estado-Dios. El resto es retroceso, es abuso de poder, es utopía.

Nuestra ‘batalla de Waterloo’ no son unas presidenciales. Es un cambio esencial de nuestra cultura y actitud colectiva. Ese es nuestro gran debate, nuestro ser o no ser...

https://www.diariolasamericas.com/opinion/el-gran-debate-la-humanidad-n5354267

 

 

 

 

 

 

 

Orlando Viera-Blanco

Diario Las Américas

 

A casa llena, 38.000 fanáticos [80% venezolanos] retumbaron las antífonas de la sabana criolla, para celebrar entres tambores, lluvia de luces y cerveza, el tercer out que coronó a los Tiburones de Venezuela, ¡reyes del Caribe!

Los Tiburones de La Guaira esperaron 38 años para volver a ganar el Campeonato de la LVPV, purgando el maleficio de Chivita-el amuleto de los Leones-que juró no coronarían un campeonato hasta su muerte [hace algunos meses] sino además se alzaron con la zafra de la Serie del Caribe. Pasaron 15 años para que Venezuela subiese al trono y lo hizo de la mano de Oswaldo Guillen, el mismo que hace 37 años fue el último out del no hit de Urbano Lugo Jr. Así es el béisbol. Parafraseando a Yogi Guerra, The future ain't what it used to be [el futuro no es lo que solía ser] por lo que redime el pasado, y glorifica el presente.

Cuánta emoción y nostalgia invadió el estadio de techo retractable LoanDepot Park sede de los Marlins. Y vuelvo con Yogi: It's like déjà vu all over again [es como un “Déjà vu’ una vez más]. Fue como regresar en el tiempo a los clásicos de béisbol los chaguaramos, en el Campo Universitario…

Talento en tiempos de diáspora

A casa llena, 38.000 fanáticos [80% venezolanos] retumbaron las antífonas de la sabana criolla, para celebrar entres tambores, lluvia de luces y cerveza, el tercer out que coronó a los Tiburones de Venezuela, ¡reyes del Caribe! Era revivir el ambiente fulguroso, trepidante y ensordecedor de nuestra pelota.

Siempre digo con orgullo y pasión, que soy más pelotero que abogado o cualquier cosa. El béisbol se nos mete entre los poros hasta en el alma. Pensamos de lo político, lo jurídico o lo protocolar, a ser parte del elenco entre tierra, cal y grama. Llevamos cualquier evento o cualquier realidad política, laboral o familiar, a una jugada. Para cualquier momento decimos, “el juego no se acaba hasta que se acaba […] estamos en el séptimo, aquí anotamos […] a ese lo vamos a sacar a palo limpio […] arrímale la bola al costado para que se le pase lo guapetón […] si te vas a ponchar hazlo haciendo swing [Dixit Carrasquelito].”

El béisbol para los venezolanos es una bisagra cultural, identitaria. Más rápido recibimos un pelotazo desde niños que una nalgada de mamá. Y cuando la pelota te rompe el labio, escuchas tu primera reprenda de tu padre: “eso te pasa por boquiabierta. ¡Espabílate! Sin duda un reproche que se convierte en nuestra primera triada cultural: “a mí no me vuelven a j…”

Casi al aprender a caminar nos lanzan a un campo de pelota. Nos vamos a jugar al terreno así esté empedrado, lleno de pantano o de monte. Y si no, a jugar pelotica toca de goma. En eso consiste la infancia de cualquier niño venezolano, no importa donde viva ni de donde venga. Hasta los gochos juegan béisbol. Ahí tienen el ejemplo del caballero de Tovar, Johan Santana o del pupilo de San Cristóbal, también zurdo, Ángel Padrón, quien después de 72 años, propinó no hit no run a Nicaragua en la Serie del Caribe. Esa es la magia del béisbol. Saca a relucir nuestro talento, nuestra humildad, nuestro gentilicio.

