Pbro. Carlos Sebastián Hernández Armas

Iglesia Bautista “Ebenezer” del Cotorro, La Habana

 

¡Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida!

Introducción: 

Había una vez… un rey llamado Acab… y Acab luchó contra Dios.

Hoy estaré predicando un sermón diferente. Es un Sermón Narrativo o Histórico cronológico. El tema tratará sobre distintos tipos de creyentes viviendo bajo un gobierno que lucha contra Dios.

Esto será solo contar historia, pues, el propósito del sermón narrativo es que cada oyente identifique su historia, tanto personal como colectiva, con la historia que narramos. Trataremos de ser fiel a la idea de que el sermón narrativo sea, verdaderamente, una “historia compartida” donde se entrelazan el relato bíblico, la historia de la iglesia, la historia personal mía y la historia personal suya, creyente que me escuchas.

Nuestra historia de hoy, como dije al principio, tratará sobre distintos tipos de creyentes viviendo bajo un gobierno que lucha contra Dios, y he escogido el reinado de Acab. Para entender nuestra historia, primero tenemos que saber quién fue Acab.

Acab, el que lucha contra Dios:

La historia del rey Acab está en la Biblia a partir de 1 Reyes 16:29 a 22:40. Un pasaje paralelo sobre su muerte está en 2 Crónicas capítulo 18 completo.

Acab era hijo de Omri, quien había sido general del ejército del rey Ela. Omri llegó a ser rey de Israel después de una larga lucha de poderes de cuatro años. Sucedió que Zimri, comandante de la mitad de los carros de guerra asesinó al rey Ela, mientras este estaba embriagado bebiendo en su palacio en la ciudad de Tirsa. Tras este golpe de estado, Omri fue nombrado rey por el ejército en pleno campo de batalla. Omri vino a Tirsa y la sitió. Entonces Zimri, viéndose derrotado, se pegó candela dentro del palacio real. Después el pueblo quedó dividido entre dos líderes, unos querían que Tibni fuera rey y otros preferían a Omri. Al final Omri prevaleció y Tibni murió. Entonces Omri reinó 12 años. Estando en ruinas el palacio de Tirsa, compró a un tal Semer un monte y construyó un palacio y una ciudad que llamó Samaria y la convirtió en la capital del reino del norte en lugar de Siquem. Fue admirable la elección de Omri, pues éste era un lugar que ofrecía protección, hermosura y fertilidad, y estas cualidades no las reunía ningún otro lugar de Palestina.

Al morir Omri, reinó su hijo Acab, era el año 918 a. C . Acab fue el séptimo rey de Israel y reinó 22 años. Y Acab fue un rey contrario a la fe de su pueblo, porque se pasó la vida tomando malas decisiones según sus propios criterios egoístas. Apartado del consejo de Dios, le fue ligera cosa andar en los pecados de sus antecesores y fue y sirvió a Baal y lo adoró e hizo altar a Baal en el templo de Baal que él edificó en Samaria y construyó una imagen de Asera.  Apoyó a su esposa Jezabel cuando esta persiguió y mató a los profetas de Jehová.

Acab también fue el ladrón de la viña de Nabot. Desde la ventana de su palacio en Jezreel, el rey Acab veía el viñedo de un hombre llamado Nabot. Acab quería ese terreno y trató de comprárselo, pero Nabot no quería vendérselo, porque la Ley de Jehová decía que no se podían vender los terrenos que se heredaban de los padres. Nabot hizo lo correcto. Un rey digno hubiera entendido y respetado, pero un tirano no. Acab entró en modo perreta, se enojó, se puso furioso, y en su frustración se echó a llorar y se trancó en su cuarto sin comer nada como un niño malcriado. Entonces su esposa Jezabel ordenó matar a Nabot, en un falso juicio, con falsos acusadores y testigos, Nabot fue condenado a morir y después Acab se apropió de sus tierras.

La Biblia hace una descripción de Acab en 1 Reyes 21:25-26: “A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba. Él fue en gran manera abominable, caminando en pos de los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales lanzó Jehová de delante de los hijos de Israel.”

