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“Prefiero ser el primero en una villa que el segundo en Roma.”, Julio César

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Pedro Roig Esq.

 

¿Por qué escribo sobre este tema? Recientemente amigos santiagueros, me sugirieron documentar una monografía sobre el Batallón Especial en el contexto estratégico de la Brigada 2506. De forma que les presento esta síntesis histórica con datos inéditos sobre la Operación Marte, nombre que la CIA le dió a la mission militar de nuestro batallón.

Han pasado 61 años desde que junto a queridos hermanos de lucha, integramos el Batallón Especial de la Brigada 2506, que tuvo como misión de combate, desembarcar por el sur de Oriente tres días antes de Bahía de Cochinos. El factor esencial del plan era la presencia del Grupo de Recepción para identificar, mediante contraseñas, la pequeña playa. Luego del desembarco serían los guías del batallón, hasta el campamento.

EL COMIENZO Y LA MISIÓN

El plan tenía como meta estratégica, desembarcar una fuerza de combate, por el diminuto surgidero del río Macambo, entre Guantánamo y Baracoa. El Batallón Especial incluía numerosos veteranos en acciones de guerrilla.  Al frente estaba el comandante Higinio “Nino” Díaz. El propósito era establecer en las montañas, bases de operaciones para hacer frecuentes ataques a objetivos de oportunidad como puentes, infraestructura ferroviaria y  sistema de energía eléctrica, creando confusión en los mandos enemigos tres días antes del desembarco principal por Bahía de Cochinos. Yo tuve el privilegio de formar parte  del Batallón Especial.

El Batallón Especial (para guerra de guerrilla) fue entrenado en el campamento Beauregard, instalación militar del ejército de los Estados Unidos en Louisiana. La base tiene una enorme extensión de tierra y fue utilizada en numerosas ocasiones durante las dos guerras mundiales, para ejercicios de grandes unidades de combate incluyendo tanques y artillería de alto calibre.

El área reservada para preparar las unidades de exiliados cubanos estaba perfectamente aislada. Allí se entrenaron los “Hombres Ranas”, que con enorme riesgo, marcaron en medio de la noche, las playas por donde desembarcaron en Bahía de Cochinos, los batallones de la Brigada. También se entrenaron miembros de los grupos de infiltración, el Batallón Especial y hombres que fueron trasladados a Guatemala donde formaron parte del Quinto Batallón de la Brigada.

ENTRENAMIENTO

Para los que integramos el Batallón Especial de la Brigada, el punto de partida para la base de entrenamiento en Louisiana fue el aeropuerto de Opa-Locka en Miami.  El vuelo duró varias horas. En la base nos montaron en camiones militares que tenían la vista al exterior cerrada con lonas.  Después de un buen rato llegamos a lo que sería nuestra base de entrenamiento.  En el campamento tuve la enorme alegría de poder abrazar a queridos amigos de mi infancia y juventud en Santiago de Cuba.

Nos recibieron los instructores de la CIA, y nos acomodaron en las viejas instalaciones del campamento. El entrenamiento físico fue intenso, aplicado a fortalecer la resistencia muscular, el sistema cardiovascular, y la velocidad.  Claramente diseñado para pelear en las montañas como fuerza de guerrilla.

La tropa se entrenó en el manejo de varios tipos de armas, incontables y largas marchas, camuflaje de posiciones defensivas y tácticas de combate. El tiempo era limitado y los instructores se empeñaron en hacer un buen trabajo.  Uno de los entrenamientos más efectivos para preparar psicológicamente al batallón guerrillero fue arrastrarse una distancia de 100 metros, pasando por debajo de alambres de púa, colocados a un pie del suelo, con ametralladoras calibre 30 mm, disparando sobre la cabeza de la tropa, mientras hacían detonar en los alrededores cargas de explosivos para hacer el efecto de un violento combate.

El hecho de que la tropa estaba en su mayoría integrada por jóvenes estudiantes, profesionales y militares, contribuyó a acelerar el entrenamiento físico y adquirir los conocimientos y el manejo de las armas.  El batallón se estructuró en tres compañías de fusileros, una compañía de armas pesadas y una compañía de jefatura, más el grupo de recepción en Cuba.

JEFATURA

Jefe del Batallón: Higinio “Nino” Díaz

S1 – Jefe de Personal: Mariano Regalado Acosta

S2 – Jefe de Inteligencia: Rodrigo Portuondo Taquechel

S4 – Jefe de Logística: Ernesto Alomá Sabas

S5 – Jefe de Orden Cívico-Militar: Sergio Rojas Santamarina

Juez: Osvaldo Soto

Médico: Guillermo (Willy) Salazar Hernandez

Oficial Ejecutivo: Eduardo Fernandez Uriarte

JEFES DE COMPAÑÍAS

Compañía 1: Antonio Crespi Larralde

Compañía 2: Ramón Corona Villar

Compañía 3: Ramón Cubenas Conde.

Compañía de Armas: Emilio Posada Gómez

Integraban el vital grupo de recepción: Ramón Machado, Rodolfo Hernández Herrera (Seafury), José Betancourt López, Enrique Márquez Suárez, Pedro Lozano, Rubén C. Hernández y Félix Ruiz.

Más de un tercio de los miembros del batallón eran “santiagueros” con estrechos vínculos de amistad y familia.  Entre los que señalamos a Jorge Más Canosa, Antonio Calatayud, Jose A. Ortiz y yo, que juntos forjamos  fuertes vínculos de lucha por el resto de nuestras vidas.