La noche del 9/2/24, el estadio de los Marlins en Miami estaba a tope. No cabía un alma. Casi 40 mil fanáticos ondeaban banderas tricolores. La atmósfera estaba cargada de sonrisas, furor y calidez venezolana. Cada rincón de esas fascinantes gradas estaba coloreado de amarillo, azul y rojo con paisanos vistiendo uniformes de los Tiburones de Venezuela. No faltaban otros ataviados de Magallaneros o Leones. De pronto el Himno Nacional interpretado por Voz Veis, con sus falsetes sublimes y melodiosos. Al final desataron a brazo alzado y gaznate batiente, un ¡viva Venezuela! Se me hizo un nudo en la garganta. Mi corazón latía como locomotora con sentimientos encontrados. La emoción y la algarabía me hicieron soltar una lágrima….

Un juego limpio y seguro

Comenzó el partido. Venezuela fue home club. Salen al terreno los Tiburones de Venezuela. El desplazamiento de los jugadores del dugout al campo de juego exhibía un poder similar al de las olas y brisas saladas del caribe. Y tuve el primer ‘Deja Vu’. Vino a mi mente la imagen de mi primera visita al Universitario. Tenía apenas 7 años. Si algo no se ha borrado en décadas sobre mi cabeza-hoy invadida de canas y entradas-es el retrato del aquel lanzamiento del pitcher al plato. Como niño me asusté. Pensé que jamás me pararía frente a un pitcheo a esa velocidad. Era impresionante, invisible. La bola salía de la mano del pitcher y no se veía llegar. Sólo escuchaba el tronar de la mascota ¿Cómo podía coger aquella bala?

Mi tío Néstor y papá, al ver mi perplejidad me dijeron: “Acostúmbrate hijo mío. Algún día tendrás que batear a ese monstruo”. De inmediato apareció Chivita-paciente de papá en el Universitario- y llamó a Alcides, el vendedor de sobrecitos blancos de apuestas. Por diez bolívares retabas quien anotaría la primera carrera o daría el primer hit. Una suerte de cábala [10:1] metida en un sobre, donde “la banca” pagaba un marrón [cien bolívares] si acertaste. Sacabas el costo de las entradas para tres y te quedaba para las cervezas…

Hoy, teniendo más edad que papá y mi tío desde aquella vez, mi impresión era otra. No fue el lanzamiento del pitcher porque la profecía de mi tío y papá se había cumplido. No sólo aprendí a devolver pitcheos endemoniados ¡sino también a sobarme los pelotazos! Otras veces subí al montículo y lancé bolas rápidas [me costaba estar en la zona], siendo que muchas me los devolvieron a palo limpio […] Lo que me impactó ahora fue la belleza de una final con jugadores que llevaban la V de Venezuela en el pecho [en su corazón] y en su gorra, con absoluta armonía y palpitante alegría. Nuevamente se me encogió el listón.

¿Por qué no podemos vivir con la misma ilusión y camaradería que antes vivimos en un Caracas Magallanes? El rostro de cada venezolano era la cara de los hombres y mujeres que ríen por estar en un ambiente bueno, sano, festivo, limpio y seguro. La buena vibra era contagiosa. El orgullo de ser venezolano brotaba de aquel apartamiento de aquellos 9 hombres que, al trote como panteras, vestían impecablemente los bancos, azules y rojos que todos reconocíamos como propio, aun siendo un Caraquista irreparable.

Cada out, cada lance, cada jugada la veía en silencio y emocionado. No dejaba de pensar. Cada segundo era una reflexión. ¡Que solvencia, que maravilla, que elegancia en el fildeo, que seguridad! Es que, volviendo a parafrasear el país con nuestro béisbol, me decía a cada instante, ¿por qué no podemos jugar así, en equipo, haciendo el trabajo, con ilusión y con mística? El brazo de Pérez en tercera era un Fusil. Su guante impecable. La bola bote pronto la atacaba como si nada…Siempre gané elogios por mi buen brazo. Pero como era muy nervioso no faltó el comentario: “buen brazo el tema es que necesita una brújula y un lexotanil”. Ese muchacho-Hernán Pérez-lo hizo todo bien.

