Por Mamela Fiallo Flor

 

Legisladores republicanos pidieron a la conservadora Corte Suprema que detenga el proceso de certificación de votos en Pensilvania

El presidente Trump nominó a una juez conservadora a la Corte Suprema días antes de las elecciones presidenciales. (EFE)

La noche del jueves 3 de diciembre legisladores republicanos le pidieron a la Corte Suprema que detenga el proceso de certificación de votos de los resultados de las elecciones en Pensilvania. Revertir el resultado en dicho estado es clave para el presidente Donald Trump.

Los funcionarios de Pensilvania tienen como plazo el miércoles 9 de diciembre a las 4:00 p.m., hora de la costa este, para responder a la denuncia por orden del juez de la Corte Suprema, Samuel Alito (nominado por Ronald Reagan).

4 diciembre, 2020

Los legisladores republicanos que presentaron la queja alegan que los procedimientos empleados en las elecciones de 2020 violan la Constitución de Pensilvania y, por tanto, podrían ser considerados ilegítimos.

El legislador Mike Kelly, del estado de Pensilvania, encabeza la acción para invalidar las boletas de votos ausentes. Junto a un grupo de legisladores pide que cualquier certificación se suspenda mientras se considera la demanda.

Frente a la pandemia del coronavirus, el Partido Demócrata promovió el voto por correo, modalidad que el presidente Trump advirtió que provocaría un amplio margen de irregularidades. El reclamo en Pensilvania se centra en la llegada de votos después del día de la elección, cuyas papeletas eran en su gran mayoría enviadas por demócratas, lo que despertó las sospechas.

La balanza en la Corte Suprema

En vista de que el presidente Trump nombró a tres de los jueces actuales, existe una mayoría de tendencia conservadora o afín al Partido Republicano.

Hace apenas días la Corte Suprema falló en contra del gobernador demócrata de Nueva York y a favor de la libertad religiosa, frente a la infracción de la primera enmienda de la Constitución que garantiza tanto la libertad de culto como la libertad de asamblea (y de expresión.)

Con el nombramiento de Amy Coney Barrett, la juez nominada por Trump una semana antes de las elecciones presidenciales, la mayoría conservadora favorece al mandatario y la noción de Estado limitado.

A la cabeza de la Corte Suprema está Clarence Thomas, constitucionalista y conservador, que tiene un historial de estar enfrentado al demócrata Joe Biden, pues como senador, este se ensañó contra Thomas para evitar su nombramiento como juez en 1991.

Como presidente del Comité Judicial del Senado, Biden intentó difamar a Thomas como presunto depredador sexual. Lo mismo hicieron los demócratas respecto al juez nominado por Trump, Brett Kavanaugh.

Frente a la falta de pruebas, ambos demostraron su inocencia y prevalecieron como jueces.

Amy Coney Barret, ficha clave de Trump

También la juez Amy Coney Barret, a quien el presidente Trump nominó apenas días antes de las elecciones, sufrió no solo una campaña en su contra sino incluso un boicot por parte del Partido Demócrata.

La fe católica de la madre de siete hijos, dos de ellos adoptados y uno con síndrome de Down, dejó precedente de cómo el Partido Demócrata está pasando de ser socialdemócrata a abiertamente socialista, lo cual incluye la persecución religiosa.

Contra la primera enmienda de la Constitución de EE. UU. que permite la libertad de culto, el Partido Demócrata usó la religión de la juez en su contra; como si fuese un factor de riesgo contra su objetividad.

El presidente Trump anunció que acudirá a la Corte Suprema para cuestionar los votos «ilegítimos» en las elecciones. En el año 2000, la Corte Suprema intervino para oficializar el resultado electoral. El ganador de esta elección fue el republicano George W. Bush.

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