Por Esteban Fernández.

 

En la Cuba donde yo me crié nadie se consideraba alcohólico, ni inclusive tampoco se catalogaban a sí mismos como curdas.

En la Cuba de ayer, que yo sepa, no había eso de "reuniones de alcohólicos anónimos", yo jamás vi eso,  y la verdad es que si hubiera habido un punto de reunión de los borrachos del pueblo aquello se hubiera convertido en tremendo pachangon  y allí corrieran las cervezas Hatuey, Polar y Cristal.

Aparte de eso, “anónimos” pueden ser aquí dónde hay una población enorme, pero en mi terruño no podían pasar inadvertidos, aquí también pueden ser anónimos porque a la gente le encanta tomar escondida en sus casas.  Usted conoce a una persona respetable, a lo mejor es hasta Presidente de un Banco, y  llega a la casa y  lo primero que hace es dispararse cinco Martinis...

Allá nada de escondederas, nada de empinar el codo en privado, en Cuba el borracho tomaba sin complejos, abiertamente, sin pena, sin ocultar la bebedera, parado en la barra jugando cubilete y diciendo "Repite y pon camarones"...

El borracho consuetudinario en Cuba evitaba tomar los días en que todos tomaban, como los días 25 y 31 de diciembre... Un día festivo le pregunté a mi padre: “Viejo, ¿no vas a festejar hoy en La Viña Aragonesa con tus amigos?” Y me contestó: "Chico, en estos días de fiesta salen a la calle todos los comebolas del pueblo a hacerse los graciosos, y para decirte la verdad NO HAY NADA MAS PESADO EN EL MUNDO que un borracho novato".

Ahora hay tragos que los disfrazan y los ponen preciosos, hasta les ponen una sombrillita. A mí eso me da risa porque me imagino a unos curdas en un bar de Pogolotti cada uno con una Piña Colada delante.  Esos tragos serían un verdadero insulto y una falta de respeto a los borrachines profesionales. Con razón dirían: "Nosotros venimos aquí a tomar, no a que nos tomen el  pelo".

Ustedes no me van a creer esto pero un día yo estaba en una parada de la guagua en San José de las Lajas esperando por la Ruta 33 que me llevara para mi pueblo.

De pronto paró su carro un curda amigo de mi padre y me dijo: "Estebita ¿vas para Güines?" Me monté e inmediatamente me di cuenta que estaba borracho.

Con terror noté que comenzó a manejar del lado equivocado de la Carretera Central. Asustado le dije: "Oye, compadre, vas por la carrilera equivocada, nos vamos a matar".

Me miró seriamente y me dijo: "No, chico, no te preocupes, yo me crié en Inglaterra y así manejamos allá”.

Y no me quedó más remedio que reírme y al llegar a Güines suspiré aliviado y le di gracias a Dios por estar vivo….