OPINION

CULTURA

LA SEMANA

VIDA

FRASES FAMOSAS:  

“Prefiero ser el primero en una villa que el segundo en Roma.”, Julio César

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Pedro Roig Esq.

 

Es evidente que el presidente Kennedy exhibió una manifiesta ausencia de audacia y liderazgo. Su conducta errática, para nosotros, alcanzó el nivel de traición. En efecto, el fracaso de Bahia de Cochinos acelero la entrada de los cohetes sovieticos en Cuba que casi culmina en una guerra nuclear.

Miami, FL – Más allá del inmenso poder de su mitología, el desastre militar de Bahía de Cochinos es, en efecto, un vasto tema de controversia histórica alentada por la complejidad de la operación, y las fatales decisiones políticas que se impusieron sobre la devoción y el coraje de la Brigada 2506, donde la Patria esclava del marxismo encontró lo que tal vez fue, su última esperanza de redención.

Las raíces de esta operación están en el contexto de la Guerra Fría y el peligro para Estados Unidos de que Castro aceptara, en un algún momento, el despliegue de cohetes nucleares soviéticos en la isla (como occurrió dos años después), cambiando de un golpe la ventaja estratégica de Washington sobre Moscú.

Respondiendo a este enorme peligro para la seguridad nacional, el entonces presidente Eisenhower advirtió: “Esta nación no tolerará el emplazamiento de un satélite de la Union Soviética a 90 millas de nuestras costas”.

El 17 de marzo de 1960, el presidente aprobó crear una fuerza de combate formada por exiliados cubanos pero con la condición de que fuera una acción encubierta. La ayuda decisiva de Estados Unidos tenía que ser secreta. Eisenhower fue muy preciso en su orden cuando señaló: “nuestras manos no pueden aparecer en nada de lo que se haga1”.

La farsa exigía una versión plausible en la que un grupo de exiliados cubanos y norteamericanos que habrían perdido propiedades en Cuba, financiaran la lucha armada. Esta limitación de equipos bélicos resto poder de fuego a las exigencias de armamentos necesarios para ganar la batalla y la magnitud de la operación hacía imposible negar la ayuda decisiva de los Estados Unidos.

En todo momento, se planteó que el factor esencial para la victoria era la supremacía aérea para apoyar los batallones en tierra y proyectar su poder de fuego a los centros vitales de las fuerzas del régimen. Los oficiales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) encargados del plan fijaron con absoluta claridad la importancia del control aéreo.

En un informe enviado en enero 4, 1961, la CIA advirtió: “Se considera crucial que la Fuerza Aérea cubana, capaz de dar resistencia al desembarco, sea destruida o neutralizada antes de que las tropas lleguen a la playa 2“.

Este importante documento, específicamente explica que el control de espacio aéreo sobre el teatro de operaciones era la premisa esencial para el éxito de la invasión. Los oficiales de la CIA no dejaron lugar a la duda. Sin la supremacía aérea, la derrota era inevitable.

Es conveniente señalar que Bahía de Cochinos no fue el primer sitio seleccionado para el desembarco. Inicialmente se escogió la Bahía de Casilada, en Trinidad, situada en el centro-sur de la isla, junto a la montaña del Escambray. De acuerdo con militares veteranos Trinidad era un sitio excelente para el desembarco, muy superior a la Bahía de Cochinos.

En noviembre de 1960, John Kennedy fue electo presidente de Estados Unidos. A los pocos días, Allen Dulles, director de la CIA, le informó sobre los detalles secretos del desembarco planeado para efectuarse por Casilda-Trinidad. Se puso énfasis en la importancia decisiva de la aviación y de que el éxito dependía del control del espacio aéreo sobre el teatro de operaciones.

El 28 de enero, el presidente John Kennedy autorizó continuar el plan de operaciones militares contra el régimen de Castro3 sin embargo el 15 de febrero de 1961, Thomas Mann, subsecretario para América Latina, fijó su posición en una carta al secretario de Estado, Dean Rusk, en la que se oponía al desembarco4.

En esta coyuntura, el Secretario de Estado Dean Rusk propuso eliminar el plan de Trinidad dado que la densidad de población hacía muy difícil encubrir la participación de los Estados Unidos en el ataque5. La alucinante farsa se había apoderado de la difícil operación. La CIA fue ordenada a buscar un sitio alterno para el desembarco. Cuatro semanas antes del ataque, Bahía de Cochinos fue escogida para implementar el plan.

El 4 de abril, reunidos en el Departamento de Estado, el presidente pidió la opinión de sus principales asesores sobre si se debía continuar con la operación. Luego de ofrecer sus puntos de vista, todos estuvieron de acuerdo con ordenar el ataque menos Dean Rusk, que se abstuvo, y el Senador William Fullbright, que se opuso. Ese mismo día Kennedy dio la orden para que las fuerzas de la Brigada 2506 se dispusieran a entrar en acción. La fecha escogida fue el 17 de abril, 1961.

