Por Esteban Fernandez

 

Si Cuba hubiera sido una Monarquía nuestra Reina eterna hubiera sido Celia.  Yo siento que la tuve toda mi vida, la tuve en Cuba libre y en el exilio  ¡LA TUVIMOS TODOS!

Cuando ella debuta yo tenía tres años, cuando muere ya había cumplido los 60.  ¿Era la mejor cantante del mundo?  Aunque para mi lo fue, no me atrevo a aseverarlo, sin embargo, puedo asegurar que era la artista  mas sencilla, la mas natural y exenta de ego en toda la historia artística mundial.

La vi dos veces, una me la presentó el amigo Luis Garcés presidente del Club Manzanilllero de Los Ángeles, hablé media hora con ella, ya la segunda vez que nos vimos  actuó como si fuera una vieja amiga mía.  Una señora le dijo: "Celia, somos contemporáneas". Ella se rió y dijo: "No sé, mi amor, yo nací en el MIL NOVECIENTOS PUNTO. COM"...Los artistas perdían la fama y la voz y Celia seguía cantando como si tuviera 20 años.

¿Cómo pensar en Celia cuando estaba en Las Vegas de pie aplaudiendo a Elvis? ¿Cómo acordarme de Celia cuando estamos viendo a Whitney Houston cantando magistralmente  en la película "The bodyguard"? Pero pensaba en ella  y seguía siendo MI REINA, era la reina sin corona de la nación que adoro.

Por años me gustaron Albita Rodríguez, Roberta Flag,  Aretha Franklin, Tom Jones. Pero la gran verdad fue que Celia llegaba siempre al lugar donde yo estuviera residiendo.

Aunque yo no la siguiera  en determinados momentos, me parecía siempre que ella me seguía a mí.  Sin un reproche, sin una queja. Celia me estrechaba la mano y una noche en el Hollywood Palladium  (para mi orgullo eterno) me dio un tremendo abrazo con el benaplácito de su "Motica de Algodón"...Créanme si les digo de todo corazón que cuando falleció Celia fue como si se me  hubiera muerto una queridísima abuela. Fue un baluarte invariable en mi vida.

La lloré el día de su fallecimiento, y hoy, muchos años más tarde, todavía le dedico un par de lágrimas a ella y vivo convencido que al llegar al paraíso todos nuestros muertos, nuestros antepasados, y hasta San Pedro al recibirla gritaron llenos de emoción al unisono: "¡Azúcaaaaaaaa, llegó una REINA!"