Por Esteban Fernandez

 

¿Saben quién fue la norteamericana -de Fort Lauderdale- HELLEN AYES? “Bueno, esta señora fue asaltada el 6 de noviembre del año 48, le arrancaron la cartera, y fue dejada tirada en el piso en la esquina de Desamparados y Damas en La Habana por un delincuente común y carterista, conocido como “Caballo Blanco”. Le robaron 166 dólares.

Y esa fue una de las primeras fechorías de Juan Almeida Bosque"... Segun Esteban Ventura "Lo capturaron en una posada escondido debajo de una cama". En el juicio dijo que todo era un error, que “Ese no era su giro”, que él se dedicaba a vender marihuana en la esquina de San Isidro y Damas, que a veces se dedicaba a ser carterista en las guaguas y que su amigo “Pito” lo había embarcado".

Y a continuación levantó un record delictivo que no lo podía brincar ni un chivo maromero. Tuvo la inmensa dicha de tropezarse con un gángster llamado Fidel y conocido como “Bola de Churre”, abogado sin oficio ni beneficio, que estaba en la búsqueda de reunir a su alrededor una pandilla de hampones, de satélites, que le sirvieran de guardaespaldas y tropa de choque.

Bandidos como Ramiro, Eifigenio, Almeida, en la cárcel se encontró con el falsificador de cheques Raúl Menéndez Tomasevich, y en la Sierra se empató con el expendedor de marihuana Crescencio Pérez y Guillermo García Frías.

“Caballo Blanco” reunía esas condiciones, y tomó a Fidel Castro como si su encuentro con él hubiera sido ganarse el premio grande de la lotería nacional. Y para él así fue. Y se convirtió en el criado eterno de la bestia de Birán y de "La pulga con pamela”.

Castro, que no era más que un “racista”, le hizo gracia porque le convenía tener a su lado a un negro sin ningún tipo de convicción política ni de principios morales. Jamás vio en él una competencia intelectual sino un leal perrito faldero.

"Caballo Blanco" lo siguió a todas partes, era su sombra. Al ataque del Moncada, al desembarco del Granma y al picnic de la Sierra Maestra. Dicen que durante la primera escaramuza se portó bien y gritaba: “¡Aquí no se rinde nadie, cojones!”

Pero de ahí en lo adelante imitó a su ídolo tirando majá y guillándose el resto de la contienda. Después del triunfo falló por su incapacidad en todas las encomiendas ordenadas por su amo. Y decidieron ponerlo como “figura decorativa” y darle varias “botellas”.

Se dedicó por más de medio siglo a vivir como un potentado, a ligar jovenes, a preñar mujeres -damas que nunca hubiera conseguido como albañil y expendedor de drogas- a componer canciones ridículas y melancólicas.

Fíjense si era bruto que dentro de un régimen que predicaba el ateísmo su primera composición musical fue dedicada a la Virgen Guadalupana. Fidel le dio un tremendo jalón de orejas.

Trató de defenderse alegando que se trataba de Lupita una muchacha mexicana que conoció en Tuxpan. Apoyó incondicionalmente todos los desmanes y crímenes del régimen.

Lo usaban para recibir a dignatarios africanos en el Aeropuerto. Como si fuera un totí castrista. Le dieron una residencia en Punto Cero. Pero dudo que Dalia Soto le permitía acceso a la vivienda del tirano. Era simplemente un fiel mequetrefe.