Pocos días antes, los grupos de infiltración de la Brigada penetraron clandestinamente para ayudar y coordinar el ataque con la poderosa resistencia interna que operaba activamente a lo largo y ancho de la isla.

Los pilotos, tripulaciones navales, personal de apoyo y los batallones comenzaron a desplegarse hacia sus objetivos. Fue un momento de enorme emoción. Hermanados en el peligro, sentíamos el honor de cumplir juntos un hermoso ideal. Eramos los soldados de la libertad.

El 14 de abril, el presidente llamó a Richard Bissel, el oficial de la CIA a cargo de la Invasión, y le preguntó cuántos aviones B-26 participarían en el ataque inicial. Bissel le respondió que todos. Kennedy objetó el número de aviones y le dijo a Bissel: “Bueno, no lo quiero en esa escala, lo quiero mínimo”. Así el golpe inicial fue reducido de 16 a ocho aviones; además se perdió el factor sorpresa.

Al amanecer del 15 de abril, la disminuida aviación de la Brigada atacó las bases aéreas de San Antonio, Santiago de Cuba y Columbia. El ataque aéreo duró aproximadamente 20 minutos. Al final, Castro podía contar con siete aviones que sobrevivieron al primero y único ataque a sus bases aéreas. Entre estos le quedaron disponibles dos aviones “jet” T-33, y dos formidables Seafury considerados entre los mejores aviones caza de la Segunda Guerra Mundial.

Los aviones de la Brigada regresaron a sus bases preparados para continuar golpeando los aviones que quedaban de la Fuerza Aérea castrista. Pero justo antes de reanudar las operaciones llegó la orden de Washington cancelando los restantes ataques a las bases aéreas de Castro. Para los pilotos de la Brigada la orden fue devastadora. Ellos tenían conciencia que el control del aire era esencial para la victoria. Los aviones castristas que sobrevivieron el primero y único ataque  dominaron el espacio aereo sobre Bahía de Cochinos y decidieron la batalla.

El 15 de abril, el canciller del régimen Raul Roa acuso los Estados Unidos por el ataque aereo. En respuesta el embajador Adlai Stevenson indico que el ataque respondio a la rebellion de pilotos de la fuerza aérea de Castro y enseño fotos de un avion B-26 que habia aterizado en el aereopuerto de Miami. De inmediato el embajador Roa presentó fotos con marcadas diferencias entre los aviones de ambos contendientes. La nariz de los aviones de Castro eran de plastico y los de la brigada de metal. El encumbrimiento de la activa presencia de los Estados Unidos en la operacion se desintegro.

El impacto fue monumental en Washington. Stevenson amenazó con renunciar y Kennedy selló la derrota prohibiendo continuar los decisivos ataques. El General Rafael del Pino, piloto de la aviación castrista durante esos críticos días (hoy en el exilio), señaló en una entrevista, “nunca entendimos por qué no continuaron los ataques aéreos. De haberlo hecho el 16 y 17, nosotros hubiésemos sucumbido”.

Es evidente que el presidente Kennedy exhibió una manifiesta ausencia de audacia y liderazgo. Su conducta errática, para nosotros, alcanzó el nivel de traición. En efecto, el fracaso de Bahia de Cochinos acelero la entrada de los cohetes sovieticos en Cuba que casi culmina en una guerra nuclear.

En Bahía de Cochinos, por tres días y noches, la Brigada 2506 hizo derroche de heroísmo. Se peleó en San Blas, en Soplillar, en la Rotonda de Palpite, en Playa Larga, en Girón, y en ocasiones faltos de municiones, la lucha fue cuerpo a cuerpo. Por eso hoy quiero honrar la memoria de mis hermanos caídos en combate y los que fueron asesinados posteriormente en la rastra de la muerte.

Ese ideal de lucha es nuestro mejor testamento a las nuevas generaciones. Y que nadie dude de que mientras quede en pie un combatiente de la Brigada 2506, jamás abandonaremos la lucha por la libertad de Cuba.

1 Memorandum of conference with the president, 03-16-1960.,CIA, program of covert action against the Castro regime (03-16-1960)

2 CIA Memorandum for Chief WH-4,policy decision required for conduct of strike operation against government of Cuba,(1-4-1961)

3 McGeorge Bundy Memorandum of discussion on Cuba,cabinet room, January 28, 1961

4 Thomas Mann Memorandum 02-15-1961

5 Graystone Lynch. decision for disaster (Washington..brassey’s 2000) page 14

https://cubastrategicstudies.com/bahia-de-cochinos-heroismo-y-traicion/

 

 

Por: Beatrice E. Rangel

Intdemocratic.org

 

La noche del 5 de Abril será registrada en la historia del mundo como el parteaguas entre dos eras: la de la permisividad frente al crimen organizado y la del combate a ese flagelo. Desde ese momento los criminales serán tratados como tales y los perseguidos políticos protegidos como tales.