INFORMACIÓN SOBRE LA CAPACIDAD MILITAR DEL ENEMIGO EN ORIENTE

De acuerdo con informes de inteligencia de la CIA, las fuerzas armadas enemigas, estaban a las órdenes de Raúl Castro, con su cuartel general en Palma Soriano.

AVIACIÓN

El aeropuerto Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, es el campo de aterrizaje principal en la zona. Este aeropuerto sirve de base para tres aviones de combate, incluyendo un T-33, dos C-47, un C-45, y dos helicópteros.

Patrullas regulares emprenden vuelo desde el Cabo Cruz (cerca de Niquero), dirigiéndose al Cabo Maisí, la vigilancia termina al anochecer.  No se han recibido informes de que tengan  capacidad  para vuelos nocturnos.

MARINA DE GUERRA

Santiago es el cuartel general para el distrito naval oriental.  Estaciones navales menores están situadas en Manzanillo, Caimanera, Baracoa, Gibara, y Puerto Padre.

Los buques normalmente estacionados en Santiago incluyen la fragata Antonio Maceo (F-302), los buques guardacostas GC-34 y GC-13, y las lanchas patrulleras.

FUERZAS TERRESTRES

La Fuerza Táctica de Combate de Oriente tiene 7,000 elementos en la provincia, integrados en 7 batallones de infantería, 2 de artillería, y 1 de tanques. Dos batallones de infantería están destacados en Guantánamo. El batallón de tanques queda en Palma Soriano.

LA MILICIA

Hay entre 40,000 y 80,000 milicianos en la provincia de Oriente dependiendo del grado de movilización y entrenamiento.

De ellos hay entre 5,000 y 10,000 milicianos en la zona de Guantánamo. Pequeñas unidades de la milicia local están destacadas entre el poblado de Imías al este del surgidero del río Macambo y San Antonio del Sur, al oeste.  Estos poblados se comunican por un estrecho camino que corre entre la costa y las montañas.

FUERZAS AMIGAS EN ORIENTE.

En las montañas entre Guantánamo-Mayarí y Baracoa se han identificado cuatro pequeños grupos de guerrillas (entre 50 y 100 hombres) muy activos en combates con fuerzas de la milicia de Castro pobremente entrenados.

Informes de jefes de la Resistencia en Oriente indican que el comandante “Nino” Díaz es muy respetado en la zona de Guantánamo, donde por muchos años su familia tuvo cafetales y “Nino” Diaz peleó en estas montañas en la lucha guerrillera contra Batista.

RUMBO A CUBA

Al atardecer del día 11 de abril, se nos informó que había llegado la hora y que saldríamos esa noche para embarcar rumbo a Cuba.  Emoción y alegría se dejó ver en el grupo que promediaba 24 años de edad. Se nos dió una deliciosa cena.  Armando Ramos Serrano, con su chispa oportuna comentó: “Espero que se repita”. Jorge Más Canosa, Osvaldo Soto, Dionisio Suárez y Antonio “Tony” Calatayud improvisaron palabras cargadas de emoción patriótica.

Camiones cerrados con lona, nos llevaron a la pista junto a los aviones que volaron a la base naval de Cayo Hueso y directo al muelle donde alrededor de la media noche embarcamos en el Santa Ana.   Un oficial naval escribe en su Diario abordo: “Abril 12 – 1 AM. La tropa se instala en la bodega de proa, los hombres lucen cansados del viaje del campo de entrenamiento al barco pero alegres y confiados… A las 3 PM la tropa hizo prácticas de tiro de fusil y ametralladora”.

En los primeros días con agua y alimentos disponibles, se hacían ejercicios y algunos optimistas trataban de correr por la cubierta. Luego de 60 años recuerdo en esas encomiables faenas a “Guille” Fernández Mascaró, “Raulin” Gramatges, José  “Pepín” Mustelier, Pepín Bacardí, Paco Torres de Navarra, “Willy” Salazar, Gustavo Carol, Alfredo Oliva, Alberto de Cárdenas y Oscar Mestre.

PLAN DE DESEMBARCO Y EL GRUPO DE RECEPCIÓN

El reporte de la CIA señala: Aproximadamente a 5 millas al oeste del pueblo de Baitiquirí (060545) se encuentran 11 hombres bastante bien armados que penetrarán la zona del surgidero de Macambo (201569) y erigirán obstrucciones en las carreteras en los puntos (183584) y (222573) antes del desembarco del Batallón, deteniendo de esta forma todo el tráfico.

El grupo mantiene comunicaciones radiotelegráficas con la Base de Apoyo de Retaguardia y otros grupos en la zona. Cuando se haya realizado el desembarco los hombres del grupo de recepción servirán de guías y dirigirán al Batallón desde la playa de desembarco a las colinas al norte de la misma, en donde el Batallón puede establecer su Cuartel General inicialmente.

El 9 de abril el grupo de recepción sufrió un grave accidente con explosivos y su jefe se debatía entre la vida y la muerte en un hospital en la Base Naval de Guantánamo.

CONTRASEÑAS  VISUALES ASIGNADAS POR LA CIA

Desde la Playa.    Entre las horas 2200R y 2400R del 14 de abril, el Grupo de Recepción emitirá la siguiente contraseña o bien con una linterna eléctrica de bolsillo o con una lámpara de petróleo cada 15 minutos: GUIÓN  PUNTO  GUIÓN. El guión será de 3 segundos de duración y el punto de un segundo.

