Andrés Cañizalez

 

Tal vez su logro principal es seguir en el poder en Perú.

Renuncias intempestivas, remociones en corto tiempo, ruptura de alianzas, acusaciones de corrupción e intentos de destitución. Todo lo que un gobierno democrático convencional vive durante varios años, el de Pedro Castillo lo ha vivido en 12 meses en Perú. Este 28 de julio, el maestro y ex dirigente gremial cumple un año como presidente.

"De alguna manera, resulta sorprendente que el presidente Castillo haya logrado sobrevivir su primer año, debido tanto a los ataques diarios de la oposición como a sus constantes errores", sintetiza desde Lima el analista Lucien Chauvin, al ser consultado por DIARIO DE CUBA.

Castillo ha establecido varios récords, que pasan por tener gabinetes de corta duración, la salida intempestiva de colaboradores, ministros por breve tiempo, entre otros. Se mantiene en el poder sin tener una bancada legislativa propia, en un Congreso en el que prevalecen sus adversarios políticos, quienes de forma fallida han intentado destituirle reiteradamente.

Ha sido también el primer presidente en funciones que acude ante la Fiscalía, que investiga una trama de corrupción en el Gobierno y que trata de determinar si el gobernante o su entorno más cercano están involucrados. Castillo gobierna desde Lima, donde prácticamente todos los poderes facticos están en su contra, incluyendo a la prensa, y donde se concentra el mayor rechazo ciudadano a su gestión.

El fenómeno electoral que fue el año pasado Castillo, electo por estrecho margen sobre Keiko Fujimori en una reñida segunda vuelta, irrumpió en medio de un descontento generalizado contra la clase política tradicional.

En cuestión de semanas, pasó de ser prácticamente un desconocido para la política nacional, a ser el candidato que llegó a balotaje y que finalmente triunfó limpiamente, como determinaron luego las autoridades electorales, pese a las denuncias de Fujimori.

"Tiene en su contra a todos los poderes. No solo debe lidiar con los partidos de la oposición, que todavía no reconocen su victoria, sino también con los medios de comunicación, que han formado un bloque opositor", explica Chauvin.

Castillo, recuerda este analista, ha sobrevivido a dos intentos de vacancia, y enfrenta cinco acusaciones que podrían terminar con una suspensión del cargo.

 

A las presiones políticas e institucionales externas, se suman los errores propios. La base de apoyo de Castillo, un año después de que asumió el poder, no oculta su frustración dado que, en líneas generales, no ha cumplido con sus grandes promesas. Ni se dedicó más dinero, de forma sustantiva, a la educación; ni se promovió una asamblea constituyente para una nueva carta magna. Tampoco se castigó de forma ejemplar a la corrupción.

Castillo tiene actualmente una desaprobación de 71%, según una encuesta reciente del reconocido Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Otro sondeo, de la empresa Datum, presenta otro dato revelador: el 92% de los encuestados siente que Perú no avanzó en este primer año de mandato del presidente.

En torno al primer aniversario del Gobierno de Castillo y cuestionando también el rol del Congreso peruano, más de 100 organizaciones sociales se unieron para solicitar el adelanto de las elecciones generales "para salir de la debacle institucional en la que se encuentra el país". Entre las organizaciones que suscribieron el comunicado están la Asociación Civil Transparencia, Proética y la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.

"El presidente Castillo ha demostrado que no sabe gobernar. En menos de un año, ha nombrado ya 59 ministros, en un Gabinete conformado por 19 ministros", precisa Chauvin. Un ejemplo de esa inestabilidad puertas adentro del Gobierno ha sido la designación en un año de siete ministros de Interior, una posición clave.

A toda esta cadena de tropiezos se suma otra arista, también bastante inusual. Castillo gobierna sin tener un partido con representación en el Congreso. El maestro se inscribió como candidato de Perú Libre, un partido de izquierdas fundado por Vladimir Cerrón hace 14 años, para optar al cargo de presidente regional en la provincia de Junín, de donde es oriundo.

Cerrón, un médico neurólogo quien públicamente abraza al marxismo, estudió Medicina en Cuba durante algo más de una década, a partir de 1991. En la Isla realizó estudios de pre y postgrado y recibió formación ideológica en un momento álgido, ya que Cuba vivía el llamado Periodo Especial.

Castillo y Cerrón rompieron en octubre pasado. "Actualmente no tiene partido ni cuadros para elegir ministros, lo cual complica la situación cada vez que hay una crisis, una situación que se repite a cada momento", señala Chauvin.

Para este analista, "los ataques y su incapacidad de armar un equipo duradero se han traducido en un año perdido". Incluso algunos de los escasos logros, como haber aprobado una nueva reforma agraria, "han quedado mayormente en papel hasta el momento por la incapacidad para implementar políticas desde el Ejecutivo".

Un año después de que fue juramentado como presidente en Perú, tal vez el logro principal de Castillo es seguir en el poder.

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