Wilfredo Tovar-nuestro campo corto-no necesita ni brújula ni calmante. Ante la amenaza de Dominicana en el séptimo, tres en bases, dos out y al bate el sempiterno Michael De León [3B] cuarto bate de los merengues fue dominado con un roletazo a las manos de a Tovar-quien sin tiempo para forzar en segunda-lanzó un misil a las manos de Hernández en primera, quien se abrió como bailarín ruso para liquidar el inning. Cuanto sosiego, fuerza y determinación. Y pensaba: esa es la esperanza, así somos, pura calidad. El talento está vivo. Es jugar en equipo por una causa. Y seremos campeones, en cualquier albur de la vida…

Volver al futuro

Reconozco que tenía tiempo alejado del béisbol. No había regresado a un Estadio en más de un lustro. La última vez que estuve en Venezuela fue en un Caracas-Magallanes [30/12/2015] cuando los Leones dirigidos por Alfredo Pedrique, perdimos el sexto y último partido de la final contra los bucaneros, quienes se hicieron del campeonato. Esa es la magia del béisbol. Salimos tristes pero contentos-magallaneros y caraquistas-abrazados, cantando y bebiendo. Esa imagen volvió súbitamente. Es volver al futuro todos abrazados y felices con la misma camaradería.

La fraternidad era realmente virulenta. Como caraquista que soy, era “un poco complicado” mover los hombros y la cintura al ritmo de la samba de los escualos. Y me dije, calma y compostura potro que estás en territorio comanche. Pero fue imposible. El sonar de la charrasca, los timbales y la conga, al ritmo de ‘Viva Venezuela mi patria querida’ te hacía olvidar cualquier pretensión de lealtad leonina, y nos ponía a cantar con la misma euforia guaireña.

[…] Dos outs. Noveno inning. Gana Venezuela 3 a cero. En la lomita el verdugo y cerrador de Guillén, Arnaldo Hernández. El fanático pide. “Un, dos, tres”. Hernández venía de ponchar a dos. Lanza el poderoso Guayanés nativo San Félix, y el fuerte bateador Gutiérrez, produce roletazo a las manos de Alexis Amarista y los tiburones de la Guaira logran su primera serie de Caribe y estalla el estadio LoanDepot Park entre luces tricolores y el alma llanera. Vibra Miami y vuelan las banderas con nuestras siete estrellas. No podía faltar las cascadas de lágrimas y ¡cerveza! Rostros con ojos vidriosos que lloran y ríen a la vez. ¡Sin conocernos se me acerca un compatriota me abraza! Su esposa también. La celebración era indetenible. Y también lloró Parón Panza en el cielo…

Guillén sigue haciendo historia. Es hablador, pero brillante. Conoce cómo tratar a su tropa y cómo liderar una novena para llevarla a la cima. Y ahí reposa la esperanza.

En líderes que aun con sus defectos y virtudes, tienen la cepa, la nobleza y el talante para llevarnos a la cúspide de la felicidad, y cantar unidos Viva Venezuela mi patria querida…quien la libertó mi hermano fue Simón Bolívar…

Me fui feliz a casa. Y tuve el último Deja Vu. regresando a Venezuela, un volver al futuro y disfrutar un Caracas-Tiburones en el gran Estadio Monumental...

https://www.diariolasamericas.com/opinion/viva-venezuela-mi-patria-querida-n5351471

 

 

Orlando Viera Blanco

Diario Las Américas

 

El alacrán exhibe una de las características más elaboradas de la estupidez: “ignorar las causas y consecuencias de las cosas”. Es la insensatez en pleno.