Desde el Navío: Se acusa recepción de esta contraseña consistiendo de un GUIÓN emitido por una linterna eléctrica de bolsillo en el puente de navío. El GUIÓN será de 3 segundos de duración.

Si la operación falla el 14 de abril debido al mal tiempo o por falta de presencia por parte del destacamento de recepción en tierra, se realizará la operación nuevamente en la noche del 15 de abril. En el caso que la operación aborte el 15 de abril la Nave procederá a una posición pre-designada, el navío se comunicará con la base de apoyo de retaguardia y aguardará instrucciones.

OBSERVACIÓN: Cada lancha remolca dos balsas en cada viaje entre la playa y el navío, y viceversa. Las lanchas “Power Kat” con motores silenciosos.: la idea era hacer el menor ruido posible para no alertar al enemigo.

LA NOCHE DEL 14 DE ABRIL

Al atardecer del día señalado para el desembarco, el Santa Ana se aproxima a la costa. A las 8 pm se sitúa en el punto indicado para iniciar la operación. Pero el Grupo de Recepción estaba herido y fuera de combate. En el Santa Ana nadie fue informado que no habría recepción.

Por lo tanto las contraseñas acordadas no fueron recibidas. Ante esta difícil situación, Renato Díaz, jefe naval de la operación, “Nino” Díaz, y los Jefes de Compañía deciden buscar el surgidero del río Macambo en las pequeñas lanchas a bordo.

En la Santa Ana, la tropa ocupó las áreas asignadas en cubierta para facilitar el momento de abordar las pequeñas lanchas  y las balsas. De repente se escuchó  un enorme y prolongado  ruido. Provenía de la grúa de abordo  que levantaba la lancha para colocarla junto al Santa Ana. El estruendo  estremeció el silencio de la noche.

“Sandy” Rousseau, el más joven del batallón y ayudante del mortero de 60mm, con su natural picardía dijo: “Señores, creo que despertamos a medio Guantánamo”, a lo que Roberto del Rosal, operador del mortero, con sabia precisión dijo: “Pero por Dios, ¿no lo pudieron engrasar?”.

Así las cosas, una lancha con motor silencioso salió a buscar la desembocadura del pequeño río. Motivados por la urgencia de encontrar el sitio, otra lancha se incorporó a la búsqueda. Los hombres de las lanchas hicieron un extraordinario esfuerzo, pero sin señales de tierra la misión fue infructuosa.

El Diario de abordo señala; “Por fin a las 12:20AM regresa una de las lanchas que ha recorrido más de 2 kms de costa del este y oeste y no han encontrado la playa, solo hay acantilados en todo el litoral.  Cinco minutos más tarde regresa la otra lancha.  Tampoco había encontrado la playa”.  Se decidió alejarse de la costa y regresar la noche del 15, para encontrar el surgidero del río y desembarcar la tropa.

Tomando rumbo sur, Renato Díaz ordenó subir las lanchas y las balsas que estaban amarradas al costado de la nave.  En el proceso se zafaron 2 balsas que no se pudieron recoger. Durante la larga espera la tropa demostró sólida moral y disciplina.

El Diario de abordo dice: “La tropa está rendida de sueños por tres días de navegación, confinada a la bodega, mal alimentada y con mucho sueño”.  A las 9AM el Padre José González Rubio, capellán del Batallón, ofreció una misa. A las 2:45, “Nino” Diaz desde el Puente de mando, anuncia que al amanecer del día 15, aviones de la Fuerza Aérea de Liberación, habían bombardeado los aeropuertos de Santiago de Cuba, San Antonio y Columbia.  El entusiasmo de la tropa y los marineros fue extraordinario.

LA NOCHE DEL 15 DE ABRIL

Continúa el Diario de abordo: “A las 2:55 pm (dia 15) se escucha a un vigía que grita “Avión a popa”.  Era un avión de reconocimiento, voló muy bajo. Era el avión No 208 de la F.A.R que pudo haberlo visto todo pero no hubo reacción del enemigo. Al menos no lo supimos nosotros.” Nino Díaz y los jefes de  Compañías dan la orden de desembarcar  la noche del 15. “Nino” que es un  patriota tenaz y valiente, se muestra  activo en su puesto de mando, mientras “Moncito” Corona, recorre la cubierta alentando a todos con su sereno coraje.  Sus raíces mambisas tomaron presencia en aquel llamado de heroísmo para la desigual pelea.

El batallón sabía que se había perdido  el factor sorpresa, que el enemigo nos estaría esperando. Nadie dudaba del enorme peligro. Los más experimentados aconsejaban llevar en las mochilas lo esencial: peines de balas, comida seca y agua.  Alrededor de las 7 pm, con las armas  de combate, fuimos a las áreas designadas para desplazarnos a las lanchas de desembarco. El Batallón estaba listo. Aquella noche de  trepidante incertidumbre sentimos  el infinito orgullo de ser soldados de la libertad y en compañía de  entrañables amigos, enfrentar  la insondable cita con el destino.  

Diario de abordo: “6:30 p.m. Ya estamos cerca de nuestro punto. Tenemos la impresión de que habrá buques de guerra comunistas esperándonos.