Ese deslinde vendrá seguido de violencia ante la reacción de las bandas delictivas cuyo único objetivo es proteger la cadena de valor de los ilícitos pero también de una mayor movilización ciudadana en apoyo al refuerzo institucional de la región. Porque finalmente un líder ha puesto en claro de que se trata el combate ya ha asumido total responsabilidad por los hechos.

Desde hace demasiadas décadas comenzando con la ventanilla siniestra establecida en el banco central de Colombia para canjear dólares provenientes de ilícitos sin problemas hasta la fusión de estado con crimen organizado perpetrada por Jorge Glas el proceso de penetración de las instituciones estatales por el malandraje regional había proseguido sin corta pisa alguna. Y así las democracias de la región fueron fagocitadas por el morbo criminal privando poco a poco a los ciudadanos de los servicios de seguridad y protección civil para luego invadir los de salud educación y transporte.

Y si bien es cierto que pocos están de acuerdo con la manera como se ejecutó el operativo de extracción de Jorge Glas de la embajada de México el mundo hoy tiene bien claros dos temas: el primero: no puede haber asilo para criminales. El segundo, las democracias cuentan con instrumentos para defenderse de la penetración del crimen organizado y los van a usar.

Este avance, a mi juicio, tiene que ver con el arribo a las posiciones de dirección de una nueva generación. La mayoría de las nuevas generaciones de dirigentes latinoamericanos son lo que podríamos denominar ciudadanos hemisféricos. Porque muchos han culminado estudios de post grado en Estados Unidos. En las universidades norteamericanas han encontrado otros estudiantes de países distintos a los suyos y eso los ha llevado a crear redes en la región. En segundo lugar estas generaciones practican deportes lo cual les hace mucho mas competitivos que sus antecesores. Por último han sido testigos del auge y caída de los regímenes democráticos de la región.

Todo ello los ha llevado a ser mucho más pragmáticos a la hora de tomar decisiones, menos corporativistas y mucho mas visionarios. Y cada uno de ellos está dejando un interesante impronta en la región. En Chile Gabriel Boric ha manejado con tino el retorno del país al centro democrático y el relanzamiento de la economía. En el Salvador Nayib Bukele ha devuelto a los hogares la tranquilidad de la seguridad ciudadana y aparentemente una mejoría notable de los servicios públicos. En Venezuela Maria Corina Machado ha creado una fuerza ciudadana que por primera vez ha hecho temblar al régimen criminal que gobierna a esa nación. En México dos mujeres competentes e imaginativas pugnan por la presidencia en una justa cuyo desenlace sepultara el feudalismo opresor establecido por el PRI y disfrutado por muchos que no se atrevieron a hacerlo caer. Y en Ecuador Noboa ha puesto el punto final al laissez faire frente al crimen organizado y ha mostrado el camino de combate con instrumentos que otorga el estado de derecho.

Interamerican Institute for Democracy <iid-Interamerican Institute for Democracy

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Por Bassam Tawil

Gatestone

 

 Como parte de un plan estadounidense para "revitalizar" la Autoridad Palestina (AP), a finales de marzo se anunció un nuevo Gobierno encabezado por el primer ministro Mohammad Mustafa. Si bien la Administración americana no ha aclarado qué quiere decir con "revitalización", sólo se puede suponer que se refiere a la necesidad de implementar reformas financieras y administrativas en todas las instituciones de la AP y ver el surgimiento de nuevos líderes en Ramala que trabajen para mejorar las condiciones de vida de su pueblo y prepararlo para la paz con Israel.

Sin embargo, es poco probable que el nuevo equipo de gobierno logre alguno de esos objetivos: no parece en absoluto diferente de los anteriores, especialmente en lo que respecta a la lucha contra la corrupción y la incitación a la violencia contra el Estado judío.

Al igual que su predecesor, Mohamed Shtayyeh, el nuevo primer ministro, Mustafa, es un histórico partidario del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas. Desde 2005 y hasta hace poco, Mustafa se desempeñó como asesor económico de Abbas. Entre 2013 y 2014, fue viceprimer ministro de la AP y ministro de Economía Nacional. Mustafa también ofició de presidente del Fondo Palestino de Inversiones, una compañía de inversión independiente establecida en 2003 con el objetivo de fortalecer la economía palestina. Como tal, es difícil decir que Mustafa represente un nuevo liderazgo en la Autoridad Palestina. Pertenece en gran medida a la vieja guardia de los dirigentes palestinos, considerados por muchos palestinos como incompetentes y corruptos.

Aunque el flamante primer ministro ocupó varios puestos económicos clave, es difícil argumentar que durante sus mandatos logró mejorar la economía del territorio. Según el Banco Mundial, el déficit presupuestario de la Autoridad Palestina en 2021 fue de 1.260 millones de dólares, con un déficit de financiación de 940 millones de dólares (es decir, el déficit menos las donaciones de ayuda internacional). Esta brecha es atribuible a cuatro factores principales: un sector público hinchado e ineficiente, una caída masiva de la ayuda presupuestaria, una mala recaudación de ingresos internos y la retención de ingresos por parte de Israel como respuesta a la política de la administración palestina de pagar a los terroristas que asesinan o hieren judíos.