Paul Tabori fue un psicoanalista húngaro que escribió “La Historia Natural de la Estupidez Humana”. Para Tabori, un estúpido es una persona que no padece ninguna afectación en su cerebro o sus capacidades mentales, es una persona normal, pero que no razona adecuadamente por fallas imputables a la responsabilidad del sujeto. A Papá no le gustaban algunas palabras [imbécil, bastardo, maldito, idiota, estúpido]. Sólo las escuché decir para exigir que no las repitiera. Pero me llamó la atención la obra de Tabori, por su profundidad y una semántica elaborada para analizar la estupidez.

El estúpido-alerta Tabori-no indaga, no escucha, no analiza. “Queda atrapado en las trampas del ego-vanidad, soberbia, narcisismo o se deja vencer por vicios como la pereza, la ira o la lujuria, incapaz de controlar emociones como el miedo o la ansiedad, o en sentido contrario, la euforia”. En la política, la estupidez, puede llegar a ser perversa y muy peligrosa.

Alacranes con apariencia de ardilla

En la política ha surgido el fenómeno del alacrán. Es hincar ponzoña a sus partidarios a sabiendas que la traición los hundirá a todos. Veremos en este ensayo que es un acto de estupidez muy desdeñosa y servil. Porque servir de mula para secuestrar partidos, inhabilitar o cohabitar “no se trata de una incapacidad mental sino de una irresponsabilidad moral enteramente imputable”.

Carlo Cipolla, en su obra “The Basic Laws of Human Stupidity” [Las leyes básicas de la estupidez humana] dice que “la estupidez es por definición. Irracional […] Las personas que actúan sobre una base racional tenderán siempre a subestimar la relevancia de los estúpidos, tanto en su número como en el impacto de sus acciones”. Así a la estupidez no damos crédito. Aquí reposa el peligro de los estúpidos con apariencia de ardilla,laboriosos,buenos. Porque tal irracionalidad vacía de ética es capaz de producir los más inadvertidos trastornos en términos sociales y ciudadanos. Estos [los alacranes] que además son asillas, sujetadores, gorgojos que parasitan con el establishment dominante.

El alacrán exhibe una de las características más elaboradas de la estupidez: “ignorar las causas y consecuencias de las cosas”. Es la insensatez en pleno. Ignorar que no significa desconocer. Ignorancia deliberada y criminal cuyos actos de cooperación pérfida producen graves daños a la sociedad.

Ese acto traidor de ignorar adrede, al decir del Dr. Feldmann [distinguido alumno de Freud] es un divorcio entre el instinto y la razón, entre el pensamiento y la intuición, que genera una negación primitiva y antihumana. Y se actua como animales, como insectos, como alacranes, con una propensión tan maléfica que no descarta su propia desgracia.

NO ES UN DEFECTO DEL CEREBRO. ES UN EGO INDÓMITO

Bastará un ligero examen para comprender que el estúpido no tiene un cerebro defectuoso. Nos comenta Feldmann: “No es la boca del hombre la que come; es el hombre que come con su boca. No camina la pierna; el hombre usa la pierna para moverse. El cerebro no piensa; se piensa con el cerebro. Y el que no piensa con el cerebro carece de mesura. ¿Qué es entonces un estúpido? El ser humano, nos dice el Feldmann, “a quien la naturaleza ha suministrado órganos sanos, cuyo instrumento raciocinante carece de defectos, a pesar de lo cual no sabe usarlo correctamente. El defecto reside, por lo tanto, no en el instrumento, sino en su usuario, el ser humano, el ego humano que utiliza y dirige el instrumento”.

Existe un ego ‘bueno’ que si piensa. Que toma nota acertadamente de los deseos instintivos sabiendo elegir qué hacer con ellos. El ser que domina su instinto, lo amolda. El estúpido alacrán no controla su esencia malandrina. Lo hunde un ego que le impide pensar. Al estúpido es fácil convertirlo en tonto útil porque su pensamiento paralizado, inhibe sus emociones por los demás. Elimina el instinto, aquel que impide ver la normalidad, la espiritualidad, la discrecionalidad.