“Por fin a las 9:45 p.m., se arrió una lancha con Moreno al frente de la patrulla de reconocimiento.  A bordo va Maximino Torres, el último alcalde de Santiago de Cuba, quien tiene más de 15 años de experiencia de navegación en las costas de Oriente. El barco está a 8 millas de la costa.

“A las 10:35 p.m., recibimos el primer mensaje de la lancha que informó la presencia de un guardacosta de Castro. Moreno maniobra y lo evade. A las 11:00 p.m. Moreno nos dice que al acercarse a tierra la corriente lo tiró contra el coral y rompió la propela. A las 12:00 salió la otra lancha en busca de la playa y la lancha de Moreno.

“La segunda lancha llegó a la orilla (del Macambo), informando que habían visto perfectamente el movimiento de tropas enemigas en la zona de desembarco. De regreso, se encuentra con la lancha de Moreno, que remolca hasta la Santa Ana.

“Ante el inminente peligro “Nino” Díaz y el Capitán Renato Diaz deciden alejarse mar afuera.. A la 1:30 am (16 de Abril) salimos del lugar con rumbo Sur”. Al amanecer se da la impresión de que regresamos a Cayo Hueso.

Es obvio que la Jefatura de Retaguardia de la CIA no tenía un plan alterno para el Batallón Especial y que este desembarco, desde que fue concebido, no era viable.  En primer término el río Macambo era un pésimo sitio para una operación anfibia y el  gravísimo accidente con la explosión de una caja de detonadores, que hirió a los miembros del Grupo de Recepción incluyendo a su jefe Ramón Machado, ocurrió el 9 de abril, cuando el batallón aún estaba en la base de entrenamiento. ¿Por qué después del accidente, con  bajísimo margen de éxito, no se canceló el desembarco?

El excelente investigador histórico, Vicente Blanco Capote, veterano de la Brigada 2506,  me facilitó una entrevista con Ramón Machado, que además disfruta, con  sus 80 años (como casi todos los que quedamos en pié) de una prodigiosa memoria y capacidad de análisis.

Machado, que estuvo entre la vida y la muerte, me precisó la gravedad del accidente y lo muy difícil que sería el desembarco por el pequeño surgidero del río  Macambo. El valeroso combatiente  publicó un libro titulado “Cuba: My (twice) Betrayed Generation”, con documentos sobre este y otros temas sobre la heroica generación que enfrentó la tiranía marxista-leninista de Fidel Castro.

Al amanecer del 17 de abril se ordenó al Santa Ana, regresar al Sur de Cuba.  El Diario de abordo dice: “Ya habíamos navegado muchas horas  hacía Stock Island (Cayo Hueso) y nos encontramos bastante al norte de la provincia de Oriente,”

¿Por qué este cambio de 180 grados,  navegando de nuevo por donde habíamos estado unas horas antes? Esta sería la tercera vez que pasamos frente a Baracoa y a la Punta de Maisí.  En  realidad había un extendido  y profundo descontento en la tropa. Más tarde oímos por radio la noticia de un desembarco por la costa del sur de Cuba que resultó ser la Bahía de Cochinos.

¿UN VIEJO BARCO CON SUERTE?

Cerca de Guantánamo, un DC3 de la FAR, se nos acerca y muy próximo al Santa Ana, nos da dos vueltas y se aleja rumbo Oeste. Se sabe que Raúl Castro ordenó al T33 que sobrevivió en Santiago de Cuba  al ataque aéreo de abril 15, para que destruyera al barco identificado como enemigo. A los pocos minutos el T 33 estalló en pleno vuelo, pereciendo su piloto Orestes Acosta. ¿Por qué el avión destinado a destruirnos, repleto de explosivos, se desintegró en el mar? El régimen lo atribuye a fallas mecánicas. Lo cierto es que la Santa Ana comenzaba a dar señales de ser un viejo barco  con suerte.

El Diario de abordo del día 18 dice: “A la 1:29  de la tarde  nos acercamos a varios buques que navegan en un convoy”. Pensamos equivocadamente, que era una segunda expedición que se dirigia a Cuba. En efecto eran los barcos de transporte, Caribe y Atlántico, que habían recibido órdenes de abandonar Bahía de Cochinos. (adónde nunca regresaron). En el área navegaba el Blagar (LCI), buque artillado de la brigada, al mando de mi viejo amigo, el capitán Juan Cosculluela.

En ese momento nos dimos cuenta que se había creado una peligrosa crisis de identidad. ¿Quiénes eran esos hombres armados, con uniforme verde olivo que se aproximaban a los barcos de transporte?  El Blagar se nos acercó con actitud hostil. El LCI, Barbara J, nos había visto minutos antes y reportado la presencia de un navío desconocido en el área. Los mandos de Retaguardia no habían informado que el Santa Ana, repleto de armas y explosivos tenía órdenes de ir a Girón. La confusión se tornó muy peligrosa.  Minutos antes de un posible desenlace trágico, miembros de la tripulación del Blagar, reconocieron a marineros y amigos en la Santa Ana.

Así fue como, gracias a un golpe de suerte, otro problema, que pudo haber sido fatal, quedó resuelto. Esa noche una barcaza nos pudo dar petróleo, agua y alimentos (incluyendo docenas de latas de ravioli). También nos informaron que la aviación de Castro tenía absoluto control del espacio aéreo sobre Bahía de Cochinos. El desastre de la invasión era inevitable.

