Por Esteban Fernandez

 

Este es un país libre donde cada cual puede tener las ideas políticas que les vengan en ganas. Eso yo lo entiendo, el problema es con quiénes tienen ellos que hacer causa común. Por ejemplo, cuando yo apoyo y defiendo a Donald Trump estoy en común acuerdo con el 99.9 de mis amigos, con los amigos nuevos y con los de toda la vida.

Estar contra Trump representaría perderlos a todos. Y entonces ¿Con quiénes estaría coincidiendo? Vaya, con Raúl Castro, con Daniel Ortega, con Nicolás Maduro, con Evo Morales y con todos sus seguidores.

En el ámbito mundial mis amigos tendrían que ser mis enemigos eternos. Y aquí tendría que celebrar en CNN, en MSNBC, con los redactores del New York Times, Los Angeles Times, La Opinión de Los Ángeles.

Los perdería a ustedes como amigos, y tendría que irme a Univisión a abrazar a Jorge Ramos, en Telemundo darle la mano a José Díaz Balart, presentarme en el programa del Gordo y la Flaca a pedir perdón, y llamar a Carlos Alberto Montaner para rectificar y brindarle disculpas por mi escrito sobre él. Y eso no lo hago yo ni tinto en sangre...

Quizás tendría que irme a Cuba a Combinado del Este, a Cien y Aldabó, a Villa Marista, a la Coronela, a Punto Cero a celebrar la victoria de Biden con los esbirros y torturadores que hoy andan de fiesta.

Mis nuevos y admirados artistas serían Jane Fonda, Robert De Niro y toda la caterva de estrellas rojas de Hollywood.

¿Que a alguien le cae mal Donald J. Trump? Esa es una prerrogativa de cada cual, el problema es que no se puede ser parte ni integrarse al Partido Demócrata sin tener que aplaudir a Alexandría Ocasio-Cortes, a Kamala Harris, a Nancy Pelosi, a Barack Obama, a Hillary Clinton, y al pedófilo en jefe.

¿Los que odian a Donald Trump saben por casualidad a quienes decididamente apoyó el Partido Comunista de USA? ¿De qué lado estuvo la eterna comunista Angela Davis?

A mí me bastaría solamente con saber que los "castro -comunistas" en Cuba están de fiesta, y en Venezuela, Nicaragua, Irán, Rusia, China están de plácemes para no estar del lado del Partido Demócrata de este país.

¿Qué muchos no soportan a Trump? Eso me es antiflogitinico y antiespasmódico. Pero a los no quiero ni admito como amigos es a los que ese desdén los lleva a juntarse y darse la lengua con los que yo considero ser mis enemigos a muerte. Los que quieren destruir al sistema capitalista y el bienestar y prosperidad de Estados Unidos.

El haberme jugado la vida por la causa en la que firmemente creo me da el derecho a escoger mi compañía.

Y para que un Demócrata sea mi amigo tiene que hilar muy fino y demostrarme que puede serlo asistiendo a un acto, una fiesta, una celebración de ese Partido, sin hablarle ni abrazar a los comunistas presentes y que tienen el valor de decirles en sus caras que EL SOCIALISMO ES ESCLAVITUD, SANGRE Y MISERIA PARA LOS PUEBLOS.