Por Alfredo M. Cepero

Director de www.lanuevanacion.com

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"Esta legislación es un asalto a nuestra nación, a nuestras comunidades y a nuestro Sueño Americano".

En una extraña  muestra de cooperación entre demócratas y republicanos el Senado aprobó el martes de la semana pasada un proyecto de ley de infraestructura en el monto de UN MILLÓN DE MILLONES (UN TRILLÓN EN INGLÉS) que asigna fondos para la renovación de carreteras, puentes, vías férreas, canales, transporte público, fuentes de energías, puertos, aeropuertos e internet. Pero, según reza el refrán, para los demócratas, la "alegría en casa del pobre dura muy poco".

Porque la serpiente venenosa, Nancy Pelosi, ha amenazado con que no permitirá un voto separado por infraestructura mientras el mismo no vaya acompañado de un voto por un paquete de 3.5 MILLONES DE MILLONES DE DÓLARES ( TRILLONES EN INGLES) que es exigido por la izquierda dentro del Partido Demócrata. De hecho, la histérica Alexandria Ocasio-Cortez, que intimida a Pelosi, ha declarado que el hecho de que "una cosa sea bipartidista no quiere decir que sea buena". Por otra parte, si consideramos que Pelosi cuenta con una ínfima mayoría de 220 demócratas frente a 212 republicanos y 3 curules vacantes, le será muy difícil hacer realidad su amenaza.

Pero es importante que estemos conscientes de que este proyecto de infraestructura es sólo un primer paso hacia una transformación radical de la sociedad americana. A tal punto, que deja chiquito al "Nuevo Trato" (New Deal) de Franklin Delano Roosevelt. A pesar de todo eso, la votación sobre infraestructura en el Senado fue de 69 a 30 con 19 republicanos, encabezados por su líder Mitch McConnell, votando con los demócratas.

Los RINOS que se unieron a McConnell en el voto a favor del proyecto de infraestructura fueron:  Roy Blunt de Missouri, Shelley Moore Capito de Virginia Occidental, Bill Cassidy de Louisiana, Susan Collins de Maine, Kevin Cramer de Dakota del Norte, Mike Crapo de Idaho, Chuck Grassley de Iowa, John Hoeven de Dakota del Norte, Deb Fischer de Nebraska, Lisa Murkowski de Alaska, Rob Portman de Ohio, Jim Risch de Idaho, Mitt Romney de Utah, Thom Tillis de Carolina del Norte, Richard Burr de Carolina del Norte, Lindsey Graham de Carolina del Sur, Dan Sullivan de Alaska y Roger Wicker de Mississippi. Admito que esta lista ha sido demasiado larga pero he querido dejar constancia para la historia de la cobardía, rayana en la traición, de estos falsos conservadores.

Y yo me pregunto: ¿Es pedirle mucho a estos 19 republicanos que traicionaron por lo menos a la mitad del pueblo americano que voten en la forma correcta? Porque cuando veo el ejemplo de los padres fundadores de esta nación y su decisión de poner en juego sus fortunas y sus vidas por la libertad me pregunto si es esperar demasiado que estos señorones voten teniendo en cuenta los intereses del pueblo americano. Treinta senadores republicanos hicieron lo correcto votando en contra del proyecto de infraestructura pero eso no fue suficiente para detenerlo. Los republicanos tienen que aprender de las tácticas de los demócratas en que nunca rompen filas.

Deben de tener presente que la confrontación con la izquierda fanática que se ha apoderado del Partido Demócrata es una guerra "al duro y sin guante'. Que con esta gente no se dialoga, no se negocia, ni tampoco se les convence. Que se les vence con los votos en las urnas asegurándonos de que hayan sido debidamente contados. Que si los republicanos insisten en seguir normas de caballerosidad que los demócratas violan constantemente perderán la guerra. Una guerra que se gana con acciones y no con retórica. Tienen que aprender  la lección que nos dio a todos ese americano excepcional que se llama Donald Trump.

Por su parte, McConnell ha quedado ahora como líder de una minoría de 19 senadores dentro de la minoría del Partido Republicano. Con sus votos, estos 19 traidores han ayudado a poner en marcha la expansión de lo que será un gigantesco estado benefactor que pone en peligro a la democracia y al capitalismo americanos. La meta de los demócratas es aumentar su poder violando limitaciones de la constitución americana , erradicando las normas de la tradición y la cultura de este país y llegando al extremo de adoptar un lenguaje marxista que es foráneo a la mentalidad individualista de este pueblo. Bien lo dijo el gran americano que fue Ronald Reagan: "La libertad no está nunca más allá de una generación de distancia de la extinción."

A mayor abundamiento, el costo de la vida anda por las nubes, las advertencias de otra ola de restricciones por la variante Delta ya han comenzado y, enterrado en el texto del proyecto de infraestructura, la izquierda ha creado otras trampas para poner de rodillas al pueblo americano. Que no se equivoque nadie: El sufrimiento es intencional, orientado a ganar más poder y sin indicio alguno de que terminará en momento alguno.

Una proposición dentro de las 2,700 páginas del proyecto de infraestructura es especialmente cruel, al punto de que hará prohibitivo poseer un automóvil, el principal medio de locomoción de los americanos. Enterrado en la página 508 del proyecto de infraestructura hay un programa piloto que estipula un cargo por milla recorrida que es básicamente un impuesto a largo plazo que hará muy costoso operar un automóvil. Esta proposición es la antítesis del conservadorismo.

Por otra parte, la armonía entre demócratas y republicanos en la votación del proyecto de infraestructura tuvo poca duración cuando el líder de la precaria mayoría demócrata, Chuck Schumer, propuso un masivo proyecto de presupuesto de 3.5 MILLONES DE MILLONES DE DOLARES (TRILLONES EN INGLES)  En este caso la votación estuvo de acuerdo con los partidos de 50 demócratas frente a 49 republicanos.

Pero eso no ha sido obstáculo para que los demócratas sigan adelante con su plan de implantar el comunismo por la puerta trasera. Este proyecto de presupuesto es auspiciado nada menos que por el comunista autoproclamado socialista senador Bernie Sanders, presidente de la comisión de presupuesto del senado. Sanders y sus conmilitones se proponen superar las objeciones republicanas utilizando un procedimiento especial llamado "reconciliación del presupuesto" que puede ser aprobado por una mayoría simple de 51 votos, el voto 51 emitido por la "trepadora" vicepresidenta Kamala Harris.

Como es su costumbre, Donald Trump formó filas en la primera línea del combate. Dijo que este plan aumenta los impuestos al mismo tiempo en que aumenta los precios  de los productos de primera necesidad como la gasolina y los alimentos. Agregó que este proyecto sirve de "caballo de Troya" al Nuevo Trato Verde. Y concluyó diciendo:"Mientras ustedes dormían la izquierda demócrata puso en marcha un plan que será conocido como el Plan Comunista de 3.5 TRILLONES para destruir a América. Esta legislación es un asalto a nuestra nación, a nuestras comunidades y a nuestro Sueño Americano". No hay más que hablar porque todo se ha dicho.

8-18-21

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