Por: Lcdo. Sergio Ramos

 

Se augura un cambio de gobierno que acarraría un muy probable trastoque de la política exterior norteamericana con posibles efectos negativos para los fines de la liberación de Cuba.

De producirse la entrada de Joe Biden a la Casa Blanca tendrá un preocupante efecto sobre las nuevas políticas que tomaran los Estados Unidos respecto a Cuba, así como también en cuanto a Venezuela y Nicaragua.

Existe la gran posibilidad de que el nuevo presidente retome, en mayor o menor grado, las pérfidas políticas de acercamiento con la dictadura castrista que tuvo el expresidente Barak Obama, o en el menor de los casos, que ablande las sanciones que actualmente Washington tiene para con el régimen de Cuba.

De ser así, una vez sean retomadas dichas políticas, estas representarán un respiro para la minoritaria casta que dictatorialmente usurpa el poder desde hace más de seis décadas, al tiempo que producirán el nefasto efecto de contribuir a prolongar el sufrimiento y esclavitud del pueblo cubano puesto que fomentarán el alivio de las actuales presiones económicas que están afectando a la cúpula del poder, y, en consecuencia, afianzarían la ilegitima continuidad de la dictadura en el poder.

Como parte del nocivo efecto para la libertad de pueblo cubano, se abrirían los canales comerciales de Estados Unidos con el régimen, al tiempo que retomarán los viajes de turistas y los negocios e inversiones con las empresas y organismos estatales controlados por la cúpula del poder en Cuba, contribuyendo al enriquecimiento de los jerarcas del partido comunista y de los altos mandos militares, a costa de la explotación de los trabajadores cubanos.

Con ello facilitará que la dictadura continúe aplicando contra el pueblo cubano la macabra política del pollito de Joseph Stalin. Aquella anécdota donde Stalin, para demostrar cómo se oprime a un pueblo, despluma una gallina y luego la hizo comer de su mano mostrando su aterrada docilidad ante el abuso de su amo.

Este probable relajamiento de las presiones y sanciones contra la dictadura castrista también tendría un dañino efecto para los pueblos de Latino América, pues la dictadura, librada de las presiones económicas, tendrá más posibilidades para continuar con el expansionismo del castro-chavismo en el continente latinoamericano, amenazando las libertades de los pueblos de Latino América, tal como le ocurrió a Venezuela y a Nicaragua.

No obstante las adversidades que acarrearán los probables cambios en la política exterior de los Estados Unidos respecto a Cuba, la lucha por la libertad del pueblo cubano debe continuar a toda costa. Y eso depende de nosotros. Al fin y al cabo, siempre ha dependido de lo que hagamos nosotros. Por tanto, nos toca a nosotros los cubanos llevar la lucha por nosotros mismos hasta llegar a los niveles que en el ayer lograron los polacos, los checos, los berlineses en sus respectivos países, que ya son libres, y que hoy día, están alcanzando los bielorrusos.

Para lograrlo, ahora más que nunca, nos toca a los amantes de la libertad y la democracia unir esfuerzos, compromisos y voluntades contra la tiranía, entre los opositores todos, los de dentro de Cuba y los del exilio, para contrarrestar las posibles nuevas perjudiciales políticas de acercamiento de Washington con el régimen castrista, al tiempo de desarrollar e incrementar la lucha libertaria, de un extremo a otro de la isla de Cuba. 

Simultáneamente, los recién electos tres senadores y siete congresistas de origen cubanoamericano podrían jugar un papel muy importante para frenar, o al menos minimizar, la aplicación de políticas perjudiciales a la libertad del pueblo cubano y/o favorables a los intereses de la dictadura   --- y también en cuanto a Bolivia, Venezuela y Nicaragua --- que intenten aplicarse por la nueva incumbencia de la Casa Blanca.

También ha de procurarse la cooperación y apoyos mutuos entre las oposiciones democráticas de los pueblos oprimidos por el castro-chavismo en América, o sea con la oposición pro-democracia de Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

 Al fin y al cabo, el único, real y verdadero garante para lograr la libertad de Cuba es el propio pueblo cubano. Se trata de luchar todos unidos, convencidos de que nuestra mayor fuerza y mejor aliado esta en nosotros mismos: El pueblo cubano.