Por Esteban Fernandez

 

Quede claro, no voy a engañarlos: Yo disfruto mi vida actual y  me encantan mis tarecos  modernos.

Sin embargo, me pregunto: "¿No éramos más felices, disfrutábamos de la vida, de las playas, de los parques, de las amistades, en la Cuba de antaño, y nos divertíamos sanamente, sin tan siquiera haber escuchado la palabra "Internet"?"

¿Cuál es el mejor invento del mundo? Y la gente responderá: "El televisor, el carro, la lavadoras de platos, el celular etc.".

Pero, la verdad es que yo vivía más contento durante mi niñez cuando creía que los mejores inventos eran la quimbumbia, los trompos, los caniques, los papalotes, el Parque, el río Mayabeque y la Playa de Guanabo.

Constantemente, en mi entorno, escucho quejas: "Yo no puedo vivir sin la computadora, sin las tarjetas de crédito".

El otro día llamé a un amigo y me dijo: "Espérate, te llamo luego, porque ahora estoy loco buscando el control remoto del televisor". Vaya, como si levantarse del sofá y encender, apagar, y cambiar los canales del televisor fuera un crimen imperdonable.

Yo opino, y quizás esté loco, que lo difícil, lo duro, lo grande, no es la falta (por un ratito) de algún artefacto moderno, lo GRANDE, lo triste, es vivir eternamente sin el "Album Phillips", sin "Detrás de la Fachada", sin "Aquí todos hacen de todo", sin la Laguna del Tesoro, sin Topes de Collantes, sin Santa María del Mar, sin los Tomeguines del Pinar, sin la jutía y sin mi inolvidable Playa del Rosario más conocida como "Fango Beach"

¿Saben ustedes qué cosa es un millón de veces más GRANDE que perder (por unos días, porque están rotos) el televisor, el carro, el teléfono, la computadora?: Haber perdido PARA SIEMPRE a Otto Sirgo, a la Lupe, al Jiniguano, a Jesús Alvariño, a Federico Piñero, a Julito Díaz, a Tinguaro, a Mary Munné, a Cachucha y Ramón, a Arbogasto Pomarrosa, a Lilia Lazo, a "Ellos dos y alguien más", a Ernesto Galindo y a “Miguelón” Rolando Leiva..

Diera todos los equipos electronicos de “Best Buy” a cambio de pasarme 10 minutos junto a Celia, con el Benny, con Abelardo Barroso, al lado de Tito Hernández, de Chiquitín Cabrera, de Napoleón Reyes,  junto a Ernestina Lecuona, a Ciro Moracén, a Jorge Mañach, a Gastón Baquero y a Bacallao bailando un Cha cha chá en un país libre y soberano.

Yo cambiaría todos mis artefactos eléctricos por la única verdadera necesidad, y el único lujo, de los cubanos: LA LIBERTAD DE CUBA. Y crear una Cuba mil veces mejor que la Cuba de ayer y un millón de veces mejor que la actual.

Mucho más triste que morirse sabiendo que no podemos llevarnos a la tumba los cachivaches eléctricos modernos es morirse sin ver la Patria emancipada.

Y no es lo mismo dejar de herencia mil tarecos que una patria propia y un millón de palmas reales.