En nuestra tropa el daño emocional fue desbastador. Estrechos vínculos de familia y amistad nos unen con los que luchaban y morían traicionados. Aquella fue una noche infinitamente dolorosa y triste. Tres días después, el 22 de abril, nos transbordan a dos destructores de la marina de EE.UU. Noventa hombres a bordo del 931 y sesenta y ocho a borde del 757. Nos llevaron a la Base Naval de Vieques en Puerto Rico desde donde, días después, regresamos a Miami en aviones de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Fin de la historia.

https://cubastrategicstudies.com/el-batallon-especial-de-la-brigada-2506/

 

 

 

 

—4/25/1974—

Jorge Costa
Periodista portugués

 

 El 25 de abril de 1974, una canción dió pie a una revolución que, entre claveles y abrazos, terminó la dictadura de António de Oliveira Salazar y el Estado Novo, un régimen autoritario que gobernó Portugal durante casi medio siglo. La llamada Revolución de los Claveles fue un levantamiento militar y popular en Portugal contra la negación del ejercicio de los derechos civiles de la población, la censura, represión y ausencia de elecciones democráticas enforzadas por el Estado Novo. Gracias a este movimiento, Portugal se convirtió en un Estado democrático. [1]

“Grândola, villa morena, tierra de fraternidad, el pueblo es quien más ordena dentro de ti, oh, ciudad” sonó a las 00:25 del 25 de abril de 1974 en Radio Renascença, emisora católica.[2] Era la segunda señal para el levantamiento contra la dictadura de Salazar; la primera fue “E depois do adeus” (Y después del adiós), pieza de Paulo de Carvahlo, emitida por Radio Emmisores Associados de Lisboa a las 22:55 horas del 24 de abril. Grândola era obra de José Alfonso, célebre cantautor de rebeldía y resistencia. Varios de los miembros del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), liderados por el militar António de Spínola, habían escuchado la canción al cierre de un espectáculo de la fadista y activista Amália Rodrigues en el Coliseo de Lisboa, el 29 de marzo de 1974, eligiéndola como contraseña para iniciar la revolución.[3]

Acorde con los regímenes totalitarios de Italia y Alemania, el gobierno de Oliveira Salazar se asentó bajo el lema “Dios, Patria y Familia”, llamándose Estado Nuevo a un sistema de control que, bajo una simulación de república democrática, avaló todo tipo de censura y represión a manos de su Policía Internacional y de Defensa del Estado (PIDE). Este régimen inició en 1926, cuando un golpe de Estado terminó con el régimen parlamentario previo y Oliveira Salazar fue nombrado ministro de Hacienda, logrando estabilizar la moneda y, en consecuencia, acceder a la presidencia en 1932. Posteriormente fue primer ministro, de 1958 a 1968, año en que sufrió un accidente, un golpe que lo dejó imposibilitado para seguir gobernando. Su política ultraconservadora se mantuvo en manos de su sustituto, Marcelo Caetano, hasta que la revolución civil y militar lo venció. A ambos los acompañó desde la presidencia Américo Tomás.

Los “capitanes de abril”, como se conoce a quienes participaron en el movimiento, eran en su mayoría jóvenes que se negaban a seguir luchando las guerras colonialistas portuguesas, cansados de ver morir a sus compañeros. A ellos se sumó el pueblo, hundido en la miseria y harto de la violencia de Estado y la falta de libertades. Una joven costurera y camarera, Celeste Caeiro, con una cesta llena de claveles (flor de la temporada) del lugar donde trabajaba, sabiendo que había una insurrección en ciernes, se acercó a la céntrica plaza de Rossio. Eran las 9 de la mañana del 25 de abril, un joven soldado le pidió un cigarro y ella le ofreció un clavel rojo, que el joven puso en la boca de su fusil. Los demás soldados imitaron el acto y colocaron las flores en las bocas de los fusiles, señalando que su movimiento era pacifico. Conforme avanzaba el día y la gente seguía llegando, se llenaron las calles de flores y de abrazos, la población de manera emotiva y espontánea colocaba los claveles que llevaba, en la boca de los fusiles de los jóvenes soldados. Las calles se llenaron de claveles, que dieron nombre al movimiento popular. [4]

El 25 de abril, tras escuchar las consignas radiofónicas, los miembros del MFA salieron a la calle a derrocar la dictadura, para encontrarse con el pueblo compañero y solidario marchando con ellos, aglomerándose, tomando los espacios públicos. Bajo la coordinación de Otelo Saraiva de Carvalho, desde las primeras horas del día en jaque el capitán Fernando Salgueiro Maia ocupó, al frente de los jinetes de la Escuela Práctica de Caballería de Santarém, el Terreiro do Paço, cercando posteriormente el cuartel del Carmo, de la Guardia Nacional Republicana, donde se encontraba el primer ministro. Hacia ese lugar se encaminó la manifestación masiva, obligando a Caetano a entregar el poder.[5] Sólo la PIDE se mantuvo negándose a la derrota. Cuando el cuartel de la calle estuvo rodeado por el pueblo portugués, la policía disparó. Así, cuatro muertes mancharon lo que, hasta ese momento, había sido una jornada de lucha pacifista. El cuartel fue tomado, y la PIDE disuelta oficialmente ese mismo día.