Ahora veremos a distintos personajes del mundo religioso bajo este gobierno de Acab:

  1. Elías, el que predica la verdad (v. 11)

Elías es un profeta, tiene un llamado de Dios. El viene ante el rey Acab y a causa de su gran maldad y por orden de Dios le dice: “Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra”. Una gran desgracia viene para toda la nación por causa de las herejías y persecuciones de Acab contra los siervos de Dios. Durante esta sequía Acab culpa a Elías de la desgracia de la nación, Acab no acepta su responsabilidad en la decadencia de la nación, busca a otro culpable, por eso cuando se encuentra con Elías le dice: ¿Eres tú el que turbas a Israel? (18:17)

Elías enfrentó a Acab enviado por Dios y por su pasión de servicio al Señor, él dijo “he sentido un vivo celo por Jehová de los Ejércitos”. Él retó con toda confianza en Dios a los profetas de Baal, y profetizó la muerte de Acab y Jezabel tras el asesinato de Nabot.

Cuando Acab lo llamó: el que turba a Israel a lo que Elías le respondió “yo no he turbado a Israel, sino tú”. Posteriormente Acab también lo llamó “enemigo mío” (21:20) a lo que le respondió “te has vendido para hacer lo malo delante de Jehová.

  1. Adías, el temeroso de Dios que sirve en el gobierno (18:1-16)

 

Mayordomo de Acab. Descrito como “en gran manera temeroso de Jehová”. Se dice que “cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua.”

Abdías, sin embargo, servía a Abab como su mayordomo y al parecer le tenía miedo a sus locuras porque cuando Elías le dice que le diga “aquí esta Elías”, Abdías confiesa su miedo a la reacción del rey contra él, si no llega a encontrarse con Elías. Abdías no estaba de acuerdo con Acab en todo, al menos no estuvo de acuerdo con la persecución a los profetas de Jehová, pero servía a su rey y le ayudaba en sus empresas.

  1. Micaías el veraz y el profeta anónimo de las guerras contra los sirios (cap. 20 y 22)

El profeta de Jehová profetiza dos veces la victoria contra los sirios (20:13-14; 22; 28) pero que después le profetiza su muerte por perdonar la vida al rey sirio Ben-adab (20:35-43)

Micaías:

Fue un profeta honesto aborrecido por Acab. 2 Cro 18:7. El rey lo acusa de ser un mentiroso: v 15... 1:8). A petición del rey de Judá, Josafat, es traído para dar su profecía sobre una posible guerra contra Ramot de Galaad. La “sugerencia” del oficial de Acab a Micaías (22:13) tuvo seguramente una importante carga de presión y amenaza orientada por Acab para que Micaías favoreciera la posición del rey. El digno profeta responde “vive Jehová, que lo que Jehová me hablare eso diré” (22:14) con gran valentía dice al rey v. 19: “oye, pues, palabra de Jehová…”. Por su apego a la verdad y su gran valentía fue encarcelado y humillado (26-28).

Sus palabras: “Oíd pueblos todos…” (22:28) al final de su reto profético son dignas de encomio.

  1. Los profetas escondidos en las cuevas (18:4)

Estos cien profetas se mantuvieron escondidos en cuevas de cincuenta en cincuenta durante varios años, al menos tres. No se dice mucho más de ellos. Pero de seguro cuando toda la persecución terminó, estos fueron los que retornaron a servir a Dios entre el pueblo de Israel.

  1. Siete mil fieles que no doblaron sus rodillas ante los baales (19:18)

Mencionados por Dios a Elías en el capítulo 19:18, cuando Elías cree que él solo ha quedado fiel de los “hijos de Israel”. Dios le dice “y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no le besaron.” No sabemos mucho más de ellos, eran los ciudadanos comunes que no abandonaron su fe en el Dios verdadero y no se inclinaron a los ídolos, pero que permanecieron incognitos, en sus casas. Tal vez una de ellas fue la viuda de Serepta, donde Elías encontró refugio durante largo tiempo.

  1. Falsos profetas de Jehová (22)

Sedequías hijo de Quenaana parece ser el líder de estos profetas que falsamente profetizaron en nombre de Jehová la victoria de Acab contra Ramot de Galaad. Tras la muerte de Nabot Elías profetiza la muerte de Acab y este se humilla en arrepentimiento ante Dios y Dos, en su infinita misericordia, lo perdona. Los profetas de Baal y de Asera murieron en el Monte Carmelo degollados por Elías y parece que Acab decide empezar a consultar a profetas de Jehová, pero se busca a falsos profetas, gente que dicen hablar en nombre de Jehová pero que realmente hablan lo que quiere oír el rey. Son siervos de Acab, no siervos de Jehová.