Una encuesta de opinión publicada por el Palestinian Center for Policy and Survey Research en septiembre de 2023 encontró que el 87% de los palestinos cree que todavía existe corrupción en las instituciones de la Autoridad Palestina. AMAN, una ONG palestina que busca promover la integridad institucional, la transparencia y la rendición de cuentas en la sociedad palestina, asegura que el 63% de los palestinos cree que el nivel de corrupción ha aumentado. Las formas más comunes: favoritismo y nepotismo, malversación de fondos públicos, abuso de confianza, abuso de poder, soborno y blanqueo de dinero.

La actual crisis económica y las sospechas de corrupción entre sus gobernados muestra que Mustafa no hizo un trabajo particularmente destacable como asesor económico o como ministro de economía nacional. ¿Por qué, entonces, debería alguien suponer que logrará mejorar la situación como primer ministro? No pudo lograr cambios en el pasado porque estaba subordinado a Abbas y su círculo íntimo, quienes conservan la última palabra en asuntos políticos, económicos y de seguridad. Abbas y sus colaboradores más cercanos, que desde hace mucho tiempo tienen vía libre para realizar cambios en la Autoridad Palestina, sustanciales o no, tampoco parecen interesados ​​en hacerlo. Más bien parecen encontrarse bastante cómodos con su estructura actual: sin elecciones, sin transparencia y sin rendición de cuentas.

El presidente y los suyos tratan a la AP como un feudo. Cualquiera que se atreva a desafiarlos o hablar en contra de la falta de democracia o exigir el fin de la corrupción es castigado con la pérdida de su trabajo o la expulsión de los principales órganos palestinos de toma de decisiones, como el Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el Comité Central de Fatah. Sin duda, Mustafa es consciente de que probablemente correría la misma suerte si se atreviera a desafiar el mando autocrático de Abbas y su control exclusivo de las finanzas. Mustafa no enfrentó a Abbas en el pasado y es poco probable que lo haga ahora que su jefe lo nombró primer ministro.

También hay buenas razones para creer que el nuevo primer ministro y los ministros de su gabinete no van a detener la incitación masiva a la violencia contra Israel y la demonización de los judíos.

En su primer discurso en la reunión del gabinete en Ramala, la capital de facto de los palestinos, Mustafa repitió los libelos de su predecesor al acusar a Israel de llevar a cabo un "genocidio" y "ejecuciones extrajudiciales". Se refería a la guerra en la Franja de Gaza, que estalló después de que miles de terroristas de Hamás invadieran Israel el 7 de octubre de 2023, matando a 1.200 israelíes y secuestrando a más de 240, la mitad de los cuales todavía están rehenes dentro del enclave costero. Tampoco consideró apropiado condenar al grupo terrorista por iniciar la guerra y así provocar una catástrofe para los gazatíes.

El 31 de marzo surgió más evidencia de que el nuevo Gobierno "revitalizado" de la Autoridad Palestina no se dirige hacia la paz con Israel, cuando Palestina Media Watch (PMW) reveló declaraciones incendiarias hechas por dos de los ministros recién nombrados.

Según el informe del PMW, Muna al-Khalili, la nueva Ministra de Asuntos de la Mujer de la Autoridad Palestina, es una abierta partidaria del terrorismo y ha glorificado públicamente el asesinato de 37 civiles israelíes, entre otras efusiones. Como presidenta de la Unión General de Mujeres Palestinas de la OLP, al-Khalili habló en un evento en honor a Dalal Mughrabi, quien dirigió el ataque terrorista más asesino en la historia de Israel antes del 7 de octubre de 2023. El 11 de marzo de 1978, Mughrabi lideró un equipo de terroristas de la OLP que secuestraron un autobús civil y asesinaron a 37 civiles, entre ellos 12 niños y, en otra ocasión, a la fotógrafa estadounidense Gail Rubin. En su discurso, al-Khalili elogió el ataque terrorista como una "operación de resistencia de calidad" y dijo que Mughrabi "demostró que las mujeres palestinas son capaces de llevar a cabo las misiones más difíciles".

Apenas 10 días después de las atrocidades del 7 de octubre, la Unión General de Mujeres Palestinas, que encabeza al-Khalili, celebró una vigilia pidiendo la liberación de los terroristas apresados. Al-Khalil honró a los asesinos palestinos convictos como "prisioneros heroicos". Al-Khalili estaba sentada justo detrás de cuatro carteles que mostraban nombres y fotografías de asesinos terroristas encarcelados en Israel por ataques terroristas pasados, cada uno con el texto: "Libertad para el heroico prisionero".