A las 17:00 Caetano se rindió y entregó el poder al António de Spínola. Muchos de sus agentes huyeron a la España franquista. Tras esto, fueron liberados inmediatamente los presos políticos y comenzó el retorno de quienes habían sido exiliados. Antonio de Oliveira Salazar no vivió la Revolución de los Claveles, murió en julio de 1970. A Marcelo Caetano y Américo Tomás se les permitió abandonar el país rumbo a Brasil, y el general António de Spínola se convirtió en primer presidente de Portugal tras la revolución. Spínola había puesto al régimen nervioso dos meses antes del 25 de abril, al publicar un libro en el que defendía una solución política para las guerras coloniales. El día de la insurrección, recibió la rendición de Caetano y lideró la Junta de Salvación Nacional, creada para avanzar en la transición hacia la democracia a partir del 26 de abril. Ese día, en un mensaje retransmitido por televisión, se comprometió a promover la conciencia de los portugueses, permitiendo la plena expresión de todas las corrientes de opinión, y a facilitar la convocatoria de elecciones. [6]

El 27 de junio de 1976, Portugal vivió sus primeras elecciones presidenciales libres, las cuales ganó Antonio dos Santos Ramalho Eanes, uno de los miembros del MFA. La nueva democracia parlamentaria terminó con la guerra colonialista y garantizó su independencia a Guinea-Bissau, Angola, Mozambique, Cabo Verde, Macao, Santo Tomé y Príncipe, y Timor. El 25 de abril es, desde entonces, día de fiesta nacional, dedicado a la memoria de la gesta revolucionaria, y a la reflexión sobre sus antecedentes, formas y consecuencias. [7]

https://www.cndh.org.mx/noticia/revolucion-de-los-claveles-movimiento-popular-militar-pacifico-que-derroco-el-regimen

 

 

 

 

Emilio J. López

01 abril 2021 –

 

Miami (EE. UU.), 1 abr (EFE).- Seis décadas después de la fallida invasión de Bahía de Cochinos (1961), los cubanos exiliados protagonistas de aquella operación siguen convencidos de que fracasó por la falta de compromiso e indecisión del entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, los cambios de planes y la falta de cobertura aérea para amparar el desembarco. Defienden con firmeza no exenta de amargura que, de haber triunfado la invasión, se habría evitado una dictadura comunista que se prolonga ya 62 años en la isla.

El 17 de abril de 1961 se selló el destino actual de Cuba. Ese día tuvo lugar el desastroso desembarco en Playa Larga y Playa Girón, la segunda en el punto más meridional de la bahía, de unos 1.500 cubanos entrenados y financiados por Estados Unidos. Todos ellos, algunos jovencísimos, abrigaban la determinación de recuperar la libertad para su patria. El estado de ánimo y la moral eran óptimos. Pero la misión fracasó.

LAS CLAVES DEL FRACASO DE LA INVASIÓN

Las claves del desastre de la operación anticastrista se explican por las “reservas” de Kennedy, que maniobró para “ocultar el respaldo de EE. UU. a la invasión”, la falta de cobertura aérea requerida para salvaguardar el desembarco y neutralizar los aviones de combate cubanos.

“De haber tenido el control del aire, que nos quitaron, se habría vencido a la dictadura comunista”, dice en Miami Efe Johnny López De la Cruz, de 80 años, presidente de la Brigada de Asalto 2506, el grupo de combatientes cubanos que participó en la operación militar.

Retirado con el grado de coronel del Ejército estadounidense, López De la Cruz tacha de “error muy grande” la orden de Kennedy de “ocultar la implicación de EE. UU. en la invasión” y reducir el “apoyo logístico”, además de su continua indecisión, algo que a la postre condujo al “desastre”.

“Lo peor fue cuando nos dimos cuenta de que no teníamos los recursos para continuar la lucha”, dice el cubano, que estaba al mando de una de las compañías de paracaidistas con tan solo 20 años. Cuenta que la misión de su compañía era establecer una cabeza de playa y “bloquear los caminos” que llevaban allí, dejando solo acceso a través de la ciénaga de Zapata, un ecosistema pantanoso e impracticable.

Recuerda con especial satisfacción cómo, a medida que avanzaban, “se sumaba gente” favorable al intento de tumbar el régimen. Estaba previsto que, en el momento de la eventual caída del modelo comunista en la isla, la Brigada 2506 actuase como el “brazo armado” de un Gobierno Provisional hasta la convocatoria de elecciones libres.

LA AVIACIÓN CASTRISTA NO FUE DESTRUIDA

Vuelve el veterano a lo que, a su juicio, fue la principal causa del fracaso de la invasión: cancelar los bombardeos sobre las bases aéreas militares y no acabar totalmente con la fuerza aérea castrista.

“A (Fidel) Castro le quedaban 8 aviones de combate, y los nuestros eran bombarderos B-26 de la II Guerra Mundial” mermados de armamento y muy vulnerables, sentencia el veterano.Salvador Miralles, hoy de 86 años, pilotaba con el grado de capitán el primer avión B-27 que bombardeó el 17 de abril las fuerzas del régimen cubano. Su ataque destruyó el barco cañonero “Baire”, que se hundió parcialmente.

Para Miralles, fue un error de consecuencias irreparables que no volaran todos los aviones el primer día de bombardeo, el 15 de abril. Solo 8 de los 18 aparatos despegaron desde Nicaragua ese día. Estaban por llegar aún peores noticias. Al día siguiente, el 16, un alto mando estadounidense convoca a todos los pilotos para comunicarles que se cancelan los bombardeos de ese día con el argumento de que “querían ver la reacción mundial”.