Cuando Acab quiere arrastrar a Josafat, rey de Judá en Jerusalén, a la guerra, él sabe que Josafat, hombre fiel a Dios, no irá a ningún lado sin antes consultas a Dios, así que trae a estos falsos para que en nombre de Dios apoyen su voluntad. Este Sedequías golpeo a Micaías en la mejilla cuando este profetizó la verdad de Dios y dijo: “¿por dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti?” (22:24). Realmente el Espíritu de Jehová nunca abandonó a Sedequías, porque él nunca lo tuvo. Aunque él y los otros 399 que lo acompañaban dijeran “así ha dicho Jehová” (22:11), debió haber dicho “así dice Acab que dice Jehová”

Aplicaciones:

Hemos visto cómo vivían y actuaban estos 6 personajes, llamados siervos de Dios en el funesto reinado de Acab. Estas diferentes actitudes siguen siendo asumidas hoy por los cristianos en todos los lugares del mundo, salvando las distancias entre la teocracia de Israel y sus ciudadanos y los distintos sistemas de los gobiernos actuales. Y decimos cristianos, no iglesias, porque claramente en la Biblia la Iglesia debe estar separada del estado y no debe opinas en asuntos políticos como institución divina dedicada a asuntos espirituales, pero los cristianos como seres sociales si deben ser parte de la vida social y pueden opinar y participar en la vida política de un país. Y los pastores tenemos el deber de enseñar la verdad de la Palabra de Dios para la vida personal de los cristianos.

Apliquemos la enseñanza:

  1. Elías (v. 11)

En la historia del cristianismo hay muchos Elías. Juan el Bautista que le dijo a Herodes: “no te es licito tener la mujer de tu hermano” A finales el siglo IV, durante el imperio Romano Valentiniano II era el emperador de Occidente en Milán y luego Arcadio en el Oriente, en Constantinopla, ambos eran arrianos, antitrinitarios. Dos grandes “Elías” de ese tiempo, Ambrosio en Milán y Juan Crisóstomo en Constantinopla, junto a los tres grandes capadocios Basilio el Grande, Gregorio Nacianceno y Gregorio de Niza, salvaron al cristianismo de la influencia arriana que bajaba con todo poder terrenal desde el brazo de carne del poderoso emperador y que se empeñaba en contaminar la iglesia.

Ambrosio de Milán enfrentó Valentiniano II, que apenas era un niño y la que reinaba tras él era su madre Justina, que desde su arrianismo decidieron apropiarse de dos iglesias de Milán para los arrianos. Ambrosio se negó rotundamente a entregar sus iglesias al capricho del emperador y fue llevado al consejo de la ciudad. Su elocuencia en defensa de la iglesia fue tan grande que el consejo se puso a su favor.

Al siguiente día el perfecto de la ciudad vino a persuadirlo utilizando la intimidación para que abandonara al menos una iglesia de los suburbios de la ciudad, “una iglesia sin importancia”. Ambrosio se negó rotundamente, el no abandonaría a los creyentes que Dios había puesto a su cuidado. Entonces el Emperador airado envió a oficiales de la corte a tomar posesión por la fuera de la iglesia, colgando en ella los escudos imperiales disponiéndose el propio emperador a ir al lugar con su madre.

Ambrosio se mantuvo firme y le dijo al emperador: “si me exiges a mi persona, estoy listo pasa someterme: llévame a prisión o a la muerte, no resistiré; pero nunca traicionaré a la iglesia de Cristo. No invocaré la gente que me socorre; moriré al pie del altar en lugar de abandonarlo. El tumulto de la gente no alentaré: pero solo Dios puede aplacarlo”. Entonces el emperador envió a sus partidarios por Ambrosio, pero este se encerró dentro de la iglesia, entonces la congregación inspirada por su pastor se encerró con él dentro de la iglesia. al emperador no le quedó otra alternativa y la orden imperial fue rescindida. La historia recoge que La popularidad de Ambrosio fue tal que la autoridad imperial se vio debilitada.

