Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nacion

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Antifa es el brazo armado y  terrorista del establecimiento permanente del Partido Demócrata

Los terroristas americanos se tomaron unas vacaciones de dos años durante los primeros dos años de gobierno de la momia perversa que habita la Casa Blanca. Pero, de buenas a primeras, las cosas han cambiado radicalmente. El esperpento obediente que aceptó todas las condiciones del partido con tal de ser postulado a la presidencia ahora se ha envalentonado. Después de las parciales del año pasado, Biden se considera ahora con suficiente fuerza política como para exigir que se le postule en 2024. Pero, como dice el dicho, “una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero”. El partido ya no lo necesita y le ha “echado los perros” de Antifa y de Black Lives Matter.

El objetivo original de esos dos perros rabiosos fue contribuir a la derrota de Donald Trump. Su misión fue desatar el caos en un país donde los votantes exigieran un cambio y  así resultaron las cosas. Fueron tan efectivos que la misma Kamala Harris recaudó fondos para pagar las multas de estos facinerosos. Además, Antifa desempeñó un papel de suma importancia en el robo electoral que puso a Joe Biden en la Casa Blanca. Consumada la trampa, Antifa desapareció como por arte de magia.

Mirando hacia el pasado, resulta muy fácil saber quién fue Antifa y quién sigue siendo. Antifa es el brazo armado y  terrorista del establecimiento permanente del Partido Demócrata en la capital de los Estados Unidos.  Los demócratas nos dirán que el peligro son los americanos que viven en áreas rurales y sus rifles AR-15s. Pero yo no me lo creo porque esos perros me han mordido ya muchas veces.

Teniendo eso en mente, es interesante destacar que Antifa está de regreso con todas sus fuerzas y eso es una mala noticia no sólo para Donald Trump sino para Joe Biden. Porque Antifa tiene una trayectoria sólida de destruir a presidentes en funciones. Su propio partido le ha echado los perros y, como dije hace unos días, “Biden tiene los días contados”.

Y prueba al canto. La  policía de Georgia arrestó a seis personas la semana pasada durante protestas violentas que dejaron el saldo de varios edificios y un automóvil de policía incendiados en la ciudad de Atlanta. Todos los arrestados enfrentan acusaciones de incendiarios y de terrorismo doméstico. Curiosamente, sólo uno de ellos es residente de Georgia.

En caso de que el lector albergue alguna duda, le voy a proporcionar otra situación reveladora. Consideremos a la Representante Federal Katherine Clarke of Massachusetts. Esta mujer desempeña uno de los principales cargos del Partido Demócrata en Washington. Su hijo Jared Dowell forma parte de un grupo de Antifa que estaba destruyendo un monumento en la zona conocida como Boston Common cuando la policía los arrestó. Jared y sus compinches atacaron a un policía y le hicieron sangrar por la boca y por la nariz.  Y sorpresa de las sorpresas, al día siguiente todos los delincuentes estaban en libertad.

Otro ejemplo. La policía de Atlanta arrestó la semana pasada a un hijo de 22 años de un cirujano de Kennebunkport, Maine, llamado Francis Carroll. En caso de que ustedes se pregunten quienes son esta gente les voy a decir. Esta gente forma parte del principal grupo demográfico del Partido Demócrata, que no son hispanos o afroamericanos. Son una élite de americanos acaudalados y sus niños lunáticos. Personajes consentidos que se criaron en mansiones multimillonarias y se tomaron fotografías en el yate de la familia.  

Ahora, tras ser apresados, se conoció por medio del Fiscal General del estado de Georgia, Chris Carr, que a los miembros de esta organización les serán imputados cargos de terrorismo doméstico. Hasta este momento han sido identificadas 19 personas de Antifa. “Nosotros los castigaremos (…) No somos Oregón, ni Washington, tampoco Nueva York o California. Si vienen aquí, si cometen actos violentos contra nuestros ciudadanos, contra los agentes del orden, los haremos responsables”, dijo el fiscal Chris Carr.

Por su parte, el comentarista Tucker Carlson, de Fox News, asegura que el rol del Partido Demócrata es más activo. “ANTIFA es el instrumento armado del establecimiento demócrata permanente en Washington. Los movilizan cuando es políticamente necesario. Las milicias políticas son una característica común en la política del tercer mundo. En nuestro país, solo un partido las tiene, el Demócrata”, dijo Carlson.

HAGAMOS UN POCO DE HISTORIA EMPEZANDO POR ANTIFA

Desde que la muerte de George Floyd dio origen a manifestaciones a lo largo y ancho  de los Estados Unidos el término Antifa ha formado parte del vocabulario nacional. Hasta el expresidente Donald Trump acusó a Antifa de llevar a cabo manifestaciones y saqueos. Los calificó de terroristas domésticos con militantes anónimos y páginas en Facebook y Twitter.

BLACK LIVES MATTER

Otro grupo de terroristas domésticos está integrado por militantes de Black Lives Matter que recaudó 50 millones de dólares con la farsa de que organizaría programas a beneficio de la minoría afroamericana. La realidad es que la minoría afroamericana no se enteró de las donaciones porque la mayoría de esos fondos fueron a parar al bolsillo de los organizadores de Black Lives Matter.

El uso de la intimidación y de la violencia como instrumentos para el control de multitudes es tan antiguo como la presencia del hombre sobre la Tierra. El mandamás entre los hombres de las cavernas era el que tenía el garrote más grande o el arco más poderoso. Andado el tiempo cambiaron las armas y los procedimientos. Los matones de Hitler y de Mussolini recluían a sus enemigos en campos de concentración y los eliminaban por medios más sofisticados como el gas Zyklon B, una forma de cianuro de hidrógeno.

Los Stormtroopers de Hitler fueron el ala paramilitar original del Partido Nazi. Estos terroristas desempeñaron un papel significativo en el ascenso al poder de Adolfo Hitler en las décadas de 1920 y 1930. Las camisas negras fueron organizadas por Benito Mussolini como el instrumento de acción violenta por parte de su movimiento fascista. Estos terroristas usaron la violencia, la intimidación y el asesinato contra sus oponentes políticos. Eso no puede ocurrir en una nación hija de la espada de George Washington, la pluma de Thomas Jefferson y la tenacidad de Abraham Lincoln.

Por lo tanto, la conducta violenta e intimidatoria de Antifa y de Black Lives Matter no puede ser interpretada de otra manera que como un salto hacia atrás en su búsqueda del poder absoluto sobre otros hombres. Ese salto lo hemos sufrido en este período tenebroso de Joe Biden y sus apandillados. No hay tiempo que perder en restaurar a esta nación a los valores y principios de sus fundadores. Porque el pais que fue concebido en las páginas de la Declaración de Independencia y bautizado con la sangre de casi un millón de muertos no puede regresar a las cavernas ni ser recluido en un campo de concentración.

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