El estúpido alacrán es incapaz de expresar su propio dolor por lo que no le importa el dolor ajeno. ¿No es estúpida la traición cuando el traidor sabe que las consecuencias de su apostasía lo pueden llevar igual o peor que al traicionado? La inteligencia del ser humano nos permie expresar nuestra belleza o nuestra oscuridad, nuestras virtudes o carencias; nuestro dolor con discreción y sin blasfemia. Incluso un malvado-no estúpido-sabe expresarse, manipular, piensa e intuye. No priva sus emociones por lo cual encanta. El estúpido alacrán no se atreve a expresar su propio yo, su propio sufrimiento. Prefiere infringirlo a otros, a sus propios aliados. Es taciturno, sigiloso, torpe, porque su aparato pensante ha cesado al punto que no sabe ni sobrevivir.

Concluye Feldmann: “el individuo estúpido no puede ver u oír directivas impartidas por sus propios instintos”. ¿Existe vida más peligrosa que aquella incapaz de controlar su propio yo, comprometiendo su propia existencia? Bienvenido al reino de la estupidez.

NUESTRA MODERNA CORONA DE ESPINAS: LA DUDA

Dietrich Bonhoeffer fue un teólogo alemán contra el régimen nazi hasta que fue capturado por la Gestapo, encarcelado y ejecutado en un campo de concentración en 1945. Mientras estaba en la cárcel no dejó de escribir y sus escritos se convirtieron en el libro, Cartas desde la Prisión.

En una de sus cartas elaboró lo que se conoce como la Teoría de la Estupidez de Bonhoeffer. Explica cómo habría sido posible que una población educada y culta se hubiese dejado arrastrar por la irracionalidad y maldad, hasta el punto de enterrar sus principios éticos y religiosos, cooperar con el mal, denunciar a sus vecinos, apropiándose de sus bienes o participando directamente en su encarcelamiento o ejecución. ¿Historia parecida?. Según la teoría de la estupidez de Bonhoeffer la estupidez llega a tope cuando no basta obedecer sino favorecer. Es el salto a la anomia que alimenta el totalitarismo, a diferencia de la dictadura, que se fundamenta en el terror. El estúpido que sabe que coopera con una tiranía totalitaria y aterradora, cancela sus emociones y cancela toda desobediencia ética. Diría Kant “es la confinación de la lógica que cede ante las máximas presiones”. ¿Cobardía?

Hannah Arendt profundizó el estudio del totalitarismo. Cita en su estudio el caso de Lawrence de Arabia, sus descripciones sobre el imperialismo británico, y su visión del caso Dreyfus bajo la óptica de Marcel Proust. Para Arendt , el sentido de diversidad de un apasionado como Lawrence, podía controlar sus instintos, obedecer sin cooperar, porque respetaba la capacidad del pueblo árabe de vivir en la ensoñación, en la contemplación y la admiración por la serenidad. Lawrence sometía su ego y articulaba. No era tonto. Menos traidor. Arendt reconoce en el diplomático, arqueólogo militar y escritor [los siete pilares de la sabiduría] como uno de esos “Caballeros del imperio” que, a pesar de imbuirse en la cultura beduina, no renunció ser un engranaje entre la civilización europea y el mundo árabe.

Escribió Lawrence: “[Los aldeanos árabes] despreciaban la duda [de occidente], nuestra moderna corona de espinas. No comprendían nuestras dificultades metafísicas, ni nuestra introspectiva forma de interrogarnos” André Malraux sentenció que Lawrence pertenecía al “linaje de los sueños”. “Quizás por eso nos cuesta tanto entender su necesidad de vivir entre la ensoñación y la realidad, el frenesí de la guerra y la serenidad de contemplación, el entusiasmo más puro y la desolación más profunda.” Arendt veía en esta visión soñadora, lirica, romántica, la virtud conductora a la más elevada razón del ser humano: la pluralidad. “Al fin y al cabo todos somos iguales, somos seres humanos, y por lo tanto no somos iguales a otros que haya vivido, vivan vivirán”. Este sentido humanista de la igualdad es el gran pilar de la moralidad, de la piedad, del respeto a la vida. La estupidez no sabe de eso.