En Constantinopla Juan Crisóstomo, “boca de oro”, uno de los más grandes predicadores de la historia, que se enfrentó al emperador Arcadio y su esposa Eudoxia por sus abusos imperiales y su vida licenciosas. Es famosa su frase cuando Eudoxia inició una campaña contra él, Crisóstomo dijo: “Aquí viene Herodía con su bandeja pidiendo la cabeza de Juan el Bautista”. Juan Crisóstomo no fue aplaudido por los cristianos de su tiempo, un grupo de pastores influidos por el emperador convocaron un sínodo en 403 que lo depuso y posteriormente fue desterrado a la frontera con Armenia y luego al Cáucaso, donde murió.

Liderado por los tres grandes capadocios el Concilio de Constantinopla de 381 definió el concepto de la Trinidad, y formularon la versión final del “Credo de Nicea” que se formuló allí y que sigue siendo hoy nuestra definición trinitaria. ¡Oh, Dios gracias por estos incomprendidos de su tiempo que usaste para salvar al cristianismo de una doctrina demoniaca!

En la edad media, Martí Lutero fue un Elías ante el emperador Maximiliano en la Dieta de Worms. Conrado Grebel, Félix Manz y Miguel Sattler fue un Elías de los anabaptistas, como Baltazar Hubmaier fue su Micaías.

En estos tiempos, en la Alemania Nazi, algunos como Dietrich Bonhoeffer conspiraron, otros como Martin Niemoller enfrentaron, los más estaban dentro de sus casas, en sus cuevas, siendo fieles.

Jerzy Popieluszko, el sacerdote polaco que, en la década de 1980, predicaba desde el púlpito la verdad sobre la represión de las autoridades contra el pueblo polaco y el movimiento Solidaridad, sus sermones llegaron a congregar hasta a 30 000 personas y eran trasmitidos por Radio Europa Libre. La agencia de inteligencia interna operada por los soviéticos trato de silenciarlo e intimidarlo de mil maneras, incluso fue arrestado, pero este Elías se mantuvo firme. Trataron de matarlo en un accidente automovilístico montado el 13 de octubre de 1984, pero salió vivo del accidente. Entonces tres agentes lo asesinaron el 19 de ese mes. Fue raptado, golpeado salvajemente y después fue lanzado vivo en un saco, con piedras atadas, al fondo del río Vistula. Sobre él se han escrito canciones, se han hecho películas.

Hay muchos cristianos como Elías en el mundo de hoy. Se sienten llamados a ponerse ante los tiranos y hablarles en nombre de Dios sobre lo que es justo y bueno, sobre la libertad y la dignidad, sobre los derechos que Dios otorgó a cada ser humano, según la revelación de la Palabra de Dios. Yo he conocido Elías en Cuba y fuera de Cuba y merecen todo mi respeto y admiración por su valentía, sacrificio y dignidad.

En medio de las luchas de Elías en su ministerio, Dios llama a Eliseo como su discípulo ¡no llamó a todos los profetas de las cuevas o a los 7000 fieles! ¡No todos son Elías, ni todos tiene que serlo! De hecho, la proporción es grande, 1 por cada 7000.

  1. Adías

Hay muchos cristianos como Abdías, temerosos de Dios, pero también con otros miedos. Siervos de malos gobernantes, que, aunque no están de acuerdo con ellos en todo, les admiran y les sirven. Yo he tenido en mis iglesias a miembros fieles temerosos de Dios que sentían o sienten admiración y sirven al gobierno de Cuba. Tuve una miembro, cristiana fiel, amaba a su gobierno. A un capitán de antiaéreos del Ejercito Central. Tengo un miembro combatiente de la revolución cubana, militar retirado. Tengo una miembro que toda su familia emigró a los EEUU.

José en Egipto, Daniel, Ananías, Azarías y Misael en Babilonia, Nehemías en, Mardoqueo en Susa… todos ellos sirvieron a gobiernos paganos de los que algunos habían hecho daño al pueblo de Dios, pero allí fueron temerosos de Dios y lo honraron siempre.