El nuevo gobierno "revitalizado" también incluye al líder religioso Muhammad Mustafa Najem, que fue nombrado ministro de Asuntos Religiosos. Palestina Media Watch reveló que Najem había llamado abiertamente a realizar ataques terroristas en un sermón en la televisión oficial de la AP: "Oh servidores de Alá, sed aquellos a través de los cuales Alá afligirá a los judíos con el peor tormento". Najem pasó a demonizar a los judíos con un antisemitismo tóxico, diciendo que se "caracterizan por la vanidad, el orgullo, la arrogancia, los disturbios, la deslealtad y la traición" y que "Alá los convirtió en simios y cerdos".

PMW instó a Israel y Estados Unidos a exigir que Najem, al-Khalili y cualquier otro partidario del terrorismo en el nuevo gobierno sea reemplazado inmediatamente, y agregó:

"Si el anterior Gobierno de la AP que apoyaba el terrorismo es reemplazado por un nuevo Gobierno que apoya el terrorismo, la AP se está burlando de la demanda estadounidense de 'revitalización'."

Queda por ver si la Administración Biden actúa en base a esta información o si, en cambio, prefiere pretender que Abbas tomó medidas reales para "revitalizar" la Autoridad Palestina.

https://es.gatestoneinstitute.org/20578/autoridad-palestina-revitalizada

Por: Ricardo Israel

Intdemocratic.org

 

Hoy el antisemitismo en Chile se está manifestando en forma similar a lo que ocurre en otros países, y después de lo que se ha observado en calles, universidades y la Casa Blanca de EE. UU., pocas cosas pueden sorprenderme en relación con la actitud hacia Israel y los judíos, pero la verdad que lo que pasa en Chile está marcando un antes y un después, por lo que más adelante me permitiré contar experiencias personales.

La comunidad es pequeña, aunque el número no siempre es preciso, ya que muchos no están integrados o vinculados; otros, han perdido las raíces. En todo caso, las cifras de consenso oscilan entre 18.000 a 20.000, y lo que hoy se enfrenta es tierra desconocida, una nueva etapa, difícil, complicada, diferente a lo que se había vivido o conocido anteriormente. Por cierto, había actos antisemitas, pero nada similar a lo de los últimos años. Boric ha sido el primer presidente que padece la fobia más antigua de la tierra, la judeofobia, en actos y palabras, tanto con los judíos chilenos como con Israel, pero ahora, se ha hecho presente en las calles, es decir, la serpiente ya ha abandonado el huevo, y la historia enseña que difícilmente el genio va a regresar a la botella.

Hay odio y hostigamiento. Por cierto, no es antisemita criticar la actuación israelí en Gaza como tampoco hacerlo con el gobierno y la persona de Netanyahu, ya que basta seguir mínimamente las noticias internacionales para ver que ello ocurre masiva y frecuentemente en Israel, pero no hay duda de que el odio existe cuando se culpa a los judíos chilenos por lo que allá ocurre, aun mas cuando se acusa de genocidio a niños y sus padres al acudir a los recintos comunitarios. Sobre todo, se aplaude el terrorismo de Hamas y se pide la eliminación del Estado de Israel.

Todo se complica más con la actitud del gobierno y un presidente a quien no le preocupa importar ese conflicto distante a Chile, el mismo que mintió después de no querer recibir las cartas credenciales del embajador de Israel, cuando declaró que “la comunidad judía en Chile puede estar tranquila, nadie va a ser perseguido ni amedrentado”.

Sin embargo, lo que está pasando en las calles de Santiago ante la indolencia gubernamental, el silencio de los medios de comunicación y del mundo político, es un claro síntoma que todo va a empeorar antes de mejorar, ya que es cada vez más evidente el mensaje que los judíos son crecientemente menos bienvenidos en su país, el único que ha conocido la mayoría de ellos, y donde casi no existen voces fuera de la comunidad, que recuerden la contribución que han hecho a Chile, a pesar de su reducido número, prácticamente en toda área de la convivencia nacional.

Mi preocupación es doble porque estoy convencido que esta inédita experiencia encuentra a la comunidad mal preparada para enfrentar este desafío. Al parecer, tampoco parece estarlo la estructura de representación que se ha dado hacia el país, por lo que creo que llegó el momento de una mayor profesionalización. Por cierto, existe la virtual imposibilidad de controlar lo que ocurre cuando la judeofobia se desata en las calles y es organizada por otros. Lo que sí se puede hacer es lo único que se puede controlar, tanto el cambio de cada uno como la adaptación de la comunidad a lo que se viene.