“Ese día me di cuenta, nos dimos cuenta todos, de que aquello estaba perdido. Era una misión suicida. ¿Cómo vas a empezar una guerra un día, pararla al siguiente y seguir al otro?”, gesticula Miralles con indignación en la entrevista mantenida con Efe en el Museo Brigada 2506 de Hialeah Gardens.

“Ya Fidel nos estaba esperando. Les dimos la oportunidad de reorganizarse. Kennedy se había echado para atrás y pasó esto”, comenta en referencia al hundimiento de todos los barcos en el desembarco del día 17. “Lo más increíble” es que a unos 16 kilómetros de la costa cubana se hallaban desplegados un portaaviones, cinco destructores y un submarino estadounidenses. “Y no hicieron nada”, dice mientras señala las fotos de cuatro pilotos estadounidenses fallecidos en una operación desautorizada. “De haber triunfado habríamos liberado a Cuba, pero Kennedy nos traicionó. Maldito sea mil veces. Nos embarcó y luego quiso hacerse el santo”, acusó el antiguo piloto.

SIN COBERTURA AÉREA, NI APOYO LOGÍSTICO NI MUNICIONES

Hugo Sueiro, teniente del Ejército cubano, era con 21 años el jefe del Batallón de Infantería número 2, el primero que desembarcó en Playa Larga (cercana a Playa Girón) a la una de la madrugada del día 17.

Amparados en la oscuridad de la noche, su batallón abandonó en lanchas el barco estadounidense “Houston” (horas después gravemente dañado por un cazabombardero B-26 de Castro) y logró sin ninguna oposición “desembarcar, ocupar la playa y avanzar” con su compañía. Pero esa misma mañana ya estaba la aviación castrista y su ejército contraatacando.

“De acuerdo con las instrucciones recibidas, se suponía que Fidel Castro no iba a tener ya aviones de combate, iban a estar destruidos por nuestros bombarderos”, relata a Efe Sueiro, capitán retirado de las Fuerzas Armadas de EE. UU. y herido de gravedad en la guerra de Vietnam.

“Los aviones (de Castro) no fueron destruidos por orden del presidente Kennedy. Los dejó libres para hacer ataques. El Gobierno estadounidense paró los bombardeos… y allá ustedes, básicamente”, prosigue recordando con precisión detalles dolorosos.

Cuando se incorporó a la Brigada de Asalto 2506, Óscar Rodríguez tenía 19 años. Un año más tarde, un 17 de abril de 1961 era uno de los 181 hombres del batallón que comandaba Sueiro e hizo tierra en Playa Larga. Diez o doce días después, tras una dura lucha y huir con otros soldados por el monte, atravesar ciénagas hambrientos, sin municiones ni apoyo logístico, son apresados por las fuerzas de Castro. “Fue algo desastroso. Nos dejaron tirados. Ni siquiera avisaron (del día de la invasión) al millar o más de hombres que había infiltrados en Cuba”, dice con amargura.

https://www.swissinfo.ch/spa/bah%C3%ADa-de-cochinos-60-a%C3%B1os-de-la-invasi%C3%B3n-traicionada-por-kennedy/46498322

 

 

El "boicot judío" ("Judenboykott") fue la primera acción coordinada que emprendió el régimen nazi contra los judíos de Alemania. Tuvo lugar el sábado 1º de abril de 1933.

Ese día, se suponía que los alemanes no comprarían nada en tiendas y negocios identificados por los nazis como judíos. Tampoco debían acudir a consultorios de médicos o despachos de abogados judíos.

¿POR QUÉ LOS NAZIS CONVOCARON EL BOICOT?

De acuerdo con los voceros nazis, el boicot era un acto de venganza contra dos grupos:

LOS JUDÍOS ALEMANES.

Los extranjeros que criticaban al régimen nazi, incluidos los periodistas estadounidenses y británicos.

Sin embargo, es probable que esta no haya sido la razón principal. También hubo otras motivaciones basadas en las creencias antisemitas nazis.

Primero, los nazis creían y difundían teorías de conspiración en las que aseguraban que los judíos tenían demasiada influencia en la economía. Segundo, culpaban injustamente a los judíos por la devastación económica causada por la Gran Depresión. Por último, el objetivo eventual de los nazis era eliminar lo que consideraban que era la influencia judía en la economía alemana. Se suponía que el boicot sería un primer paso para alcanzar ese objetivo.

¿CÓMO SE LLEVÓ A CABO EL BOICOT?

El boicot del 1º de abril tuvo lugar en toda la Alemania nazi, tanto en las grandes ciudades como en los pueblos pequeños. Estaba programado para empezar a las 10 a. m. y terminar a las 8 p. m.

En preparación para el boicot, los nazis elaboraron listas de negocios que ellos consideraban judíos. Afuera de estas tiendas apostaron a nazis uniformados (tropas de asalto, las SA) y a miembros de las Juventudes Hitlerianas. Los jóvenes uniformados intimidaban y amenazaban a los posibles compradores.

En los distritos de negocios y las tiendas de toda Alemania apareció propaganda antisemita del boicot. Esta adoptó diversas formas:

Los nazis pintaron graffitis en los aparadores de las tiendas. Esos graffitis incluían la estrella de David y la palabra "Jude" (que significa judío en alemán).