  1. Micaías y el profeta anónimo.

Algunos fieles cristianos tienen contacto frecuente con presidentes, autoridades del gobierno, allí debemos ser como Micaías “vive Jehová, que lo que Jehová me hablare eso diré”. Cuando Pablo fue llevado ante el rey Agripa, le predicó el evangelio. También cuando procónsul Sergio Paulo llamó a Pablo y Bernabé para oírle, Elimas el mago procurando apartar al procónsul de la fe resistía las palabras de ellos. Entonces Pablo, lleno del Espíritu Santo le dijo: “¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás siego, no verás el sol por algún tiempo.” Y el procónsul creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

Abundan los Micaías en la Biblia y en la historia, cristianos que no se doblegaron a las amenazas y dijeron la verdad. Por eso miles fueron encarcelados o murieron. En el circo romano en la hoguera medieval. Estos Micaías están la mayor parte del tiempo en su casa, no salen a dar mensajes al pueblo, ¡pero si me preguntas…! ¡“lo que Jehová me diga que dijere, eso diré”!

  1. Los profetas de las cuevas

¿Qué son estos profetas? ¿Unos cobardes?, ¿y si algunos de ellos sintieron que Dios les pidió estar escondidos hasta la llegada de mejores tiempos? ¿no le dijo Dios a Elías que se escondiera en el arroyo de Querit?

Durante las duras persecuciones de la historia ha habido muchos más pastores protegiendo su vida para servir que enfrentando a los que les persiguen. Pablo fue escondido y descolgado por el muro de Damasco para salvar su vida de unos asesinos conjurados.

Muchos pastores que conozco piensan que es mejor no enfrentarse, quedar callado y que seguir influyendo sobre su iglesia con la verdad es su mejor arma. ¡Eso es cierto en muchas maneras, porque eso es a lo que Dios les está llamando!

En Cuba misma los primeros obreros tuvieron que emigrar a EEUU para salvar sus vidas de la persecución de Valeriano Weyler. Durante las décadas de 1960 a 1990 muchos pastores estuvieron sosteniendo la fe dentro de sus iglesias. Ahora tenemos a cientos de pastores y líderes en sus “iglesias cuevas” sin sacar la cabeza. ¡Ellos son importantes y necesarios! ¡Son dignos de todo respeto y admiración por su fidelidad!

  1. Siete mil fieles

Como ven la proporción es grande un Elías, “dos” Micaías, cien profetas, siete mil fieles. ¡Pero qué importancia tienen estos siete mil fieles! Ellos no retan al rey, ni se enfrentan a los profetas de falsos dioses, ni enfrentan a los falsos profetas de Dios. Ellos solo son fieles, en sus casas. ¡Dios no les pidió ser Elías! En la Biblia muchas veces lo único que Dios espera de alguien es que sea fiel sin exponerse innecesariamente. Que no se deje poner la marca de la bestia, no que batalle contra la bestia; que no sea idólatra, no que batalle contra la idolatría. Para esas cosas llama a unos pocos, os demás solo cumplen con ser fieles.

Hay momentos en que lo único que Dios quiere es que conservemos la vida. Los profetas tenían que quedar para cuando terminara el reinado a Acab, serían necesarios. Elías también estuvo escondido todo el tiempo desde su profecía de la sequía hasta tres años después. En la historia del cristianismo muchos pastores, misioneros y líderes valiosos salvaron sus vidas escondidos o huyendo de tiranos, ¡y no fueron malos cristianos por eso!, al contrario. En el imperio Romano estuvieron escondidos en las catacumbas, durante la edad media los valdenses, los albigenses, los petrobrusianos, los anabaptistas tuvieron que predicar escondidos ante la dura persecución.

Durante la persecución a los cristianos en la Unión Soviética, los cristianos se escondían en los bosques, y los sótanos para adorar. Así es hoy en China, los países árabes y otros lugares.

A estos cristianos solo se les ha pedido ser fieles, ¡¡y eso es una gran misión que requiere de gran valentía!!

En Cuba miles de cristianos mantuvieron encendida la llama del evangelio de 1960 a 1990, por su fidelidad perdieron carreras universitarias, puestos de trabajo, pero no doblaron sus rodillas.

