Por Esteban Fernández Roig Jr.

 

No había odio, ni sabíamos exactamente lo que significaba sentir odio.

No teníamos enemigos, solo teníamos 20 amiguitos en el barrio y adquiríamos otros 20 en la escuela...

Nuestros enemigos eran ficticios,  eran “enemigos  de mentiritas” inexistentes. Mis “enemigos” eran los enemigos de Los tres Villalobos. Sakiri el Malayo, el Indio Karinoa, el Látigo Negro, eran nuestros archienemigos creados por el genial Armando Couto.

Estábamos supuestos a detestar a “Emilio Capetillo” porque  “Luis, -el hermano mayor de Los Villalobos- fue linchado por orden de este malvado Capetillo”…

Como buen Almendarista “Perucho” Formental se convirtió en mi “enemigo público número uno” cuando salió a batear con un bate pintado rojo y metió tremendo jonrón…

Mientras los niños Habanistas se “enemistaban”  con  Willy Miranda cuando este hacía tremenda atrapada en el shortstop.

No nos gustaba -y lo considerábamos un peligroso adversario- el luchador Pedro Godoy más conocido como la “Amenaza Roja” cuando golpeaba al “Chiclayano” El 12 de febrero de 1954, a través de la pantalla de todos los  cines de la nación los niños encontramos a un aterrador y peligroso enemigo: “El Monstruo de la Laguna negra”.

Pero, el 28 de diciembre de 1954 los niños nos aterrorizamos, porque estábamos siendo invadidos por verdaderos “enemigos” provenientes del planeta Marte.. 

En la capitalina Ciudad Deportiva, en las cercanías de la Avenida de Rancho Boyeros y Vía Blanca, había aterrizado un platillo volador.

El ejército montó ametralladoras pesadas en torno al artefacto invasor. Hasta se solicitó el envío de tanques al lugar.

Nos tranquilizamos cuando se abrió la portezuela y aparecieron un montón de artistas y al frente Rosita Fornés cantando: “Los marcianos llegaron ya y llegaron bailando ricachá, ricachá” 🎵

Fue una broma a todos los cubanos por  EL DÍA DE LOS INOCENTES.