Por Esteban Fernandez

 

El dueño pone un “especial” y nosotros enseguida nos encargamos de desbaratarle el “especial”. El “especial” es moros y cristianos, boliche y yuca por $9.00…

Llegan tres matrimonios cubanos, ven el precio del “especial” y los seis deciden pedir el boliche.  Uno de los hombres dice: “La verdad es que me comería las masitas de puerco fritas” y la mujer le responde: “No, chico, fíjate en lo barato que está el boliche, además ya tú sabes que las masas de puerco a esta hora siempre te caen mal”…

Ahora viene la parte de la demolición del “especial”. Uno dice: “Chico ¿en lugar de moros tú me pudieras poner congrí?” Y ahí mismo se embulla todo el mundo al cambalache. La mujer dice: “Bueno, entonces a mí en lugar de yuca me das plátanos maduros fritos”. Y la otra dama dice: “Yo  la verdad es que  prefiero los tostones”…  Uno de los caballeros pregunta: “Mi socio ¿éste especial incluye la Materva también?”

Otro de los cubanos que hasta ahora no ha hablado ni una palabra, pregunta: “Camarero ¿sería mucha molestia darme arroz con frijoles negros en lugar de los moros, y mariquitas fritas en lugar de la yuca?  y por favor me sirves los frijoles en un plato y el arroz en otro, porque a mí me gusta irle poniendo los frijoles arriba del arroz poco a poco”.

Al fin traen la comida y los seis al unísono dicen: “Eh ¿pero qué pasa aquí, éste boliche no está mechado con chorizo español?”  Alguien  se queja: “Este congrí está muy cargado de condimentos”  y  el otro protesta: “Pues, mira, el mío está muy bajo de sal”…

Junto a los tres matrimonios traen a una  anciana de 94 años que de pronto dice: “Óiganme, yo  les voy a decir a ustedes una cosa, aquí la comida no sabe como la de Cuba”. Claro que no, es imposible que la comida sepa igual en Guanabacoa cuando ella tenía 28 años y podía comer “hasta rayo encendido” que ahora en Miami con 94 años, 77 achaques, dentadura postiza y un pomo de Mylanta en la cartera dándose un buche a cada rato...

Terminan de comer y uno dice: “Tráenos siete flanes” y le contestan: “Chico ¿quién te nombró líder a ti de este grupo, yo como el postre que a mi me de la gana, yo quiero casquitos de guayaba con queso crema”…

Entonces viene una pregunta muy típica nuestra: “¿A qué ustedes no saben cual es el postre más rico que hay?”  Y todo el mundo sabe en la mesa que es “un trozo de dulce guayaba con queso”. Al primero que pidió flan se lo traen y dice desconsolado: “Oye ¿y no me le va a poner un poquito de coco por encima?”

Piden  café cubano solamente cuatro porque hay tres que dicen que “El café los desvela”…  El pobre camarero trae las 4 tazas y uno le pregunta: “¿Qué café es éste? por favor ve a la cocina y averigua qué café es éste, porque te voy a decir la familia Gaviña y Carlos Fandiño, son socios fuertes míos desde que yo vivía en Los Ángeles y yo nada más que tomo café La Llave”…

Regresa el camarero y dice: “No se preocupen, el dueño les asegura que es café La Llave”… Y ya con eso el camarero cree que resolvió el problema, pero de pronto uno le dice: “Oh no, yo te dije que quería un cortadito ¿qué pasa, tú no me estás poniendo caso  o qué?”

Al final, inevitablemente, vienen dos comentarios que no pueden faltar, y uno  le dice al mesero: “Oye, por favor, nos traes la cuenta y un policía”… Y  otro dice: “Bueno ¿y quién es él que va a fregar los platos aquí esta noche?”

Después todos se fajan por pagar la cuenta.  Uno la coge y sin mirarla detenidamente  mete la mano en el bolsillo y va a pagarla, pero la esposa cubana -que es una fiera defendiendo el dinero de su marido- se la quita de la mano, y ella es la que se encarga de ir chequeando el precio de cada cosa, al fin encuentra un error y dice : “¿Tú ves, viejo? te iban a tumbar 10 centavos de más por el flan"...