—16 DE JULIO DE 1212—    

 

Enfrentamiento armado que tuvo lugar el 16 de julio de 1212, cerca de Jaén, en el sur de la actual España, en el contexto de la Reconquista cristiana de la península ibérica.

Los bandos que se enfrentaron en esta batalla fueron los siguientes:

    El califato de los almohades: que se extendía desde el norte de África hasta el sur de la actual España. Eran unos 24.000 musulmanes de distintos orígenes (árabes, bereberes, andaluces, kurdos, etc.) al mando del califa Muhammad-an-Nasir.

    Una coalición integrada por los reinos cristianos de Castilla, León y Aragón: esta alianza fue apoyada por los Caballeros Templarios, la Orden de Calatrava, los Caballeros Hospitalarios, la Orden de Santiago y voluntarios franceses, leoneses y portugueses, que respondieron al llamamiento realizado por el papa Inocencio III. Estaba integrado por 4.000 caballeros y 8.000 peones o infantes. Sus comandantes fueron los reyes Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón.

Esta batalla fue un gran enfrentamiento a campo abierto que finalizó con un triunfo decisivo de los cristianos. Muchos historiadores la consideran como un punto de inflexión de la Reconquista, ya que a partir de entonces se inició la decadencia de la ocupación musulmana de la península ibérica.

Contexto histórico

En el 711, un ejército musulmán integrado por árabes y bereberes cruzó el Estrecho de Gibraltar y destruyó el reino que los visigodos habían fundado en Hispania, a principios de la Edad Media.

Luego de ocupar casi toda la península ibérica, los musulmanes crearon la provincia de Al-Ándalus, que quedó integrada al Califato Omeya, con capital en Damasco, Siria.

En el 750, la familia de los abasidas se rebeló contra los omeyas y asesinó a todos los miembros de la dinastía gobernante, con excepción del príncipe Abderramán, que huyó a la península ibérica y fundó el Emirato de Córdoba. En el 929, uno de sus descendientes, Abderramán III, se independizó de los abasidas y fundó el Califato de Córdoba, que alcanzó su apogeo hacia el año 1000.

A partir del 1009 una guerra civil puso en crisis al califato, que en 1031 se desintegró en una treintena de pequeños Estados, conocidos como reinos de taifas. Para hacer frente a los ataques de los reinos cristianos, los reinos de taifas llamaron en su ayuda a los almohades del Magreb. En 1145 éstos cruzaron el Estrecho de Gibraltar, pero en lugar de auxiliar a los reinos de Al-Ándalus los sometieron y los integraron a su califato, que se extendía por gran parte del norte de África.

En 1195 los almohades vencieron a los cristianos en la batalla de Alarcos y amenazaron la ciudad de Toledo. Para frenar su avance, Alfonso VIII de Castilla convocó a todos los reyes cristianos de la península ibérica a formar una gran alianza que le pusiera un freno al avance del islam.

Desarrollo de la batalla de las Navas de Tolosa

La batalla se inició durante la mañana del 16 de julio de 1212 con una carga de la primera línea de las tropas cristianas, que puso en fuga a la vanguardia musulmana. Los cristianos fueron en persecución de los que huían, pero ante el peligro de quedar rodeados por los flancos del ejército enemigo, detuvieron la persecución.

El califa An-Nasir ordenó al cuerpo central de su ejército que avanzara sobre la vanguardia cristiana, mientras la caballería musulmana, ubicada a ambos flancos, comenzó a realizar un movimiento envolvente.

Alfonso VIII advirtió el peligro que corrían sus hombres por lo que ordenó el avance de la caballería, la aragonesa por el flanco izquierdo y la navarra por el derecho. Este ataque fue exitoso ya que los cristianos consiguieron detener a los musulmanes y estabilizar el frente de batalla.

Ya entrada la tarde, Alfonso VIII ordenó el avance de toda la retaguardia cristiana, que estaba integrada por sus mejores hombres. Este avance hizo ceder a las líneas musulmanas hasta obligarlas a retirarse. Los cristianos avanzaron hasta llegar al campamento de An-Nasir, que huyó hacia la ciudad de Jaén, dejando tras de sí un gran botín que cayó en manos de sus enemigos.

Causas y consecuencias de la batalla de las Navas de Tolosa

Causas

Entre las causas de la batalla de las Navas de Tolosa sobresalen las siguientes:

    La invasión de los almohades del Magreb, que sometieron e integraron a los reinos de taifas a su califato y avanzaron sobre territorios cristianos.

    La decisión del rey Alfonso VIII de Castilla de forzar una batalla decisiva contra los invasores, que lo habían derrotado en 1195 y que amenazaban el sur de su reino

    Las negociaciones realizadas por el obispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, quien logró convencer a los reyes de Navarra y Aragón para que se sumaran a la lucha contra los almohades.

    La predicación de una cruzada en la península ibérica realizada por Inocencio III, que prometió el perdón de los pecados a todos los que lucharan contra los almohades. El Papa también amenazó con la excomunión a todo cristiano que atacara a castellanos, aragoneses y navarros mientras luchaban contra los musulmanes.

Consecuencias

Las principales consecuencias de la batalla de las Navas de Tolosa fueron las siguientes:

La derrota total de los musulmanes, que perdieron gran parte de los efectivos que lucharon en la batalla.

El declive de los almohades, cuyo califato se desintegró en las décadas siguientes.

La conquista por los cristianos de los pasos de la Sierra Morena. Estos abrieron la conquista del valle del río Guadalquivir. El sucesor de Alfonso VIII, Fernando III «El Santo», tomó Córdoba en 1236, Jaén en 1246 y Sevilla en 1248.

El repoblamiento y evangelización de los territorios conquistados a los musulmanes, proceso que incluyó la construcción de nuevos santuarios y la reconstrucción de antiguos templos visigodos.

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