Los boicoteadores llevaron letreros a todas las ciudades y pueblos y los colgaron ahí. Un lema común de esos letreros era: "¡Alemanes! ¡Defiéndanse! ¡No les compren a los judíos!".

Los dueños de algunas tiendas que no eran judíos colgaron letreros con los que identificaban su negocio como "cristiano-alemán", es decir, no judío.

Los nazis recorrieron en auto y marcharon por las calles coreando lemas antijudíos y cantando canciones nazis.

Oficialmente, se suponía que el boicot no sería violento. Esto no impidió que algunos nazis golpearan y, en algunos casos, incluso mataran a judíos.

¿CÓMO REACCIONARON LOS JUDÍOS DE ALEMANIA AL BOICOT?

Para los judíos alemanes, el boicot fue un momento devastador y significativo en los primeros meses del régimen nazi. Indignó a muchos judíos, pero también asustó a otros. Esta fue la primera vez que el nuevo gobierno nazi atacó de manera oficial y pública a la población judía de Alemania en su conjunto y sistemáticamente trató a los judíos de una forma diferente a los demás alemanes.

Los comerciantes judíos reaccionaron de diversas formas al boicot. Muchos optaron por cerrar sus tiendas ese día, ya que querían evitar la violencia y la destrucción de sus propiedades. Otros comerciantes judíos mantuvieron abiertas sus tiendas como desafío. En algunos casos, los judíos se enfrentaron a los boicoteadores nazis.

¿CÓMO REACCIONARON AL BOICOT LOS ALEMANES NO JUDÍOS?

Los alemanes no judíos también reaccionaron en diversas formas al boicot. Algunos participaron en los actos de vandalismo y acoso. Otros disfrutaron del espectáculo, pero no participaron directamente. Otros más simplemente ignoraron el boicot y siguieron con su vida diaria. Hubo quienes prefirieron quedarse en casa porque tenían temor de los enfrentamientos e incluso de la violencia.

Sin embargo, hubo una cantidad importante de alemanes que deliberadamente fueron a hacer sus compras en negocios de judíos. Lo hicieron para apoyar a sus vecinos judíos, expresar su oposición al régimen y demostrar su disgusto por el desorden público.

¿QUÉ SUCEDIÓ CON LOS NEGOCIOS DE JUDÍOS DESPUÉS DEL BOICOT?

El boicot del 1º de abril de 1933 no fue el último ataque del régimen nazi a los negocios de los judíos, pero sí fue el último boicot nacional.

En lugar de ello, el régimen nazi descubrió otras formas de presionar a los comerciantes judíos. Los gobiernos locales y municipales convocaron sus propios boicots. Los nazis de uniforme siguieron acosando a los comerciantes judíos. A nivel nacional, se promulgó una cantidad cada vez mayor de leyes y reglamentos contra las tiendas de los judíos. La gran mayoría de estas tiendas se vio obligada a cerrar sus puertas en la década de 1930, y esto provocó que muchas familias perdieran su sustento. Para finales de 1938, el régimen nazi había destruido casi por completo la vida económica judía en Alemania.

FECHAS CLAVE

1933-1938

LA RUINA DE LOS NEGOCIOS JUDÍOS

De 1933 a 1938, el régimen nazi presiona extraoficialmente a los comerciantes judíos para que cierren o vendan sus negocios. Los nazis utilizan la propaganda y hacen amenazas para instar a los alemanes a comprar en tiendas que no sean propiedad de judíos. Los judíos se ven cada vez más aislados del resto de la sociedad alemana. Las tiendas de los judíos pierden a clientes que solían serles leales. Se derrumban relaciones comerciales de muchos años. Algunos judíos venden sus negocios a precios muy reducidos. Otros negocios simplemente quiebran. Muchos negocios y personas no judías se benefician de este proceso.

9-10 DE NOVIEMBRE DE 1938

VANDALISMO DURANTE LA NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS

La noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, el régimen nazi coordina una ola de violencia antisemita en la Alemania nazi, en la que grupos organizados de nazis causan estragos en la vida judía. Vandalizan miles de negocios de judíos, rompiendo los vidrios de los escaparates. Esta noche se conoce como Kristallnacht, la "noche de los cristales rotos".  Se llama así por los vidrios de los escaparates hechos añicos que cubren las calles después de la violencia. Este es un ataque directo a los negocios que quedaban en propiedad de judíos.

12 DE NOVIEMBRE DE 1938

DECRETO PARA ELIMINAR A LOS JUDÍOS DE LA VIDA ECONÓMICA ALEMANA

A raíz de la noche de los cristales rotos (Kristallnacht), el régimen nazi intensifica sus esfuerzos para destruir negocios de judíos por medio de leyes y reglamentos. El 12 de noviembre, el régimen promulga un decreto que excluye a los judíos de la vida económica. Entre otras cosas, a los judíos se les prohíbe operar tiendas minoristas o desempeñar algún oficio. La ley también prohíbe que los judíos vendan artículos o proporcionen servicios en establecimientos de cualquier tipo.

El decreto obliga a cualquier negocio de judíos que aún queda a cerrar o a someterse a una "arianización". En caso de "arianización", los comerciantes judíos se ven obligados a vender o incluso a ceder su negocio a alemanes no judíos.

https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/the-boycott-of-jewish-businesses

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