Por Esteban Fernández

 

Nace una alimaña el 3 de junio de 1931 en una finca de Birán, en Oriente. Una rara especie de ladilla, achinada, afeminada, y sobre todo súper acomplejada.

Su “padre” Ángel (que de ángel no tenía un pelo) lo mira de mala gana, receloso, en nada se asemeja a él, ni se parece a sus hermanos. ¿De dónde salen esas facciones achinadas?

Rápidamente comienzan los chismes en la comarca, todos le encuentran parecido con un chino guardia rural de apellido Mirabal. Dicen las malas lenguas que lo han visto muy acaramelados con su madre en el medio del monte.

Quisiera parecerse a su medio hermano, grande, gesticulador y teatral. Pero, inclusive, ya de adulto y de viejo no le llega ni a la cintura. Desde niños hasta ancianos este odioso medio hermano abusador y genocida lo menosprecia.

Lo desprecia por haber sido el segundo gran desliz de la autora de sus días, por sangrón, por poca cosa, por feminoide, y por encarnarse en juntarse a él como una sanguijuela despechada.

Cuando este engendro de la naturaleza habla de su niñez lo único que se le ocurre mencionar es lo enojada que se ponía su madre “cuando con una cuchilla de afeitar él les cortaba las cabezas a indefensas gallinas”. Se enorgullese del "sangrerío que formaba".

Trataba de acercarse a su bravucón medio hermano en la escuela de Belén, y este le daba de lado. Merodeaba la Universidad de La Habana en busca de alguna migaja de afecto del ya conocido como “Bola de churre” …

A duras penas logra participar en un traicionero ataque a un cuartel del ejército, allí no se atreve a disparar ni un solo disparo al aire. La prueba de parafina lo descubre.

Sigue como un perro faldero a quien obviamente lo desprecia a México y se monta en un barco que naufraga frente a la playa Las Coloradas. Corre despavorido y asustado junto a 15 o 20 facinerosos.

Al ser salvado por un viejo traficante de marihuana llamado Crescencio y un arreador de mulas llamado Guillermo, enseguida su medio hermano desesperado por salir de él, lo manda para la Sierra Cristal. Donde en el libro de Nino Díaz queda evidenciado que no estuvo en un solo combate.

El gobernante que combaten se raja y pone pies en polvorosa. Llega a La Habana lampiño, con una cola de caballo y con una voz que hasta “Liberace” sonaba más varonil que él.

Arrastrándose, servil, histérico, logra que su medio hermano lo coloque en posiciones absolutamente inmerecidas y para quitarle su fama de homosexual lo obligan a casarse con una ex amante del tirano llamada Vilma.

Durante una visita a Angola un general de verdad llamado Arnaldo le grita: “¡Tu eres muy marica para darme una sola orden a mi!"

Al morir el monstruo, y por no tener a alquien más que lo herede, le cede el trono. Ahora dicen que está semi retirado, en realidad nunca debió haber nacido este esperpento.