  1. Falsos profetas de Jehová.

Hoy tenemos muchos de estos Sedequías en Cuba, a estos son a los que acude el tirano para tratar de “legitimar espiritualmente” sus decisiones. No mencionaré nombres, pero estos son los que dicen: “no se puede sr cristiano si no se es un verdadero revolucionario” o “el libro "Fidel y la Religión" me enseño lo que es ser un verdadero cristiano (no la Biblia)”, o “El pecado de Sodoma y Gomorra no fue la homosexualidad, sino falta de hospitalidad”, o “el milagro de la multiplicación de los panes y los peces fue la bondad del niño”, o “la Biblia tiene textos garrotes o el siervo del centurión era homosexual”

Conclusión:

En Cuba nosotros hemos tenidos de todos esto personajes siempre. Muchos fieles creyentes, que como dice Hebreos 11:38, “de los cuales el mundo no era digno” 

Hemos tenidos muchos Elías y Micaías. No puedo contar todas las historias porque son muchas y yo solo conozco pocas, la mayoría de mi denominación bautista. ahora solo mencionaré el hecho, les dejo como tarea investigar la historia, o yo se las cuento en otro momento. 

Mencionaré a grandes hombres:

Los misioneros patriotas. Alberto Jesús Díaz Navarro, Pedro Duarte, Enrique Someillán, Evaristo Collazo, José Victorino Cova y otros ante los colonizadores españoles. Especialmente Alberto J. Díaz, preso nueve veces durante su trabajo en La Habana en tiempos de la colonia y su última prisión por Valeriano Weyler y sentenciado a muerte. Domingo Fernández ante aquel capitán Franquista durante la Guerra Civil Española.

Agustín González Seisdedos, mediando en el sitio de Santiago de Cuba por las tropas de la Columna 9 del comandante Huber Matos. Las vidas de Frank País, Marcelo Salado y Oscar Lucero durante la lucha contra Fulgencio Batista.

Herbert Caudill llevado a prisión, va con toda dignidad.

Gonzales Peña y su libro “Preguntas a la Evolución” o cundo fue invitado por un profesor ateo a la universidad de Las Villas y le dio una gran lección.

Enrique Piña Moreno, todo un coloso desde el púlpito del Cerro.

Los cientos de jóvenes de todas las iglesias llevados a los campos de trabajo forzados de la UMAP, lea el libro “Dios no entra en mi Oficina” del pastor Dr. Alberto González Muñoz, donde cuenta su experiencia de fidelidad en la UMAP.

Los pastores en la prisión, lea ahora “Y Vimos su Gloria, del propia Alberto González Guillermo Pichs, orando en voz alta por los alimentos en el comedor de la prisión. Humberto Domínguez como presidente en la gran crisis de la década de 1960. Eleuterio Figueredo muriendo en el púlpito mientras predicaba “Ebenezer, hasta aquí nos ayudó el Señor”, tres días después de salir de prisión.

Los hermanos de la iglesia de Vueltas, Villa Clara, entrando de madrugada, cada noche, a escondidas, a el templo cerrado y sellado por el gobierno por tres años, para arrodillarse y orar en la plataforma por la justicia de Dios, ¡por eso hoy son una de las iglesias más prosperas, fuertes, y extendidas de toda Cuba!

Medina negado a la “reeducación” porque sentía que negaba su fe pasó doce años en prisión.

La iglesia de Yaguajay, casi todos mujeres adultas, que se reúne en enfrenta a un falso pastor y que al ser despojados de su templo se reúne a ofrecer culto a Dios en la escalinata del templo, en las casas, bajo una férrea persecución, y sobrevive y triunfa por 20 años. Hasta que valientemente se lanza a recuperar su templo y lo logra contra todo pronóstico. ¡Ah, yo estuve ahí mis hermanos! ¡Qué valentía inusual salió desde el corazón cristiano de esas mujeres, y la nueva generación de jóvenes que ganaron para el Señor! Aquellas Isabel Aguilar, Norma Matos, Edelia Lorenzo, Deisy Muño, Marilú Muñoz, Edelma Crespo, Reina Lorenzo, Reina María, Estrella Cardoso, Normita Fernández, Nitza Polín, Maricelsa Wond y los Jóvenes Brandy Viamonte, Livier Polín, Héctor Michel Pérez, Julio Alonzo, José Alberto García, Ana Isabel Viamonte y otros muchos, que no puedo mencionar a todos.

Nilo Domínguez ante Silvio Platero en plena Asamblea Anual de la Convención, diciéndole “mira Silvio estos son los ignorantes que creeríamos en Dios treinta años después” Ernesto Alfonso con su pañuelo blanco cuando la policía no le dejaba poner la película “La Vida Pública de Jesús”. Antonio Pérez Ravelo firme como una roca. Veguilla y las “casas culto” ante Caridad Diego.