Referido al caso Dreyfus o Eichman, Arendt se pregunta: “¿Por qué el antisemitismo encontró base para transformarse en una doctrina social? ¿Cómo el antisemitismo pudo convertir al judío en una figura antihumana? ¿Cómo descendimos a niveles de barbarie tan insólitos? ¿Por qué aceptamos un crimen de tal magnitud y por qué después toleramos que se banalizaran sus consecuencias?”. Y nosotros, ¿por qué aceptamos vivir así?

Debemos insistir en este punto: Nos señala Tabori: “Estúpido no es el hombre que no comprende algo, sino el que lo comprende bastante bien, y sin embargo procede como si no entendiera”. ¿Acaso el alacrán no sabe lo que hace, no mide las consecuencias? Creo que lo comprende bastante bien. "Es [la estupidez] la inteligencia defectuosa de hombres de talento. La percepción inmadura. La escasa capacidad de juicio. La desatención, las asociaciones torpes, la mala memoria. La torpeza, la simplicidad. La megalomanía, la vanidad. La temeridad, la sugestionabilidad. La egolatría. La estupidez y la edad; la estupidez y el sexo; la estupidez y la raza; la estupidez y la profesión; la estupidez, el medio, el fin y el poder. La estupidez en la vida económica y social; en el arte y la literatura; en la ciencia y la política.”

La deslealtad en el amor-por ejemplo-se repite si no se va al fondo del origen. No es el hecho desleal en sí, sino el desprecio de no importar la tragedia. Igual que el desamor a la patria condicionado a socialismo y muerte. Parafraseando a Feldmann. No es el corazón el que ama u odia. Es el hombre que no usa el corazón para amar sino para odiar. Eichman sabía perfectamente las dimensiones de su barbarie y las consecuencias de sus actos. Lawrence por su parte, mantuvo sus lealtades imperiales sin porner de lado el linaje de los sueños beduinos. Contenía su ego, sus dudas, por no perder su contemplación, su serenidad.

Mientras los estúpidos nos colocan coronas de espinas en nuestra cabeza, ellos cooperan hasta que el celestino los desecha...como los que usan para “entender” mejor a Hamas que el derecho de Israel de vivir en paz.

NUESTRA LUCHA. CUIDADO CON LOS FALSOS HÉROES

Qué decir de la estupidez de la idealización del héroe. El fundamento de todos los gobiernos totalitarios. Ni siquiera los alemanes experimentan amor por la tiranía y la opresión. Pero cuando la estupidez del instinto gregario infecta y ponzoña la política, cuando el masoquismo nacional se generaliza, surgen los Hitler, los Mussolini, los Stalin; las páginas tétricas de Mein Kamp [Mi lucha], siendo la verdadera la lucha desmitificar a los falsos héroes.

Durante los últimos veinte y cinco años hemos pagado el precio del silencio, la obediencia, la cooperación de pocos y la duda de muchos contra la destrucción. Concluye Tabori: “la estupidez es como una luz negra, que difunde la muerte en lugar de la vida, que esteriliza en lugar de fecundar, que destruye en lugar de crear. Sus expresiones forman legión, prejuicios y sus síntomas son infinitos”.

Evitemos la duda que esteriliza. Soñemos con la libertad que fecunda. Seamos iguales por ser plurales. Como en Los pilares de la Sabiduría de Lawrence, no incurramos en tópicos, cegueras, en interrogarnos a nosotros mismos. Démosle luz al pensamiento, a la contemplación, a la sana intuición, que concede el don de la serenidad, para pensar y no dejarnos arrastrar por el reino de la estupidez de los alacranes.

https://www.diariolasamericas.com/opinion/la-estupidez-los-alacranes-n5349837

 

 

 

 

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