Por Esteban Fernández

 

Este escrito lo baso en mi imaginación y no en la lectura de libros históricos, pero mi mente no sería capaz de producir nada sobre la historia de Cuba sin mencionar al más valiente y brillante estratega de los que participaron en ella: Máximo Gómez Báez.

Puedo imaginar que los aguerridos mambises vieron llegar a un extranjero posiblemente mayor de edad que la mayoría de ellos y se sonrieron pensando: “Y ¿el quisqueyano este quién es?” O ¿quién le dio vela en este entierro?

Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que todos tuvieran que aceptar que el nacido en Baní era un bravo, y los españoles se aterrorizaran al solo escuchar su nombre ¡Máximo!

Poco a poco mis compatriotas se fueron enterando de los conocimientos militares de este recién llegado quien había luchado durante su juventud contra las incursiones haitianas a territorio dominicano y habia estudiado en la Academia Militar de Zaragoza, en España.

Este “viejo” ( que en realidad ni viejo era, por lo menos desde mi punto de vista actual) al enterarse de la escasez de municiones se lanzó a utilizar lo que se convertiría en el arma predilecta suya y más tarde de todos los participantes: EL MACHETE REDENTOR.

Mi mente (y espero que las suyas también ) me da para imaginar: La maleza tan desarrollada que cubría a montones de hombres montados en sus caballos, y al pasar las tropas españolas de ahí salían Máximo Gómez rodeados de valientes insurrectos gritando “A degüello”, las descomposiciones de estómagos españoles eran de enormes proporciones.

Las “cargas de machetes” entronizadas por este dominicano me asustan hasta a mí que estoy escribiendo a miles de millas de distancia territorial y a muchísimos años transcurridos de los hechos.

Y de pronto este viejo guapo y súper inteligente se hace la pregunta clave de la guerra emprendida: ¿Qué es lo que atrae a los españoles de este país? Su tierra fértil, la belleza del paisaje y la gran prosperidad que los hace aferrarse a ella.

La respuesta es bien sencilla: “Hay que darles candela como al Macao para que suelten”. Y se lanza con una de sus manos agarrando el machete mambí y en la otra LA TEA INCENDIARIA. En un intento atrevido de empobrecer y quemar a la Isla de una punta a la otra y que le haga entender a los españoles que no vale la pena mantenerse en esta lucha por un país devastado.

Aunque en realidad esta tesis se inicia con la quema provocada el 12 de enero de 1869 en la ciudad de Bayamo, territorio donde comienzan las ideas por la independencia de nuestro país.

Es uno de los generales EN ESE MOMENTO GENERALÍSIMO que llega con vida a ver a la Isla liberada, y está presente en la iza de la bandera el 20 de Mayo de 1902.

Los cubanos estaban dispuestos a darle lo que él quisiera, y no quiso nada. Sólo manifestó : “Los reto a que escriban su historia sin mencionarme”. Pero se los dije desde el inicio: Ningún escritor pudiera soslayarlo por mucha falta de imaginación o exceso de ignorancia histórica que tenga…

El sobreviviente de mil batallas cae abatido por la septicemia producto de estrechar las manos indiscriminadamente de cientos de compatriotas. Pensaría en esos momentos : “Si todos estos cubanos que me saludan eufóricos hubiesen participado en esta lucha la guerra hubiera sido mucho más corta”...

Y al acercarse la fecha gloriosa del 20 de Mayo yo le rindo un humilde homenaje a mi héroe favorito desde que tengo uso de razón.