Por: Lcdo. Sergio Ramos

 

A un año de las protestas del 11 de julio del 2021, surgen nuevas protestas del pueblo contra la dictadura castrista, esta vez por la crítica situación que está generando los constantes cortes del servicio de energía eléctrica por espacios de 12 y 16 horas en muchas partes del país; además de la dramática escases de alimentos, medicinas y gasolina.

En realidad, Cuba está sufriendo un desabastecimiento de combustible porque Venezuela ya no está proporcionando el suficiente diésel para abastecer las plantas productoras de energía eléctrica del país. Un desabasto producto del estado de ineficiencia en que ha caído la producción de crudo bajo el régimen pro-comunista del dictador Nicolás Maduro, sumado al estado de deterioro de dichas plantas generadoras de energía en Cuba, por antigüedad y falta del debido mantenimiento durante décadas, lo que provoca que estén funcionando muy por debajo de su capacidad. Este es otro reflejo más de la ineficiencia productiva intrínseca que acarrea el sistema económico estatizado del comunismo.

El efecto de las repetidas faltas de energía por largas horas acrecienta el malestar y disgusto del pueblo, que luego de adquirir la poca alimentación que a duras penas logra conseguir, se les deteriora por la falta de energía eléctrica.

Las protestas del pasado año el 11 de julio fueron una demostración clara del rechazo popular a la dictadura de los Castro y sus secuaces. Un malestar que ha permanecido latente en cada cubano y que, con esta crisis energética en el país, destapa la ira popular, produciéndose nuevas protestas en las calles de varias ciudades entre ellas Los Palacios en Pinar del Rio, en el parque de El Curita en Centro Habana y otros lugares de la isla. También últimamente es frecuente en el país que durante las largas y tediosas colas que hace el pueblo para adquirir productos, se escuchen gritos y comentarios en alta voz en contra de la dictadura, quejándose de las carencias alimentarias, de medicinas, gasolina y productos de primera necesidad. Esto a pesar de la fuerte represión contra el pueblo desplegada por los esbirros de la tiranía durante y posterior al 11j. Porque cabe notar, que la ira de un pueblo oprimido aplasta el miedo y rompe cadenas.

Y es que la situación del incremento en el descontento popular en Cuba asemeja al volcán que cada día acumula más lava y presión en su interior hasta que un buen día estalla en erupción arrasando con todo lo que le rodea. Cuba es un volcán latente. Las condiciones del próximo estallido social son cada día más factibles en todo el país.

Por tal razón, el pueblo cubano, tanto dentro como fuera del país, debe prepararse para apoyar a la población enardecida cuando este estallido advenga, para que el mismo pueda producir el resultado anhelado por todos, que es el fin de la tiranía castrista.

Recientemente, y salvando las diferencias existentes entre ambos países, vimos como el pueblo de Sri Lanka se lanzó a las calles y derrocó al gobierno corrupto. En ese país los manifestantes tuvieron un objetivo: Se dirigieron a los centros de poder y los tomaron expulsando a sus incumbentes.

Más allá de la necesaria y legítima expresión protestando en rechazo a los abusos y atropellos que comete a diario la dictadura castrista contra el pueblo cubano, las protestas han de tener un objetivo supremo: Erradicar la tiranía y abrir las puertas a la libertad y la democracia para encaminar al país hacia el logro de ese anhelo de que todos los cubanos puedan poseer una digna patria y vida con libertad