¿Se puede hacer? Por cierto, otras minorías lo han hecho en Chile, y otras comunidades judías lo han logrado en el mundo, al enfrentar desafíos de similar naturaleza. El problema es que el éxito está condicionado por cambios en la mayoría de las personas, cambios internos que nunca son fáciles. Es decir, no solo se refiere a la preparación de futuros dirigentes, sino también pasa por un profundo cambio en cómo se actúa a todo nivel, incluyendo educación y preparación de los jóvenes para esta nueva realidad que les tocará vivir. Con mayor razón, en el apoyo a quienes quieren activar en organizaciones sociales o gremios profesionales, y, por cierto, en la política, solo por citar algunos ejemplos, es decir, algo distinto a lo que hoy existe, quizás porque hasta ahora no era necesario.

Lo de hoy es claramente insuficiente, toda vez que para quienes quieren tomar esos caminos, el apoyo es fundamentalmente de familiares y amigos, más que de alguna estructura, que aún menos existe para apoyar a quienes aspiran a ser políticos judíos que defiendan a Israel en Chile.

Con la experiencia de haber participado durante muchos años en foros universitarios y en otros lugares a donde fui invitado, con el comentario habitual de los organizadores no judíos que la invitación se me repetía por la dificultad de encontrar a gente disponible a asumir esa defensa. Allí, en los debates posteriores a las presentaciones, pocas eran las voces que se identificaban como parte de la comunidad, entendible y comprensible por lo que está ocurriendo, pero precisamente por ello, debe haber un cambio.

De partida, creo que se necesita un grupo de jóvenes interesados en algo distinto, ya que los simples ciclos de charlas deben ser reemplazados por una preparación comunitaria más seria y profunda, con el rigor y exigencias de un buen posgrado y con dedicación horaria, ojalá exclusiva, becados para ello, con la disposición de ocupar toda tribuna, por pequeña o grande que sea y el compromiso de preparar a otros.

Lo que hoy se vive en las calles, implica reorientar también la formación en los colegios judíos, desde religiosos a solo culturales, para lo que se viene, ya que hoy probablemente se sienten amedrentados, y, de hecho, algo de eso ya se presencia cuando hacen su formación profesional universitaria.

Si menciono este tema es por haber hecho mis estudios solo en la educación pública: liceo de provincia y Universidad de Chile, y en el caso del liceo, recuerdo lo mucho que complicaba a algunos compañeros asumir públicamente su judaísmo. Durante años pensé que ello se debía a cuan pequeña era esa comunidad de solo pocas familias, pero también pude observar lo mismo, décadas después, con algunos de los que llegaban a estudiar en universidades de la capital donde hice docencia.

Eso debe cambiar con las nuevas realidades, toda vez que la actitud anterior es un lujo que ya no está disponible, no tanto por ellos, toda vez que, con la judeofobia ya hoy impune, van a ser otros, compañeros, profesores, jefes en el trabajo, los que les van a recordar que no son iguales a otros, o peor, que son menos iguales.

Por ello, también se va a requerir dirigentes que representen a la comunidad, especialmente bien preparados tanto en la comprensión del Chile actual como de lo que ocurre con los judíos en el mundo. Además, con el tipo de repercusión que hay en redes sociales, incluyendo noticias falsas, con buen conocimiento de Israel, respaldados por información sobre la historia de la comunidad judía en Chile, y lo suficientemente bien conocidos como para tener acceso a autoridades y a medios de comunicación tradicionales; dirigentes, hombres y mujeres, ojalá con dedicación preferente y quizás, remunerados para asegurar esa dedicación. Es decir, dirigentes que no solo tengan trayectoria al interior de la comunidad, ya que las habilidades que se requerirán tienen hoy creciente relación con lo que ocurre en el país y en el mundo. Parece demasiado ambicioso, pero es necesario para enfrentar lo que se viene.

Es una condición necesaria, pero por si sola insuficiente, ya que solo hablamos de algunas de las facetas de un proceso de profesionalización, donde el cambio que se exige de todos es pasar de la etapa actual a una estructura comunitaria que entregue las herramientas para la mejor defensa posible de la comunidad, con el propósito que exista un futuro igualitario para los chilenos judíos, en el sentido de ser merecedores del mismo respeto que cualquier otro grupo, la mínima exigencia para el país donde hasta hace poco eran felices, un hecho tantas veces repetido en la historia judía, más antigua y continua que ninguna otra.

El cambio del país y el mundo va a obligar a todos, individual y colectivamente. La comunidad deberá respaldar a quienes toman el camino de la vida pública, lo que hoy día si ocurre, es sobre todo por interés y fuerza de voluntad, también por relaciones familiares o de amistad. La idea es crear una estructura que sirva a todos, incluyendo los recursos financieros y humanos que permitan acudir por cada caso discriminatorio a tribunales, nacionales y si corresponde, internacionales.

No estoy reclamando ni nada similar, solo pretendo destacar situaciones de las cuales va a tener que preocuparse un proceso de profesionalización, si se ve su necesidad, si es que existe voluntad para hacerlo, y si hay capacidad para reunir los recursos, toda vez que no se trata de entregar trofeos o galvanos, sino que el reconocimiento a los interesados debe ir por otro lado que lo meramente testimonial.