Hermes Soto en Encrucijada, cuando la casa templo fue decomisada.

Gerardo Barroso ante las autoridades de Placetas que no le permitían hacer un culto fúnebre en la funeraria. Homero Carbonell revolucionando Santa Clara.

La iglesia bautista de Moa, dentro del templo para que no se lo destruyeran.

Mario Feliz Leonard Barroso defendiendo en plena calle a una mujer ante la violencia policial, llevándole el evangelio a la desbastada madre de un preso muerto en huelga de hambre, acompañándola al cementerio o asistiendo espiritualmente a un hombre que protesta en plena huelga de hambre.

Cito casos puntuales que conozco, pero en la mayoría de los casos no fue un hecho aislado, sino un estilo de vida de estos hermanos. Yo solo cito pocos casos, ustedes podrán añadir muchas más anécdotas que han vivido.

Lo grandioso de todo es que Dios sigue siendo perdonador y lleno de amor. El mensaje de Dios a través de Elías para Acab y su esposa Jezabel fue muy duro. Jezabel siguió arrogante desafiando y persiguiendo al profeta, murió conforme a la profecía. Pero Acab, ¡Acab se arrepintió! Rogo, se vistió de cilicio, se humilló, clamó… ¡y fue perdonado! Aunque tristemente después se rodeó de falsos profetas de Jehová, ¡qué triste que algunos son como Jonás que se disgustó cuando Dios perdonó a Nínive! 

¡Qué grande es la misericordia de Dios!

¡Para todos hay oportunidad! Así que este sermón tiene que terminar así: Dios quiere que oremos por los gobernantes porque él quiere que todos procedan a arrepentimiento (1 Timoteo 2:)

¡Sé lo que Dios quiere que seas! Lo interesante es que muchos pueden tener la conducta de algunos de estos personajes en diferentes etapas de su vida. Elías también se escondió como los profetas de las cuevas en el arroyo de Querit, huyó de Jezabel y “deseando morirse le dijo a Dios: basta ya, quítame la vida…”. Pablo fue el que enfrentó con valentía al rey Agripa, pero también fue el que se descolgó por la muralla de Damasco para huir de los que querían matarlo, el que enfrentó a los magistrados de Filipo, pero escapó de noche de Tesalónica.

Hermanos, no juzguemos a siervo ajeno. Cada cual, según lo que ha recibido de Dios, sirva al Señor. No digas que un creyente está desenfocado por ser Elías, o que es cobarde por estar escondido en una cueva. No te sientas responsable de lo que Dios no te ha pedido hacer.

Si Dios te llamó a ser un Elías, ¡hazlo! Cuando yo era un joven de 17 años leí el libro “¿Quo Vadys?” de Henryk Sienquiewicz. En su novela, el premio Nobel de Literatura de 1905, cuenta que, en medio de la persecución de Cesar Nerón contra la iglesia, Pedro se va de Roma y mientras camina por la vía ¡se encuentra con Jesucristo que viene camino a Roma! Pedro le dice “¿Quo vadys Domine?” que significa: “¿a dónde vas Señor?”. Jesús le responde: Voy a Roma a cuidar a la iglesia, porque tú, a quien pedí que la apacentara, la estás abandonando. Entonces Pedro inspirado por el sacrificio de su Maestro regresa a Roma y muere defendiendo a su iglesia. ¡Elías no abandones a la iglesia que Dios puso para que lucharas por ella!

Si eres un Abdías que sirves como dirigente, militar, policía, o sencillo simpatizante en un gobierno, ¡se temeroso del Señor allí!  Si eres un Micaías, di siempre la verdad de Dios. Si eres profeta de las cuevas, ten fe, mantente firme el tiempo mejor llegará Si eres uno de los 7 000 fieles no dobles tu rodillas y beses la mano de ningún Baal.

Si eres un falso profeta, ¡ARREPIENTETE! Dios tiene una nueva oportunidad para ti. Entonces, ¿Qué hacemos con este Acab?: Sé lo que Dios te llama a ser y no juzgues a los demás. Y todos oraremos por los gobernantes, porque Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la Verdad.

La Palabra de Dios ha sido predicada y fue oída, ahora nos toca ponerla por obra. 

¡Hazlo ya!

¡Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida!