Ignacio Rodrigo

Diario de Cuba

 

Si el ex presidente gana estas elecciones, apenas tendrá control sobre el 30% del Congreso de Brasil.

El septuagenario Luiz Inácio Lula da Silva, otrora líder sindical, dos veces presidente de Brasil y referente de la izquierda latinoamericana, es el favorito según las encuestas. Sin embargo, entre analistas y observadores prevalece una mirada escéptica sobre los sondeos y en realidad no descartan una sorpresa en el balotaje del 30 de octubre, dentro de dos semanas.

El actual presidente Jair Bolsonaro, quien busca la relección para el período 2023-2026, sorprendió a todos en la primera vuelta celebrada el 2 de octubre. Las encuestadoras más respetadas mostraban una diferencia de entre 12 y 15% a favor de Lula da Silva el viernes antes de la jornada electoral, pero en las urnas el mandatario quedó a solo 5% del fundador del Partido de los Trabajadores (PT).

Una encuesta de la empresa Datafolha, aplicada el 13 y 14 de octubre en 180 municipios brasileños, mostró una ventaja de 6% a favor del ex presidente (2003-2011). Sin embargo, un 5% dijo que no sabía por quién votará o prefirió no responder.

"Es difícil pronosticar el resultado final del 30 de octubre. Ya las encuestas no están mostrando una tendencia confiable, es muy posible que los seguidores de Bolsonaro hayan ordenado a la militancia mentir o dar información falsa a las encuestadoras, con lo cual estamos verdaderamente en medio de la incertidumbre", explica a DIARIO DE CUBA un veterano periodista de datos desde São Paulo, a condición de que no se divulgue su nombre.

No hay pruebas que permitan ratificar la sospecha que viene creciendo entre analistas y observadores. No solo habría un "voto vergüenza" a favor del actual presidente, de personas de clase baja o media que se avergüenzan de respaldar a un sin dudas polémico y controvertido Bolsonaro; sino que también estaría en marcha una operación política para engañar a las encuestadoras y despistar al conjunto de la opinión pública.

Antes de la primera vuelta nadie podía imaginar un escenario de que Bolsonaro saldría reelecto. Al día de hoy es una posibilidad cierta", resume desde Rio de Janeiro el analista de una fundación política alemana, ante una pregunta de DIARIO DE CUBA. Para este observador, lo que podría jugar a favor de Lula da Silva es que el rechazo abierto anti-Bolsonaro es mayor que el suyo.

Entretanto, Brasil vive este mes de octubre una encarnizada lucha electoral, teniendo como trasfondo una notable polarización. Sin tener claridad sobre cuál presidente emergerá de las urnas el 30 de octubre, la única certeza es que el país está dividido, ambos candidatos presentan estas elecciones como una suerte de batalla final.

Para Lula da Silva la reelección de Bolsonaro será la destrucción de la institucionalidad democrática, mientras que el segundo advierte que el triunfo del fundador del PT sumirá a Brasil en un caos "comunista" como el que se vive en Cuba o Venezuela.

Consultado por el portal Connectas, el analista y experto en marketing político Marco Bastos plantea tiempos turbulentos. Si Lula da Silva gana apenas tiene control sobre el 30% del Congreso. "El bolsonarismo es una fuerza, no una moda y se compone de tres bases sólidas: el militarismo, el conservadurismo religioso y la alianza con las oligarquías regionales", sostiene Bastos para remarcar que el país sudamericano tiene ahora otro referente de peso en la vida política, así Bolsonaro sea derrotado este 30 de octubre.

En caso de ganar Bolsonaro, en tanto, se prevé una más intensa lucha institucional para tener control sobre entidades del poder judicial no afines a la Presidencia como el Supremo Tribunal Federal o el Tribunal Electoral. Las fuerzas conservadoras alineadas con el actual presidente sumaron la mitad de los escaños en diputados y senadores, en las votaciones legislativas que se celebraron igualmente el pasado 2 de octubre.

En su informe preliminar de la primera vuelta, pese a que se esperaban trifulcas o enfrentamientos públicos por la alta polarización, en verdad la misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) destacó estos tres puntos: 1) En un contexto de alta tensión y polarización, la ciudadanía brasileña dio una muestra de madurez y compromiso cívico; 2) La jornada electoral estuvo marcada por el entusiasmo y la alta participación de los votantes: 79% de participación; 3) Las elecciones se desarrollaron en orden y con normalidad.

Lula da Silva y Bolsonaro en la corta campaña de cara al balotaje han enfatizado estrategias que buscan conectarse con el voto evangélico, donde el presidente actual tiene más ascendencia pero es un sector diverso y en crecimiento; y captar a jóvenes apáticos con la política a través de las redes sociales. Si se logra movilizar a una parte del 21% de los que se abstuvieron el 2 de octubre, habrá chance de crecer.

Los candidatos que quedaron en tercer y cuarto lugar, con votaciones de 4% y 3% en la primera vuelta, Simone Tebet y Ciro Gomes, le dieron respaldo al ex presidente de izquierdas, de cara a la segunda vuelta.

Bolsonaro, en tanto, se ha afincado en captar respaldo de figuras políticas regionales en tres estados clave: São Paulo, Rio de Janeiro y Minas Gerais.

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