Incluso, va a requerir actitudes y definiciones que tampoco hoy existen, como distanciarse públicamente de quienes aparecen muy de tarde en tarde para hablar en contra de Israel, o identificarse como “judíos” solo para criticar a conocidos judíos, simplemente porque difieren de sus posiciones políticas más bien rupturistas. Es abuso y manipulación, ya que, salvo sus apellidos, en general, no se les conoce vinculación alguna comunitaria, por mucho que de niño hayan estudiado en colegio judío.

El proceso de adaptación a las nuevas realidades va a alcanzar prácticamente a toda actividad desempeñada por judíos en Chile. También a aquellos empresarios y profesionales que hasta ahora pensaban que no necesitaban hacerlo, sin embargo, pronto no va a depender de su voluntad, ya que, en muchos lugares se encontrarán con aquellos que los juzgarán como judíos, a veces, solo por el apellido, con lo que crecientemente tendrán que optar entre hablar o callar.

Al respecto, abstenerse será un lujo escaso, ya que otros decidirán por ellos, se lo digan en la cara o no. Algunos, tal como ha ocurrido en el mundo después del 7 de octubre se sentirán aún más orgullosos de ser reconocidos como judíos, pero otros querrán pasar desapercibidos fuera de las instituciones comunitarias, viviendo realidades paralelas. Afectará incluso a quienes hoy tienen altos cargos, ministros o congresistas, a quienes la presión externa no les permitirá no opinar sobre Israel.

Algo de eso ya ocurría y ocurre, y para muchos se parece al pasado del que hablaban sus progenitores, pero quizás allí se encuentran las similitudes para lo que parece deparar el futuro. Con todo el respeto que me merece la expresión relaciones públicas, ella es hoy, con exactitud, solo una etapa o aspecto de lo que se necesita para representar a la comunidad, ya que las exigencias van más allá, partiendo por endurecer el cuerpo ante la animosidad que se encontrará.

Quiero recalcar lo que aquí propongo, relatando por primera vez, situaciones que me correspondió conocer en una trayectoria que superó las cuatro décadas, fundamentalmente en las áreas con las que tuve mayor contacto, como Decano de Facultad, Director de Instituto y docencia universitaria, medios de comunicación (sobre todo, televisión y radio), política (candidato a presidente de la república, a alcalde de Santiago) y judicial (abogado integrante de Corte de Apelaciones y Ministro Suplente del Tribunal Constitucional).

A continuación, situaciones relevantes de mi pasado, pero útiles para lo que aquí se ha argumentado.

La primera y que para mí no tiene explicación, es todo lo que rodeó mi salida de la Universidad de Chile, una institución que quise mucho y de la cual nunca pensé que iba a pasar lo que ocurrió, toda vez que mi salida fue provocada por la única aplicación que conozco en democracia de una norma dictada en dictadura para intervenir la Universidad de Chile. En definitiva, la violación de derechos fue tal que denuncié al Estado de Chile ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, después que el caso pasara por la Corte de Apelaciones y la Corte Suprema en Chile. La Comisión aceptó mi caso, porque también se caracterizó por un fuerte antisemitismo, lo que antes que ocurriera me fue anticipado por un exdirector Jurídico de la Universidad, a quien simplemente no le creí.

En definitiva, fueron tres instancias, la Corte de Apelaciones (donde gané) y la Corte Suprema de Chile (donde perdí), pero en ambas quedó a firme el hecho que nunca hubo nada ilegal ni siquiera irregular en mi desempeño. La tercera, fue la presentación posterior ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que tuvo audiencias y escuchó alegatos, pero la denuncia no logró proceder a la Corte.

Dado el hecho que el antisemitismo estuvo en todo momento presente, para mí lo más llamativo fue que no recibí apoyo de la Comunidad Judía de Chile, quizás por la idea que en el país no lo había. Me sorprendió que la única persona que se acercó fue un vicepresidente, quien me encaró para expresar su molestia.

Fue un hecho notorio y público en su momento, y hasta el día de hoy no tengo explicación porque ocurrió lo que pasó en la comunidad judía, ya que tampoco existió mayor interés en las instituciones, incluyendo aquellas que me invitaban frecuentemente a dar charlas sobre Israel.

Experiencia semejante de desinterés tuve las dos veces que fui candidato a cargo público, donde los intentos de reunirme con el Presidente de la comunidad para saber que temas les interesaban tampoco tuvieron éxito, lo que comparo con frecuentes invitaciones a grupos y templos evangélicos, donde se me presentaba como parte del pueblo de Jesús, o en la campaña presidencial, un par de invitaciones nada menos que del Cardenal católico para que supiera de los temas que a su institución le interesaban. Nada similar pasó en mi comunidad. Tampoco insistí, respeté actitudes y decisiones, pero si las menciono es por el tipo de lujos que en el futuro no estarán a disposición de nadie.

La lista es más larga, pero por espacio solo voy a mencionar otro hecho, que tuvo que ver con los años que tuve programas de televisión, y grande fue mi curiosidad, cuando me invitaron a una reunión del departamento de publicidad de uno de los canales donde hice comentarios internacionales, toda vez que querían informarme que al ofrecer mi espacio a una importante empresa de propiedad de judíos, les habían dicho que tenían instrucciones de no asociarse con comunicadores que estaban identificados con Israel, al ser de propiedad de judíos. Quedé muy sorprendido y por supuesto, no pude explicarlo a personas educadas en el comprensible error que siempre un judío ayudaba a otro.

Mi experiencia personal coincidía con situaciones donde me constaba como algunos judíos con poder, político o económico, no parecían tener interés en ser identificados como tales, lo que también me ocurrió con el propietario de una institución de educación superior al presentarle la idea de ofrecer allí actividades de extensión sobre la realidad del medio oriente. No respondió y no insistí, ya que lo vi más bien asustado.

Por ello, creo que el cambio realmente difícil es el de la actitud, ya que también en los medios de comunicación pude constatar que había algunas conocidas figuras públicas que no parecían disponibles para defender públicamente a Israel, lo que siempre respeté, solo que me pareció hipócrita, ya que, en las reuniones de instituciones de la comunidad, como, por ejemplo, el Estadio Israelita, se presentaban en general como verdaderos guerreros de la causa. Y la verdad es que realmente no se les necesitaba en ese lugar, más bien protegido.

No culpo ni critico a nadie, ya que todos se equivocan, como lo hice yo al no aprovechar la enorme caja de resonancia de una candidatura presidencial. A pesar que me fue ofrecida la tribuna para denunciar o explicar el tema de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos no lo hice por diversas razones, predominando la idea de aprovechar los espacios solo para divulgar los temas que me diferenciaban de otros candidatos, también, no querer victimizarme, ya que tampoco lo hice con algo tan público como haber sido acusado falsamente ante un Consejo de Guerra después del golpe de Estado, situación que fue limpiada en democracia, aunque les aseguro que la primera vez que a uno se le amenaza con fusilamiento, uno lo cree. Tampoco lo hice con el abuso contra mi familia, que en definitiva condujo a mis padres al asilo político en Estados Unidos.

En esta trayectoria rara vez la judeofobia fue abierta, fue más bien solapada, y quizás por ello, un exsenador y exministro del Tribunal Constitucional, amistosamente me aconsejaba no aceptar la candidatura presidencial, a pesar de que allí no tuve ningún problema. Las instancias de judeofobia abierta fueran más bien escasas que frecuentes. Una de las pocas fue en la Corte de Apelaciones de San Miguel, ya que cada vez que integrábamos juntos la sala, uno de los jueces me entregaba una caricatura que de mi hacía, con la típica nariz ganchuda de los afiches de propagando de Goebbels. La verdad es que nunca entendí y así se lo dije en una reunión formal, que nada menos que un juez de la república pudiera actuar así.

La diferencia con lo que hoy ocurre es que lo que era excepcional, lo más probable es que pase a ser crecientemente, algo cotidiano. Es indudable que las exigencias van a ser distintas, para quienes sean parte de la comunidad como también para quienes hablan en nombre de ella.

¿Habrá cambio? ¿Existirá adaptación a las nuevas circunstancias? ¿Será un proceso rápido y ordenado? ¿Será doloroso?

En buena parte del tiempo que tuve presencia pública, no vi una opción clara en favor de apoyar a quienes querían visibilidad. También vi a muchos judíos en política, universidades, tribunales, medios de comunicación que querían aparecer públicamente como tales, y buscaban hacerlo. Ojalá puedan hacerlo en el futuro contando con respaldo comunitario.

Nunca opiné en contra de nadie, ya que siempre creí que era su derecho el camino que decidieran tomar, pero con lo que hoy está pasando en La Moneda y en las calles, no creo que vayan a poder disponer de esa prerrogativa, toda vez que la barca del antisemitismo ya abandonó la seguridad del puerto, está en alta mar sin que sepamos su recalada siguiente, aunque da mala espina saber que la historia muestra cuál es su destino en relación con los judíos, por lo que el pronóstico no es bueno.

La fobia es antigua, y por algo hubo en los 30s un partido nazi en Chile, con representación en el Congreso. No eran alemanes, sino chilenos, pero ahora es distinto. La mala hierba ha brotado y lo está haciendo en forma organizada en contra de los judíos y de Israel.

Enfrentarla requerirá un esfuerzo grande, de cambio individual y colectivo, lo que necesita de una modernización y profesionalización. La defensa de la comunidad y de los judíos chilenos debe hacerse sobre otras bases de defensa activa. Se corre contra el tiempo, y todo indica que el cambio no va a ser fácil.

https://www.intdemocratic.org/es/judeofobia-y-la-comunidad-judia-en-chile-momento-para-una-nueva-actitud.html

 

 

EL MUNDO

EL TIEMPO