Leisure City, Miami-Dade, FLORIDA.

“Mes de diciembre del Año del Señor 2020”.

Padre Joaquín Rodríguez

 

“Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron”. Juan 1,5.

Queridos hermanos:

He querido inspirarme en estas palabras, tomadas del evangelio según San Juan, y que aparece en la tarjeta virtual, diseñada para la Comunidad parroquial de San Martín de Porres y para que sirva, desde el hogar que es nuestra Parroquia, para felicitar a todos los fieles de ésta y de toda la Arquidiócesis de Miami. Pero el mensaje llega lejos, debido a que todos lo aprovechamos para felicitar también a familiares y amigos a quienes alcanzamos constantemente por los medios cibernéticos de la presente modernidad.

Muchos ya han respondido gratamente halagados y comentando el mensaje y el diseño. Ciertamente, los medios de que disponemos hoy nos permiten hacer mucho con pocos y sencillos recursos. Pero el primer recurso a nuestro alcance es la Fe, el segundo la Esperanza y el tercero, la Caridad: “Y la Caridad no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado”. Este Espíritu es el amor el don y la fuerza de Dios, y es el Amor quien nos hace ser “luz en las tinieblas” y “brillar” en medio de ellas. Sólo Dios puede lograrlo y El está “con nosotros”; a ese “Dios con nosotros” nos preparamos a recibir en la Navidad, la fiesta del “Emmanuel”.

Estamos terminando un año en el que hemos sido probados en casi todo. Muchos en el mundo lo han sido más que nosotros, porque muchos pueblos viven desprovistos de recursos en sus países y sin las provisiones y previsiones de que nosotros disfrutamos. No son situaciones perfectas, y la manipulación política ha venido a destruir y dividir, pero a pesar de todo somos afortunados y ricos en comparación con la mayor parte de la humanidad. Todos los sucesos y pruebas vividos nos llaman a reflexionar profundamente, a partir de nuestra fe y condición, en las cosas verdaderas e importantes de nuestra vida presente; de las conclusiones que saquemos de esa reflexión dependerá el rumbo que tomen nuestras vidas en el futuro.

Como al terminar cada año solemos hacer nuevos propósitos, la expectativas y sufrimientos que hemos experimentado este año 2020 debieran servirnos para proyectar un nuevo año con un espíritu más realista pero también, como discípulos de Jesucristo, de más esfuerzo en nuestra santificación: Sería el mejor regalo que le haríamos a cada hermano, amigo o ser querido con quien hemos compartido la “tarjeta” que nos anuncia que, al fin, “La luz ha brillado en las tinieblas” de este mundo, en el que Cristo  volverá a nacer en esta Navidad.

Con gran afecto y agradecimiento pido para todos los dones que, como su mejor bendición, Dios nos otorga con su “Luz que ha brillado” en el Nacimiento de su Hijo.