Por Esteban Fernandez

 

Ayer los hice sonreír con mi anécdota de Maria Conchita Alonso hoy lograré otro efecto en mis amigos y lectores.

Antes de salir de Puerto Rico rumbo a Cuba en la expedición del Venus -como telegrafísta y tripulante del barco- escribí con un lápiz unas palabras de despedida a los cubanos con la inocente idea de que muchos seguirían el ejemplo.

La hice con el ruego de que no las abrieran y que las dieran a la publicidad solamente si yo moría en el empeño. Disculpen por no haber querido quitarle errores ni malas palabras. Les envié una copia a mi tío Enrique Fernández Roig y otra a Carlos Zarraga.

Hela aquí:

Compatriotas: Le llamo a estas palabras TESTAMENTO POLÍTICO por la sencilla razón de que no tengo la menor idea de como llamarlas.

Durante muchos meses los tres jóvenes que no somos del campo (Jorge Riopedre, Humberto Solís y yo) hemos hecho un tremendo esfuerzo para demostrarle a los veteranos del Escambray que nosotros también somos unos cojonudos, así es que a última hora no la voy a cagar.

Le voy a hacer caso a Edel (aunque nunca sé cuando él está en serio o bromeando) cuando me dijo que: “Ponle una sola bala a la P38, si llegara el momento de tener que acudir a ella es porque estás muy jodido, y si no quieres ir preso utilízala para darte un tiro en la cabeza y sanseacabó el asunto” y se rió, así es que quizás me estaba probando para ver si yo me apendejaba.

Uno de los principales motivos de estas líneas es porque no quiero que mi muerte sirva de bandera a nadie, ni para recoger dinero a mi costa, ni para disfrutar de mi martirologio.

Agradezco a Manuel Ray, a la JURE, a Rogelio Cisneros, a Carlos Zarraga, y a todo lo que nos han brindado ayuda como el barco, las armas, los equipos de telegrafía (donados por Luis Conte Agüero) pero quiero que quede claro que voy a Cuba para luchar por su liberación no por seguir orientaciones de ningún líder del exilio. No les pertenezco a ellos (ni vivo ni muerto) sino a la causa cubana. Ni inclusive a Vicente y a Edel.

Si algún día estas palabras llegan a mis padres en Güines deseo pedirles perdón por haberlos hecho sufrir desde el mismo primero de enero de 1959. Espero que comprendan que la culpa no es mía sino de los malditos Fidel y Raúl Castro.

No tengo una ideología política definida, ni sé bien lo que es “la derecha” o “la izquierda”. En realidad soy un adolescente.

Sólo sé que un grupo de desmadrados se han adueñado de nuestra nación, me trataron como si yo fuera un perro rabioso y no era más que un niño, y si Dios quiere que me equivoque y que salgamos vivos y triunfemos vamos a hacer picadillo a tantos hijos de putas que hasta de abajo de las piedras han salido en nuestro país. Un país que ha dejado de ser nuestro.

¡Viva Cuba libre, Viva Cristo Rey !